Counting Stars ➳ Nick Robinson

12.

El bar de la esquina del instituto era ideal para pasar la tarde cotilleando con Ellie, tanto que algunos días llegaba tarde a casa y tenía que entrar a hurtadillas por la ventana o caminaba de puntitas sin hacer ruido hasta mi habitación. Una vez Ryan me cubrió mientras me arrastraba desde la puerta hasta las escaleras.

Ellie parloteaba sin parar mientras tomaba su café y masticaba sus tostadas a la vez. Me limitaba a asentir cuando me miraba directo a los ojos, mi amiga sabía que no me interesaba por completo lo que me estaba contando pero al menos hacía un esfuerzo para prestarle toda mi atención y hacer preguntas cuando hacía un descanso para respirar y seguir hablando. Me llamó la atención cuando mencionó a Nick y advirtió el nuevo interés con el que la escuchaba.

—Jake me comentó que Nick va a viajar a Los Ángeles este fin de semana.

Me miró con cierto recelo y esperó mi respuesta. Esa era su típica mirada que me hacía remover incomoda en el asiento.

—Si, seguro estoy más nerviosa que él —me reí bajo y di otro sorbo a mi taza de café.

—¿No te emociona? —Dijo guiñándome un ojo. Levanté una ceja—. Un novio famoso. 

Me tapé la boca para no escupir el café que acababa de tomar y Ellie carcajeó.

La verdad es que no lo había pensado, ¿un novio famoso? Es una locura. Oh Dios mío. ¡Es una completa locura!

—Julia, ¿estas bien? —me preguntó Ellie.

Estaba pálida, podía sentir cómo la sangré se iba de mi rostro. Nick no iba a ser tan conocido, ¿verdad? Además, ¿es bueno ser reconocido? Salir con alguien famoso y que los paparazzi te acosen, ¿es bueno? ¿No? Oh, diablos que no lo era.

—Ellie... ¿qué pasa si Nick conoce alguna fan y se enamora de ella? —dije inquieta.

—Oh, Julia. No exageres —se rió. Hizo un gesto con la mano demostrando desinterés, pero aún así podía sentir mi estómago estrujarse.

Estrangulaba mis manos debajo de la mesa pensando con nerviosismo cómo maldiciones iba a conservar la calma. ¿Por qué no podía tan sólo tomarme todo a la ligera y vivir la vida? Tomé otro sorbo. Sentía la infusión recorriendo mi garganta y calentando mi cuerpo. Debía tranquilizarme y el café siempre fue mi amigo fiel.

De pronto, una musiquita graciosa comenzó a sonar y busqué deprisa mi celular en mi bolso. Se encendió la luz y me inquieté cuando vi su nombre en la pantalla. La miré a Ellie a los ojos a lo que ella entendió a la perfección de quién se trataba y asintió con la cabeza animándome a contestar la llamada.

—Responde —susurró.

Rápidamente me levanté del asiento y corrí afuera de la cafetería. Me llevé el teléfono al oído y escuché su melodiosa voz a través del móvil.

—Hola, Julia —saludó Nick.

—Hola, ¿qué pasa? —inquirí insegura. Podía sentir su respiración agitada por lo que me apuré a hablar—: ¿Estás bien?

—No te preocupes por mí -comentó alegremente. No perdió ni un segundo y agregó—: ¿Te parece bien si nos vemos en la biblioteca?

—¿Ahora?

Escuché su melodiosa risa a través del celular y no pude evitar suspirar.

—Claro, Jules —afirmó—. En 10 minutos estoy ahí.

Y con esas últimas palabras cortó la llamada. Miré a Ellie con la boca abierta y ella levantó dos veces las cejas insinuándome algo.

—Anda, ve. No seas tonta —me dijo.