1.¡No me toques!

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El despertador sonó a las ocho en punto, lo apagué y volví a poner mi cabeza en la almohada y sin darme cuenta se habían pasado treinta minutos.

-¡Puto despertador!-grité

Me puse la ropa rápidamente, me lavé mis dientes y me peiné con mis manos. Bajé la escalera corriendo y todas las luces estaban apagadas.

-¡Mamá! ¡Llegaré tarde a la escuela!-agarré un sándwich y lo comí en dos bocados.

Golpeé la puerta de mi mamá unas diez veces y no contestó. Abrí, y mi madre estaba roncando con un libro tapando sus ojos.

-Mamá, necesito ir a la escuela-le toqué el brazo-Mamá, mami, madre-cansada de moverla, subí el tono-¡Mamá!

Se sobresaltó, sacó el libro de su cara y me miró confundida-¿Qué ocurre?

-Tengo que ir a la escuela.

Miró su despertador en la mesita de luz-Pero hija, recién son las seis, llegarás demaciado temprano.

En ese momento me convertí en Hulk cuando se enoja, me había preparado y ahora el puto despertador del maldito celular estaba puesto en la hora equivocada.

Salí de la habitación hechando fuego por las orejas y me volví a mi habitación. ¿Qué podía hacer? Ya me había despabilado, agarré una hoja y en una hora la tenía llenas de cálculos matemáticos.

Luego tomé una ducha y me corté las uñas de los pies.

Mi madre entró rápidamente por la puerta y me miró-Son las ocho y media ¡Apúrate!

Yo abrí los ojos en par y me puse mis zapatillas lo más rápido posible y agarré mi mochila.

Bajamos las escaleras con prisa, salimos de casa y nos subimos al auto.

Llegué al instituto, tarde. Ni levantarme dos horas solucionaba esto. Despedí a mi mamá con un beso en la mejilla y antes que se marchara le tenía que pedir dinero.

-No-mi madre me dijo por cuarta vez.

-Bien, pero no te sorprendas si en la cena le pregunto a papá por su camiseta favorita-caminé unos pasos para la entrada y un grito me detuvo.

-¡Sólo veinte!

Yo sonreí triunfante y volví a acercarme al auto.-treinta

Dió un suspiro y abrió su cartera, sacó tres billetes de diez y los dejo en mi mano.

-Te quiero mami-la salude.

-Yo también. Y no sabes cuanto-aceleró el auto.

Entré corriendo, me tropecé y mi cara impactó con el suelo. Por suerte, todos los estudiantes estaban en sus clases Excepto por uno que venía hacia a mi.

Peter se acercó a mi, me sonrió y me tendió la mano, yo la tome y agarré mis cosas del suelo.

-Gracias-le sonreí y camine a la clase de Historia.

-Espera...Tu eres Samantha ¿cierto?

Me dí vuelta-Sam, llámame Sam.

-Espera...tie-lo interrumpí

-¡Llegaré tarde a mi clase!

-Creo que ya es demasiado tarde.

Suspiré-¿Qué? ¿Qué quieres?

-Tienes tus zapatillas al revés.-apunta a mis pies.

-Gracias por avisar-entré en el salón.

El profesor comenzó a hablar, yo interrumpí su análisis y me miró con el ceño fruncido.

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