Schizophrenia † [KaiSoo]

14 de Agosto

Cuatros día había pasado ya desde el anterior incidente en donde había golpeado con brutalidad a aquél hombre que al parecer resultaba bastante cercano a KyungSoo, y claro, eso lo notó en cuanto desde el elevador le gritó asesino y que se alejará de Soo. JongIn en un principio intentó ignorarlo, su día había comenzado feliz con la noticia de que era día de hora con Soo, eso le gustaba. No imaginó nunca que a final del día terminaría con un hermoso doctor odiandole.

Respetaría la decisión de Soo, ¿por qué? Respuesta clara no existía, solo creía que era lo mejor para su psiquiatra, y vaya que había cambiado en tan solo días el asesino Kim JongIn. Bueno, ¿qué esquizofrénico no cambiaría cuando las horribles alucinaciones huían de su ser al tener la imagen de su vecino/doctor cerca? Lamentable era que ahora ese personaje le odiaba, más lamentable aún el tener que observarlo como todo un psicópata desde el agujero de su puerta, esperando por horas que Soo entrara o saliera del departamento que se situaba en frente suyo. Sentía que la impaciencia lo comía, y es que se pasaba todo el día mirando por ese agujero. Su mejor amigo le había regañado ya repetidas veces por no ir a compartir las putas, las drogas o el alcohol con él, y es que JongIn estaba más preocupado por el hermoso rostro de Soo que enseñaba tan solo seriedad absoluta últimamente. 

— Joder, TaeMin. Necesito verle, que me perdone. ¡No lo sé! Esto es frustrante.— Comentó JongIn pegado en a puerta a su amigo, quien entre gemidos se follaba el cuerpo de una chica, chica la cual para sorpresa de todos no había sido asesinada por JongIn, sino que por el mismo TaeMin. El moreno se hallaba con los ánimos por lo suelos los últimos cuatro días.

— Ah, joder...— Y supo que su amigo había acabado. —Pues... Ve y le pides perdón, luego follan y... Espera, ¿acaso estoy soñando? Kai desde hace cuatro días que no se despega de su puerta, y en esos cuatro día cada cinco minutos me hablas de tu vecino. HAHA, estás enamorado.— Sentenció TaeMin quien ordenaba sus ropas con una gran sonrisa en su rostro. Bueno, nunca había visto a su amigo de aquella forma, eso seria un arma a favor para molestarlo a futuros, le encantaba.

— ¿Enamorado...? ¿Qué es eso?— Esta vez todo el cuerpo de JongIn se giró, para cruzar miradas con el sonriente Tae.

— Vaya, Kai, tú si que eres tonto. Estar enamorado es cuando encuentras a una persona, a una persona que te complementa y mejora. Es fijar todo de ti, en alguien por quien sientes esas putas cosquillas en el estómago que la verdad no es calentura, es como una maldita náuseas que te lleva a vomitar felicidad. Estar enamorado es la mejor mierda del mundo, ¿por qué? Porque te mata y te revive, te hace mierda con felicidad. El amor es una mierda, pero joder... Es la mejor mierda que hay en este mundo. Hay diferentes tipos de enamorarse, esta de un objeto, enamorarte de tu familia, de un paisaje y bla bla bla, pero al final de todas estas mierdas, Kai, esta enamorarse de un prójimo, de alguien que no tiene mayor conexión contigo, de alguien que no quieres como un padre o una madre, sino como tu pareja, e ahí las supuestas relaciones serias. Kai, tú estas enamorado, ¿sabes cómo lo noto? Primero, en tu cabeza no hay otra cosa; segundo, su nombre ya llenó estas malditas paredes; tercero, no te lo has follado; cuarto, lo tienes vivo. Esto es increíble, Kai.— Esta vez en su rostro la expresión era de completo orgullo, su pequeño niño enamorado, y él que ya comenzaba a perder las esperanzas.

— Qué asco... ¿De dónde sacas esas vergas? Qué puto asco me ha dado te descripción. Ah, creo que vomitaré.— Una mueca de completo disgusto se presentó en el rostro de Kai, y no precisamente por las palabras de su amigo, sino que porque esa puta descripción lo había identificado completamente. Era lo que pasaba por su cabeza, estaba enamorado, jodidamente enamorado al parecer.

— Eres un pendejo, me esmere en expresarme para ti. Que te follen.— Los desubicados comentarios de JongIn siempre sobraban, TaeMin le lanzó una lata de cerveza que había sobre la mesa de centro, el menor la esquivó riendo burlonamente. Pendejo.