Buenos días

49 2 1
                                    

Dormí muy bien esa noche. Y recuerdo haber soñado con Alonso pero no estoy segura de qué pasó, aunque sé que fue un sueño felíz.
Cuando llegué a la escuela ese día, mientras caminaba por el pasillo, por alguna extraña razón no podía dejar de pensar en la conversación con César del día anterior, como si el hecho de haber chateado toda la tarde conllevara un cambio significativo. ¿Para qué me engaño? Simplemente quería que él me saludara.
Entré al aula y estaba prácticamente sola, excepto por Alonso y por mí. Me dirigí a mi lugar para dejar la mochila.
Para llegar a mi casillero, tenía que pasar por el escritorio de maestros...donde César estaba sentado.
Me fui acercando lentamente al escritorio y al pasar frente a él, me di cuenta de que Alonso estaba con la vista hacia abajo, viendo no se qué cosa en su teléfono; traía la capucha de su chamarra roja puesta.
Volteé la vista hacia él discretamente y percibió mi mirada.

"Buenos días".

Sinceramente no creí que fuera a saludarme, así que me emocioné mucho, su simple saludo matutino significó tanto para mí que no sabría explicarlo, así que después de caer en cuenta de que se dirigía a mí, le dije con una leve sonrisa:

"Hola, buenos días".

Y él me sonrió también.
Nos vimos fijamente por unos momentos, como si ambos buscáramos memorizar cada parte del rostro del otro.
Fue un tanto extraño...¿no se supone que él me caía mal? ¿Tan mal que no soportaba la idea de estar cerca de él?
Si todo eso era cierto ¿Entonces por qué me sentía tan cómoda con él, observándolo en silencio absoluto?

Escuché que la puerta del salón volvia a abrirse, así que seguí mi camino hacia el casillero sin voltear a ver a Alonso, pero mientras avanzaba, podía sentir su mirada sobre mí.

Mientras tomaba mis libros, no podía evitar sonreír, estaba muy felíz.

Ésta es la RealidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora