-Puedo escucharte, cada grito, cada suspiro, cada gota de tu sudor caer a la alfombra mientras te escondes debajo de tu cama como una patética rata; puedo oler tu miedo, tu odio...- el chico esbozo una sonrisa al cristal polarizado en negro que se encontraba frente a él.
-Y déjame decirte que es exquisito...- y es que la hora del doctor o como a él le gustaba llamarle "la hora del circo" había comenzado.
Alguna vez fui como tú, un chico de bien, temeroso del buen dios que iba a misa todos los domingos acompañando a su familia, eso hasta que los matara a todos.
Viví como tú, respire tu aire, compartí los mismos bobos recuerdos y las estúpidas conversaciones con mi familia, cada pleito, cada celebración, cada risa... cada grito agónico aún sigue en mi cabeza.- aquella recamara blanca, solo adornada por un único banquillo y una bocina a pocos centímetros de él que hacían que lograra comunicarse con su loquero.
Mientras duermo, si a cerrar los ojos un par de segundos por las madrugadas para despertar gritando como un psicópata se le puede llamar dormir.
Ellos vienen, los escucho, rasgando en mi cabeza, quemando mis tímpanos desde dentro de mi cerebro; Llamándome... gritándome, volviéndome loco...
Pero he de decir que lo merezco, todas y cada una de esas escenas que pasan por mi cabeza cada noche antes de ir a acostarme... todas y cada una de las palabras que les escucho decir justo a mi lado.
Como dije antes, fui como tu... alguien con amor por la vida, por todos...
Hasta que lo vi a él; tan glorioso... tan genial, mucha gente lo comparaba con un dios, el dios de la muerte al cual yo comencé a adorar ciegamente tan pronto y lo tuve frente a mí.
Si, lo recuerdo, lo recuerdo muy bien, sus ojos, su voz... su piel...
Su sola presencia hacia que la gente alrededor temblara, era como si un aura llena de peligro y muerte lo rodeara... yo lo quería.
Aquellos ojos marrón oscuro, esos ojos profundos en los que podias sumergirte, sin embargo jamás lograrías salir.
Esa voz, gruesa, demandante, escalofriante... el tan solo escucharla hacia que mi piel se erizara y que los que estuviesen alrededor se orinaran encima.
Su piel... esa morena piel, esa piel canela que aun manchada de rojo podía verse tan atractiva ante mí, al igual que todo él, su cabello, su aroma, sus labios, cada parte por mas diminuta que fuera...
Todo él era perfecto para mí...- no pudo evitar que aquel suspiro melancólico se escapara de su voz, aunque para él la mayor agonía que podría tener ahora era está lejos de su amado.
Su manera de caminar, de vestir, su mirada...
La manera en que se encargaba de callarles la boca a todas esas personas idiotas...
Debiste verlo... era maravilloso, precioso...
Como un ángel que bajaba desde el cielo para hacer el trabajo sucio, solo que en lugar de alas llevaba un par de escopetas y en lugar de paz repartía la muerte; podias saber que algo iba a ocurrir cuando con sus ojos te comía vivo.
Yo lo hice la primera vez que me miro...
La manera en que nuestras miradas se cruzaron aquella noche cuando prendimos fuego a ese asqueroso restaurante; La forma en la que me tomo en sus brazos, y me beso...
Mientras el olor a grasa quemada y sangre cada vez se hacía más fuerte, no importaron los gritos de las personas en el lugar, lo único que pude escuchar fue mi corazón palpitar a mil por hora, y a él decirme: Te amo.
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Enfermo~ [Wigetta]BL Fanfic
RomanceAU/+18~ [ATENCIÓN este fic puede contener escenas de sexo, gore y violencia] Samuel y Guillermo son una pareja muy especial, tienen sus peleas como cualquier otra, tiene sus momentos de paz, sus momentos romanticos. Lo que los hace realmente distint...