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Habían pasado dos días desde que se había convertido en tendencia por algo a lo que no estaba acostumbrado.
Claro, sabía que desde había empezado a ser amigo de los chicos, se había distraído, por lo menos para él, notablemente de su contenido.
Aunque aun seguía siendo activo en redes, no de la manera en la que sus seguidores estaban acostumbrados.
Lo usual en él era hacer streams día por medio, con actividades planeadas antes de comenzar, interactuando con su comunidad con entusiasmo.
Pero ahora, parecían ser transmisiones más cortas y completamente espontáneas en las que se dedicaba a hacer lo primero que se presentaba.
Al principio, creyó que no era para tanto, solo sería cuestión de un par de días para que se calmen las aguas y volver a reaparecer con las energías y su estilo de contenido renovado.
No obstante, con el pasar de los días notó que solo iba en aumento. Hasta sus amigos le enviaron mensajes, preocupados por él.
Pero solo lo ignoró, diciendo que estaria bien, que era fuerte, que su comunidad iba a calmarse en algún momentos y ahí sería donde él volvería a ser él mismo, como siempre lo era.
Sus amigos sabían que era fuerte, por supuesto que lo sabían. Lo habían visto con sus propios ojos, múltiples veces.
Él era un fuego incandescente y abrasador que quemaba todo lo que se cruzaba en su camino. Pero el problema del fuego es que, si nadie lo cuida, se apaga.
──¡Elliott, te juro que me voy y te dejo acá encerrado!──exclama, empujando sus libros dentro de su mochila mientras con la otra mano toma las llaves──. ¡Apurate!
──¡Voy!──contesta, bajando las escaleras a toda velocidad.
──¿Agarraste la cartulina?
Sus ojos se abren con sorpresa──¡La cartulina!──pasos subiendo las escaleras vuelven a ser escuchados incluso aún más rápido que antes, si eso era siquiera posible.
