4. Andres.

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Estornude tres veces seguidas, me desperté y me toqué mi dolorido cuello, el señor bigotes seguía en mi cabeza y su cola color gris rozaba mi nariz haciéndome estornudar por última vez.

Saqué el gato asqueroso de mi cabeza y me puse de pie. Mi espalda y mi cuello se habían puesto de acuerdo para arruinarme el día.
Traté de girar la cabeza y el dolor me adormeció toda la zona del cuello. Intenté girar para el lado contrario y por mas que lo intentara no podía ¡Se me había trabado el cuello!

Respiré y tomé calma, necesitaba mi teléfono. Recordé que la noche anterior lo había dejado cargando en la sala de abajo. Bajé y me fijé la hora ¡8.30pm!

Mierda iba a llegar tarde. Maldije en mi mente a Hanna. Fui a su habitación y estaba roncando con un poco de baba esparcida en la almohada y Alex junto a ella.

-¡Hanna! ¡Alex! ¡Nos perderemos las clases! ¡despierten!-la moví pero ni rastro de vida. Agarré una pluma del plumero y la moví de un lado al otro cerca de su oreja y luego cerca de su nariz. Balbuceaba algo y parecía un ninja moviendo sus manos y pies.

-¿Qué hora es?-Alex bostezó

-Es tarde, levantensen-me puse de pie.

Y antes que saliera por la puerta un grito me hizo darme vuelta.

-¡No me comas zombie!

Genial, Hanna inconsientemente noqueó a Alex.

Creo que tengo que usar métodos más duros pensé agarrando un calcetín del hermano pequeño de Hanna, puse un broche en mi nariz y encontré un lápiz. Me reí maliciosamente y puse el calcetín en la cara de Hanna.

-¡Veneno! ¡me matan con veneno!-salió corriendo, y como cualquier persona que se levanta temprano, cayó de trasero gracias a la alfombra.

Hice lo mismo con Alex, pero el estúpido no cayó de trasero, sino con la cabeza.

-¡Gracias por levantarse! ¡Tenemos escuela!-cerré la puerta

Bajé nuevamente y fui en busca de un vaso de agua en la cocina, casi caigo por un brazo tirado del otro lado del sofá.

Me sentí como CSI Miami investigando un crimen. Me acerqué lentamente y solté un suspiro de alivio cuando vi a Beth desparramada en el sofá con muchos dulces a su alrededor.

Tuve la idea de picarle un ojo, haber si estaba muerta. Nunca entendí porque en las películas hacían eso. O sea, ¿picarle el ojo? Es ilógico, es más fácil pellizcar y ya. Aparte hasta que encuentras la ramita, los wuitres ya se han comido el cuerpo.

Acerqué mi mirada al reloj de pared ¡9:30am! ¡Ya había perdido dos clase!

Hanna Suzanne Jason me las vas a pagar.

Creo que no había forma de llegar temprano a la escuela. Simplemente el destino quería que durmiera más o que los demás duerman por mi.

-¿Por qué tanto escándalo? Es martes.-Hanna se cepillaba los dientes mientras bajaba las escaleras.

-Justamente...¡Es martes! ¡y perdimos dos clases!

Hanna hizo buches con agua, luego escupió y comenzó a reírse a carcajadas-Sam-rió¡Hoy a desinfección!

Mi cara de furia cambió a una de sorpresa ¿desinfección? Diablos, lo había olvidado. Golpeé mi cabeza con la palma de mi mano y comenzé a reírme.

-¿Por qué tienes tu cuello así?-imitó mi cuello contracturado.

-¡Por tu estúpido gato!-hice una mueca de dolor a tocar la zona afectada.

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