Historia 12-"Debajo de mi casa"

427 39 2
                                    

Mi casa no es la gran cosa, es la más fea del vecindario ya que tiene un jardín muy descuidado y horrible. Mis vecinos, los cuales todos tienen una casa enorme con plantas y árboles perfectos, tiraban toda su basura en nuestro jardín delantero, haciendo que mis padres y yo nos enfadáramos todos los días.

Juré que algún día me iba a vengar teniendo una casa y un jardín perfecto con flores y arbustos preciosos; árboles y enredaderas con un corte perfecto. Les conté a mis padres mis planes para la casa pero siempre salían con la misma escusa.

—Entiéndelo, no podemos hacer eso. Cuando tengamos nuestra casa propia, tú serás el primero de encargarte del jardín.

Estaba furioso, en la escuela todos se burlaban por mi casa y por el maldito jardín, ¡como si fuera lo más importante del mundo! Así que cuando un compañero se me cercó, lo sujeté del cuello de su camiseta, lo llevé a una pared y saqué una tijera de los bolsillos de mis pantalones. Luego de amenazarlo diciéndole que nunca me volviera a cargar con mi casa, lo dejé irse. Me sancionaron por cinco días.

Cuando volví a mi casa, le conté a mi madre y me prohibió usar la computadora por un mes y todo por poner orden y defender a nuestra casa.

Cuando llegaron las vacaciones (tres meses después del incidente) mis padres se fueron a España para el casamiento de una tía que en mi vida la había visto, por eso aceptaron que me quedase en casa solo.

—Volveremos en cuatro semanas— dijo mi madre dándome un sonoro beso en la frente.

—No podrás hacer fiestas, ni pijamadas, ni venta de ningún mueble ni nada—me aclaró mi padre.

Asentí penoso, tampoco me importaba: no tenía ningún amigo para invitar a mi casa, así que como entretenimiento decidí mejorar el jardín de la casa. Compré semillas, brotes y todos los instrumentos de jardinería para empezar con la costosa decoración.

—Aquí vamos— suspiré.

Empecé a cavar para poner los brotes de árboles, quité los hierbajos de las antiguas plantas que ya estaban muertas y regué algunas otras que estaban por morir. En un momento escuché que alguien caminaba por detrás mío, así que me di la vuelta y no vi a nadie por eso me asusté. Luego de terminar de plantar las flores, los arbustos y todo fui a la cocina para prepararme una limonada.

Por la noche, escuché que alguien caminaba por debajo del piso, así que traté de dormirme pero no pude, ¡el maldito ruido no cesaba! Me levanté de la cama y traté de buscar de donde exactamente provenía el ruido pero no lo encontré. Iba a regresar a mi cuarto pero escuché un ruido debajo de mí y empecé a rasgar el suelo de madera hasta que sin pensarlo encontré una entrada. Accedí a ella sin pensarlo dos veces.

Cuando bajé los escalones, que eran de piedra, me encontré debajo de mi casa, sentí un viento y vi una sombra que pasaba por delante de mí. Avancé dos pasos y volví a retroceder por la misma sombra que antes había visto. Estaba asustado así que decidí subir por las mismas escaleras con las cuales me había tropezado, pero cuando tantee en la oscuridad en busca de ellas no las encontré. Escuché una risita detrás de mí, me di la vuelta y me asusté con lo que había visto: había un duende pero no como los del cuento de Blancanieves, ¡era un duende horrible! Parecía que estaba podrido y tenía un brazo fuera de lugar. Qué extraño era todo esto, permanecí en shock y el duende solo me fulminaba con la mirada con una enorme sonrisa en la cara. Un líquido salió de su boca rara y luego de eso se me tornó todo de negro.

Cuando me desperté estaba tendida en una cama completamente blanca, así que de inmediato supuse que no estaba en mi hogar.

—Al fin te despertaste— dijo un médico, felicitándome.

Intenté hablar pero no pude, el médico me alcanzó un espejo y pude ver como 5 puntos me unían la boca y no la podía abrir.

InconclusosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora