Pasada la medianoche escucharon como se abría la puerta del sótano que hacía un ruido espantoso. Bajaron para ver si ocurría algo, pero solamente vieron una sombra en la pared. Estaban un poco dormidas, ya que eran las dos de la mañana y por eso no le dieron mucha importancia. Se disponían a subir nuevamente para dirigirse al cuarto, pero cuando pusieron un pie en el escalón se cortó la luz.
— ¡Oh, no! —exclamó Cat.
Luego de tantear por las paredes, Eva encontró una puerta de hierro que antes no había visto, la abrió y pudo sentir como tocaba algo frío y grande. Pensó de inmediato que se trataba de la cápsula que tanto habían buscado.
— ¡Cat!— llamó, pero su amiga no le contestó.
A lo lejos se escuchó un grito que era de su amiga. De inmediato, Eva trató de localizar a su amiga, pero tardó unos cuantos minutos. Cuando por fin la encontró no pudo contener un grito de horror: Cat tenía un cuchillo en la mano y estaba vestida como una niña de 5 años con ropa antigua, tenía una enorme sonrisa macabra en su rostro.
Eva solo pudo hacer algo: correr. Corrió por los pasillos que contenía el sótano, que era como un laberinto, en busca de la salida pero no había otra puerta excepto la de la habitación que contenía la cápsula. Eva no sabía que le sucedía a Cat, ella había pensado que podría estar poseída por algún espíritu maligno o algo así, pero era muy ridículo pensarlo debido a que no creía en esas cosas.
Luego de seguir corriendo y ver que ya estaba a salvo, se sentó en el suelo y descansó, pero no duró mucho ya que vio a la tenebrosa Cat acercarse por el pasillo. Se paró rápidamente y tanteó la pared en busca de algo con que defenderse, pero solo encontró una linterna y la puerta de metal nuevamente. Luego de pensar por unos segundos si meterse en la habitación donde estaba la cápsula o seguir en busca de la salida perdida, decidió lo primero.
Una vez dentro, prendió la luz de la linterna y pudo ver la enorme cápsula, trató de abrirla pero no pudo. La joven ya estaba cansada de intentar abrirla con todo lo que encontraba, así que no pudo hacer nada más que rendirse. Nuevamente, se sentó en el suelo pero se levantó al instante porque había tanteado una herramienta. Intentó abrirla y luego de unos interminables segundos lo logró.
Dentro de la cápsula solo había un objeto que le llamo la atención, era un collar con tres nombres: "Zoe, Eliz... y..." no pudo saber los últimos dos nombres porque estaban un poco borrados. Después de observar detenidamente ese collar se dio cuenta de que estaba unido a una foto de 3 niñas no muy grandes. Eva sabía que había visto a dos de aquellas chicas pero no sabía dónde ni cuándo. Le dio la vuelta a la foto a ver que decía y se encontró unas frases:
"Zoe Klim: 1945—1955. Que Dios te proteja durante tu viaje al paraíso, aunque no nos encontrarás allí. Eres un ángel, pero tuve que hacerlo por tu bien."
"Elizabeth Ferrer: 1942—1955. Eres la reencarnación de Lucifer. Que tengas un lindo viaje al inframundo, porque te lo mereces. Nos vemos allí."
Eva no podía creer lo que estaba leyendo, ¿quién sería tan cruel de ponerle esas letras a una niña que posiblemente estaba muerta? Solo quedaba leer una frase, pero por alguna extraña razón no se sentía segura de hacerlo.
"Catherine Collins: 1950—1955. Estoy escribiendo mi propio año de muerte, extraño a mis amigas Zoe y Eli pero no tuve más remedio que deshacerme de ellas. ¡Eli había matado a Zoe! Necesitaba ser castigada pero no podía decirle a nadie lo que había hecho. Al fin y al cabo, yo también tendría que considerarme irme con Elizabeth.
¿Cómo una niña de apenas cinco años podría escribir algo semejante? Pensó Eva aún sorprendida. Luego de leer por segunda vez el texto se dio cuenta que esa Elizabeth y esa Catherine eran las mismas que ella conocía: su tía y su mejor amiga. No podía asimilarlo, ¿cómo seguían vivas si habían muerto? A que con eso se debía la clausura...
—Mentirosas—susurró, con un poco de miedo.
De repente golpearon la puerta de la habitación. No recordaba haberla cerrado, pero aun así no pudo contenerse y la abrió: en frente de ella se encontraban Elizabeth y Catherine.
— ¿Qué haces aquí, mi querida Eva?— Le preguntó la tía, observando a la chica quien estaba arrodillada en el suelo con lágrimas empapándole el rostro.
— ¡Aléjense!—gritó Eva, tomando coraje.
Cat se abalanzó sobre ella con el cuchillo en la mano. Lo único que se escuchó en ese gran casa fue el último grito de Eva.
Los vecinos habían reportado que cosas extrañas sucedían en esa casa. Se escuchaban gritos de noche y nunca se veía salir a nadie, así que por eso mismo recurrieron a la policía.
—Oficial, ¿encontró algo nuevo? —le preguntó uno de los policías a otro, quien parecía ser el de mayor cargo.
—No exactamente. Solo el cuerpo de aquellas dos chicas y una cápsula del tiempo que estaba completamente vacía. Cada una de las chicas tenía un collar con sus respectivos nombres, así que fue fácil identificarlas, a pesar de que sus cuerpos ya estaban demasiado descompuestos.
— ¿Cuáles son los nombres de las chicas? —volvió a preguntar el policía, completamente intrigado de lo que le decía su mayor.
—Sus nombres eran Zoe, Elizabeth y Catherine.
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Inconclusos
Mistero / ThrillerLo que todas estas historias tienen en común son los finales inconclusos. --------------------------------- Créditos de la portada a: @DesignSquad