Baile en desgracia

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Es parte de nuestra naturaleza luchar por sobrevivir, pero hay diferentes formas de hacerlo. Podemos quedarnos y pelear por lo que es nuestro, por lo que queremos, amamos; pero también podemos huir, escapar de aquello que nos atormenta y empezar de nuevo, lejos de todo problema. La pregunta es, ¿podrás vivir contigo mismo sabiendo que no lo intentaste todo?¿o te atormentará por el resto de tu vida?

Había pasado un día desde que desaparecieron estos tres curiosos pasajeros y aún no habían tenido noticia de ellos, todos estaban en tensión, muchos siquiera habían comido. Pero pocos se preocupaban verdaderamente de que volvieran sanos y salvos, de lo que tenían miedo es de que les pasara a ellos algo parecido.

Había uno que, como siempre, se saltaba la regla de la ansiedad, Omar. Él estaba acostumbrado a que la gente desapareciera y no volviera en días, o que no volviera directamente. De donde venía, siempre habían sido así las cosas, y siempre lo había llevado bien, hasta que tuvo que experimentarlo en sus propias carnes.

Era una tarde tranquila, estaba jugando con su hermano pequeño en un parque medio abandonado, lejos de todo el mundo, les gustaba la sensación de soledad. Él tenía 18 años y su hermano 12, todo apuntaba a una tarde encantadora que terminaría con una deliciosa cena en familia, pero no acabaron así las cosas exactamente. Omar fue a la fuente a beber un poco de agua, se descuidó un momento, diez segundos a lo sumo y, cuando se giró, su hermano había desaparecido. Este empezó a correr y a buscarlo por todas partes, entre los arbustos, el los árboles, se llegó a meter incluso en un lago en el cual solo podrían vivir ciertas bacterias. Pero nada.

Cuando se dio cuenta de que no había forma de encontrarle, se sentó en un banco y lloró, lloró como nunca lo había hecho. Sabía perfectamente como iban las cosas, a las pocas horas les llegaría una carta con un presupuesto a pagar si querían volver a verlo, pero como siempre, era un presupuesto desorbitado.

Poco a poco, iban llegando incentivos para que pagaran la deuda, un mechón de pelo, una uña, un dedo, hasta que un día llegó una oreja. Llegados a ese punto la madre de Omar no fue capaz de aguantar la presión un cayó en una gran y profunda depresión, nuestro protagonista, por otro lado, huyó de allí, cogió el primer avión que salía en rumbo a Inglaterra y nunca miró atrás.

En las tierras del té, la lluvia y la reina, consiguió un trabajo como profesor de baile, siempre se le había dado bien esa materia, pero se le daba mucho mejor la seducción, consiguió liarse con prácticamente todas las mujeres a las que daba clase. Poco le importaba que estuvieran casadas, o que el estuviera comprometido, a ellas tampoco parecía importarles que se liase con unas al poco de estar con otras. Además de que tenía ciertos problemas con la bebida y una ligera obsesión con el tabaco. Supongo que esta era su forma de huir de su realidad, de su pasado, nunca me llegó a confesar el porqué de su comportamiento.

Su vida iba como la seda, hasta que un día, llegó una muchacha a su clase, Tatiana. Joven, muy joven, pero a su vez muy guapa, era el sueño de todo hombre. Pero cuando bailaba, su mente creía que estaba soñando. Así que no tardó mucho en empezar a ir tras ella y esta, como a fin de cuentas era una joven sin experiencia, cedió. Tuvieron relaciones varias veces, para él no significó nada especial, pero ella empezó a obsesionarse con él, afortunadamente para nuestro protagonista, ella sabía como debía comportarse de cara a la sociedad y a su novia. Pero el problema no era ella.

Como ya he comentado, su hígado no era exactamente el de un deportista de élite, me sorprende que no fuera eso lo que le mandó conmigo, sinceramente. Pero la cosa es que un día, le escribió un mensaje mientras se tomaba lo que sería su décima cerveza: "¿Quieres un niño?"

Ella no le dio importancia, sabía que estaba borracho, pero tuvo la mala suerte de no estar sola, estaba con un amigo que lo sabía todo y nunca lo había llegado a aprobar. Cuando leyó el mensaje pensó que todo esto había llegado demasiado lejos, así que fue a visitar a la novia de nuestro protagonista y le contó todo. A partir de entonces empezó la decadencia.

Emily, que así se llamaba, le amenazó con denunciarle a la policía si no arreglaba las cosas, pero no eligió el momento adecuado, un sábado por la noche nunca era el momento adecuado. Así que se vio obligada a cumplir su promesa, pero este huyó antes a EEUU y decidieron dejar el tema como estaban, para ahorrarse problemas. A fin de cuentas nunca les iba a volver a molestar.

Lo que Omar nunca pudo imaginarse es que, dos años después, cuando todo había vuelto a su realidad. Le llegaría una carta con un incentivo que por poco le mata del susto:

Ven y lo verás entero

Junto a la carta había otro dedo.

-Chicos, ¿No os parece raro el ruido que está haciendo el tren?

Pero cuando Ellen decidió preguntar ya era demasiado tarde, estaban en un gran puente, con un bosque bajo sus pies y, por alguna razón el puente no aguantó el peso del tren y cayó. O al menos eso es lo que debemos creer.

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⏰ Última actualización: Aug 16, 2015 ⏰

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