Nuestra primera vez

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No fue hasta el siguiente sábado cuando el peliazul decidió acabar con todas sus dudas y ponerle pecho a la situación, ese día Nagisa debía ir a su casa, había sido una larga semana y querían relajarse de la manera que a ellos más le gustaba; Estando juntos.
Aunque el de orbes violetas no estaba muy contento con esta situación ya que no estaba seguro sobre cómo encarar el tema pero con lo obstinado que era y orgulloso estaba segurísimo esa misma noche harían "el amor".

Había organizado su habitación, colocando todo en su lugar, esa semana movida había logrado corromper el orden de su habitación volviéndolo un lugar no muy hermoso para habitar.

Una vez que su nido de amor estaba limpio y organizado, compró lo necesario incluido un nuevo paquete de esa bolsa para que su mariposa se pueda insertar de forma segura en la cueva de su pingüino.

Llegado el momento, luego de haber cenado y luego de haber despedido a sus padres para que vayan a la dichosa fiesta de la que le habían estado hablando toda la semana, por la cual obviamente había elegido ese día. ¿Qué pensaban? ¿Que lo iban a hacer con los pobres padres del ojivioleta ahí adentro? No, señor.

Todo comenzó lento, luego de un par de besos y dulces caricias en la cama del de pelo azul, la cosa se empezó a tornar más apasionada y ya no eran simples caricias en las mejillas o en la espalda, ambos pares de manos recorrían los cuerpos del contrario lentamente, explorando, dejándose llevar por el calor del momento y por el instinto, los dos eran principiantes en el tema, pero juntos, se harían expertos.

De a poco las prendas se hacían simples estorbos, y en cuestión de segundos ya habían sido depositadas en alguna parte del suelo, todo estaba pasando como debía ser, dulce, lento, eran dos pequeñas aves aprendiendo a volar, los besos estaban de más y eran colocados por el más alto en cada sitio que se le era permitido.

Cuando se sintieron preparados, Rei se colocó entre las piernas del pequeño blondo, abrió una botella de lubricante que, por cierto, este último había comprado. Se colocó su bolsita mágica -Preservativo- y comenzó el trabajo de dilatación.

Tuvo muchísimas dudas, podía sentir cómo el pequeño se retorcía de dolor aunque este digiera todo lo contrario, así que lentamente comenzó a acariciar el cuerpo del de orbes fucsias para distraerlo y darle placer. Quién podría decir que el pequeño pingüino era tan sensible cuando tocaban sus rosadas tetillas.

Luego de escuchar un gran grito escapar de la dulce cavidad bucal del rubio se dio cuenta que había tocado el punto correcto, había investigado sobre el tema obviamente. Luego de tomar eso como la aprobación para meter su nada inocente y pequeña mariposita -Cof cof mariposota cof cof- en la entrada del más bajo.

Luego de unos minutos de esa dulce e inexperta danza, llegaron al clímax juntos. Rei retiró la bolsa de su mariposa ya dormida y tapó ambos cuerpos con una fina sábana y durmió plácidamente con su hermoso novio, quien antes de dormir le regaló una de sus bellísimas sonrisas y un te amo el cual él respondió con un beso y un yo también.

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⏰ Última actualización: Jun 15, 2019 ⏰

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