17/02/18

42 1 0
                                    

17/02/18

Esta semana fue un desastre, el lunes nos robaron de nuevo, esta vez a mi también. Se llevaron sólo un dije viejo que solía usar en la primaria.
El martes probé gimnasia artística, lo cual no funcionó porque el profesor está terminalemente loco.
El miércoles Jack se quebró el brazo en polo, así que estuve toda la noche en el hospital.
El jueves decidí ir a dormir a la casa de Hannah, una de mis mejores amigas. Hannah es rubia, alta y bonita. No recuerdo exactamente lo que ocurrió, pero la discusión llegó a un punto en el que no pudo volver atrás y debí irme. Las demás no lo saben, y es mejor así. La cereza del postre fue llegar a casa con la cara roja e hinchada a las cuatro de la mañana y descubrir que la alarma estaba encendida. El desastre culminó mi cerebro.
El viernes no fui a clase, no quería ver a Hannah, y si ella le había contado algo a las demás, estaba segura de que todas estarían en mi contra, como solía ser.
Hoy sábado, lógicamente estaba harta de estar dentro de casa y decidí salir a un boliche con Andrew.
Ahora son las siete de la mañana y apenas puedo escribir. A las tres, cuando llegué, apenas podía caminar, sabía muy bien que me pasé mucho de copas y estaba aturdida cuando sucedió.

ThiefDonde viven las historias. Descúbrelo ahora