Capítulo 7

29.2K 1.5K 10
                                    

En ese momento me juré a mí mismo que sí las cosas salían adelante con ella, jamás la dejaría llorar de nuevo. 

Verla acurrucarse contra el volante del auto mientras lloraba había surtido un efecto extraño en mí.

Decía la verdad cuando dije que quería asegurarme de que estuviera bien. 

Pero la había sacado de su auto y metido en el mío en un acto de puro egoísmo. Era yo el que no quería verla llorar, era yo el que; por alguna extraña razón; no podía soportarlo.

Pensé que iba a mandar a volar cuando la metí en mi auto. Pero para mi sorpresa ella estaba dispuesta a conocerme y empezar de una mejor manera.

- Que crees que se pueda hacer a las 11 de la noche en Londres?- preguntó sonriendo mientras se abrochaba su cinturón de seguridad. 

- No lo sé, pero ya nos las ingeniaremos.

Encendí el auto y el reproductor de música. Y en menos de cinco minutos estábamos en la carretera cantando a todo pulmón "Locked Out of Heaven" de Bruno Mars. Reímos y bromeábamos, y yo sentía que finalmente algo estaba saliendo bien ese día.

A las afueras de la ciudad se encontraba mi cafetería preferida. 

Se trataba de una cafetería temática de los años 60 que abría las veinticuatro horas al día.

Solía ir allí desde que había empezado la universidad por lo que ahora prácticamente todos eran parte de mi familia.

Estacione el auto cerca de la entrada. Y luego de ayudar a Natasha a salir del auto, entramos.

Honestamente me encantaba el ambiente aquí. Los asientos eran con estampados de líneas, mesas cuadradas. Colores pasteles en las paredes, pisos de cerámica a cuadros, barra de metal, y rockolas antiguas con lámparas de lava.

Y a pesar de que eran más tarde de las 11 había una buena cantidad de gente comiendo y hablando.

Nos sentamos en la mesa que solía frecuentar.

No pude evitar sonreír cuando vi la cara de Natasha inspeccionando todo el lugar.

- Nunca había visto un lugar así- admitió con una feliz sonrisa- Bueno, obviamente los había visto en películas. Pero jamás....Wow! Jamás pensé que de verdad existieran- río feliz mirando otra vez a su alrededor. 

- Me gusta mucho, pensé que también te gustaría a ti- sonreí nervioso, esperando que confirmara lo que decía. 

- Me encanta.

Me sonrió tiernamente y yo a ella. 

Este día de verdad estaba mejorando a escalas mayores.

Alguien parado frente a nosotros carraspeó con su garganta, sacándonos de nuestra ensoñación.

- Hola Bree!- salude a la mujer que tenía en frente. Bree era condenadamente atractiva a sus 40 años, de piel morena y actitud encantadoramemte divertida. 

- Hola guapo! Tenías una semana que no te pasabas por aquí, donde estabas? 

- Ya sabes, por ahí. Ella es Natasha. Es la primera vez que viene a un lugar como este. 

- Hola lindura. Ya verás que vas a querer volver. Te voy a traer la especialidad de la casa. 

- Gracias, a decir verdad ya me encanta este sitio- sonrió ella a Bree que le devolvía la sonrisa. 

- Me parece genial. En seguida les traigo las bebidas y sus órdenes.

Antes de que ninguno de los dos pudiésemos decir nada Bree ya se había alejado.

Natasha estalló en carcajadas y sus mejillas se tiñeron de rosa.

- Cual orden? Cuales bebidas? No pedimos nada- comentó todavía riendo. 

- Bree tiene ese toque. Sabe lo que las personas tienen y quieren con sólo hablarles. Es buena cuando quieres expresarte con alguien. 

- A sí que Breé me puede contar todos tus secretos?- comentó ella risueña.

Pero yo me quede ido. A decir verdad Bree sabía cosas de mi que no quería que Natasha supiera.......todavía.

- Era sólo una broma, lo siento- susurró ella cuando notó mi ceño fruncido. 

- No pasa nada.

Afortunadamente en ese instante Breé llego con la comida y dos malteadas de fresa.

Ilegalmente Perfecto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora