¿Alguna vez habéis ido de campamento? A uno en el que hay gente que no conoces. Al principio puedes sentirte intimidado, avergonzado, deprimido incluso. Pero, a medida que pasan los días, te ves obligado a convivir con el resto de la gente, y descubres que no sois tan diferentes después de todo. Incluso, a la hora de irse, lloramos y nos aferramos a lo que sea para creer que seguiremos en contacto, que nos volveremos a ver, porque ya somos como una familia. A fin de cuentas, todos estábamos allí por la misma razón, ¿no?. Aunque dependiendo de a donde vayas, el objetivo puede ser diferente...
Media hora más tarde, el tren paró en otra estación.
-¿Ya hemos llegado? Vengo a esta ciudad casi todos los fines de semana, ¡¿Para venir tan cerca tanto puto secretismo?!
-No hemos llegado -Dijo Meredith segura de si misma- Mira a la gente que hay en el andén, están tan desorientados como nosotros.
-Y llevan demasiado equipaje también -Puntualizó Ellen
Y así eran, otras cinco almas perdidas se encontraban sobre el andén. Creo que merece la pena presentarlos brevemente.
La primera de todos era Alexandra, una chica nacida en Italia pero que se mudó con su familia a América por asuntos de negocios. Siempre había vivido sin carencias, de manera que se había convertido en una chica con grandes inclinaciones hacia las artes y las letras. Allí estaba con su canon, era una gran aficionada a la fotografía, pero amaba todas las artes sin excepción. Tenía grandes conocimientos en latín, griego, filosofía y sobretodo, historia, pero esa es otra historia.
Allí estaba ella con sus negros rizos y sus hechizantes ojos verdes, a su lado se encontraba Adrien, de origen parisino y muy culto. Era el típico nerd de libro, 10 de media. Las universidades se lo rifaban, pero su sueño era estudiar medicina en Cambridge. Él y Alexandra se conocía desde hacía años, llegaron a la ver a América.
Por otro lado tenemos a Omar, un Mexicano de pura cepa con muchas historias de enredo a su espalda. Tras él, dos chicas, Silvia y Ariana. Ya os hablaré sobre ellas, no quiero aburrir al personal.
La primera en avanzar hacia ese vagón de mala muerte fue Ariana, fuera de todo pronóstico, ya que era la única que no había hecho un gesto desde que llegaron a la estación. Los demás simplemente la siguieron. Dejaron las maletas en una pequeña habitación que había junto a otra que se suponía que era el baño. Algunos decidieron guardar algunas cosas con ellos por desconfianza, Andrien, todo. Un inteligente movimiento.
El tren se puso en marcha al poco de sentarse los nuevos pasajeros, el silencio era asfixiante, hasta que la chica de los largos cabellos fue capaz de perder su vergüenza por segunda vez aquel día.
-Perdona, pe-pero, ¿eres Justin Bieber?
El joven tatuado se quitó las gafas y sonrió. La muchacha no pudo hacer otra cosa que desmayarse. Adrien fue corriendo a ver si se encontraba
-Por favor, chaval, si le ha dado un ataque de nervios. Lo peor que le puede pasar es que se ponga a llorar de la emoción- Bromeó Meredith. Justin no pudo evitar soltar una carcajada, sabía muy bien de lo que estaba hablando aquella mujer.
Cuando Ariana logró reponerse de haber cumplido uno de sus mayores sueños en la vida, empezó a sonar una voz metálica. A Josh le recorrió un escalofrío por todo el cuerpo, tenía un mal presentimiento.
Sean bienvenidos al Life-Express, donde sus peores recuerdos serán sacados a la luz como terapia para ayudarles a seguir con sus vidas, a***ll** q** sal*** v**os-susurró- Esperamos que hayan cogido sus pertenencias más importantes y las tengan a mano, porque por exceso de peso nos vemos obligados a desprendernos de la habitación número 2. Tienen 30 segundos para coger una última cosa.
Todos se miraron con una mueca de sorpresa en sus ojos. Dos segundos después, nueve de los diez pasajeros estaban peleándose para coger sus pertenecías más valiosas.
LISTA DE COSAS QUE LOGRARON SER SALVADAS
Meredith: Su botiquín de primeros auxilios y algo de comida
Ariana: Ropa
Justin: Su iPhone y una gorra
Ellen: Una foto de su mujer y su tablet
Josh: un bate de baseball y una pelota
Omar: Ropa también y algo de comida, principalmente tequila y cerveza
Silvia: Todos los materiales que un criminólogo y un forense podría necesitar
Alexandra: Su cámara, su ordenador y su equipo de costura
Mike: Droga
En ningún momento dije que todos los elegidos fueran precisamente, inteligentes.
Acaban de pasar sus treinta segundos, por favor, abandonen la sala.
No había acabado de sonar la grabación cuando se desprendió la sala. Todos corrieron para salir, pero no les dio tiempo a todos. Silvia se quedó en el vagón.
-¡Salta, joder!-Gritó Josh
Ella, por miedo a lo que pudiera ser la otra opción.
Saltó, saltó tan alto como y lejos como pudo y afortunadamente Omar la pudo coger. Sus pies tocaron levemente el suelo y eso le causó una herida, pero nada más.
-Gr-gracias.
-¡Está sangrando!- Estalló Alexandra
-No exageres, por dios. He tenido pacientes que hubieran matado por tener solamente eso. Ven, yo te curo. -Meredith la cogió e hizo lo único que había sabido hacer desde que nació. Curar las heridas de otros.
Así acabó la primera tarde en este expreso que nos traerá muchas otras anécdotas que, algunos de ellos, serán capaces de contar. De momento quedémonos con que al acabar de curar a Silvia, salieron lo que se suponía que eran unas camas de debajo de los asientos.
-Creo que quiere que nos vayamos a dormir-Dijo Ellen
-¿Es esta mierda? ¿Y sin cenar?- Exclamó Mike con asco en sus ojos
-Si tienes algún problema siempre puedes dormir en el suelo, cariño
Mike se estaba dirigiendo hacia Ellen, nunca nadie había sido capaz de plantarle cara, cuando la voz metálica volvió.
Por favor, les rogamos que no se maten entre ustedes, al menos de momento. La comida les será otorgada en función de sus acciones. Que tengas dulces sueños.
-Nos escuchan
-Y nos ven
Todos empezaron a mirarse con caras estupefactas, hasta que Alexandra decidió hacer lo que mejor sabía hacer. Fotografiar cada rincón de ese vagón como si le fuera la vida en ello.
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Historias de un viaje cualquiera
FanfictionUn vagón de tren, diez personas, varias historias y suficiente tiempo como para escucharlas todas. ¿Te atreves a descubrir el verdadero interior de estas personas a las que la vida las ha tratado a cada una de una forma diferente?