4.

1.3K 93 4
                                    

—¿La estás pasando bien? —preguntó un Nick curioso.

Lo miré de soslayo y levanté una ceja.

—¿Lo parece?

Él soltó una risa entre dientes y titubó su respuesta. Luego de unos minutos que me parecieron eternos, suspiró.

—Bueno... si no es así, ¿qué pasó, Julia?

No dudé en responderle.

—Thomas... —dije mientras jugaba con mi anillo.

—¿Que pasó con él?, ¿te hizo algo? —me preguntó, con tono preocupante.

Esta vez lo miré a los ojos y, sin darme cuenta, ya estaba contándole todos los hechos como si de una cotorra parlanchina se tratase.

—Habíamos quedado en que él iba a traerme a la fiesta y luego llevarme a mi casa otra vez. Bueno, Thomas me trajo, yo me fui con mi amiga y él con los suyos. Luego quería volver a mi casa así que lo fui a buscar. 

Hablaba rápidamente, queriendo soltarlo todo de una vez. Por alguna razón Nick escuchaba todo atentamente.

—Cuando por fin lo encuentro ¡adivina qué! —dije, con una falsa expresión en el rostro—. Estaba besuqueándose con una chica de por ahí. Luego de que vi la "escenita" carraspeé como diciendo "¡Hola, ¿podrían parar? No sé si saben que estoy yo aquí mirando", y lo único que conseguí con eso fue que Thomas se de vuelta, me mire como si nada y se vuelva con esa chica a una habitación dejándome sola una vez más.

Y sin pensarlo di una patada al suelo, frustrada.

Nick procesaba todo el lío de palabras que acabé de decir. Está bien, el estado histérica no se me da del todo bien, pero tenía que desahogarme ¿no?.

Al cabo de unos minutos, Nick rompió el silencio antes de suspirar.

—Si quieres te llevo yo a tu casa.

—¿Lo dices en serio? —murmuré.

—¿Por qué no? —dijo él, con una pizca de diversión.

Como toda adolescente no dubité mi respuesta, simplemente me incliné un poco hacia delante observando atenta esos ojos que, además de atraparme tanto con una simple mirada, me observaban inquisitivamente.

Antes de que ambos pudiéramos decir alguna palabra más, una ligera llovizna comenzó a caer sobre nosotros. Las pequeñas gotas chocaban contra los cristales de las ventanas, y mientras más pasaba el tiempo, comenzaron a ser más rápidas y pesadas. Alcé la mirada al cielo nocturno inundado de espesas nubes. Por suerte no me maquille mucho los ojos, porque a estas alturas me parecería a una especie de mapache. 

Me incorporé lentamente, seguida de Nick, mientras las gruesas gotas se deslizaban en mi rostro y se colaban en mi vestido, así también, pegando el atuendo a mi cuerpo.

Inspiré profundamente y, por un instante, me sentí feliz.

Me volví hacia él y observé cómo estaba empapado por completo, de pies a cabeza. Solté una ligera carcajada. La lluvia realmente me levantaba el ánimo, como si fuese la única fuente de alegría que, con solo tocarla, me invadía completamente desde mi interior de una increíble felicidad.

—Vamos adentro, está haciendo frío —propuso Nick. 

Me tomó de la mano y dejé que él me arrastrase hasta el interior de la casa. Cuando entramos observé que casi todos los invitados se habían retirado de la fiesta, dejando así un gran espacio en toda la sala y cocina.

Counting Stars ➳ Nick RobinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora