Kilimanjaro

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Te miraba mujer

cuando le hiciste el amor

a dos cabellos inertes

y perpetraste el más cruel de

los delitos. Consumir mi alma

en el amor desaforado.

Por una parte derretiste el hielo,

por otra me congelaste,

me hiciste caminar por Shira,

me guiñaste en Kibo,

y te hubiese besado en Mawenzi,

pero te olvidé en el centro.

No me amabas,

sentí que perdía el frío

en el que me enamoré por

decisión propia, sin escatimar

cuán fría estabas,

cuán coqueta sonreías,

cuán magnánima no eras.

Te espero cuando el solsticio

golpee a tu ventana

y cuando estés preparada

para escalar al Kilimanjaro

tomada de la mano

con el desconocido que siempre

te amó,

con el desconocido que no has de amar

hasta que por fin sientas el calor

de un verdadero hombre

enamorado de verdad.


Cuando se desnuda el interiorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora