El Intercambio

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Me desperté bastante tarde, son las 11:30 a.m. lo primero que hice fue revisar mi celular, tenía un mensaje de Alonso.

Buenos días :) oye estuve pensando que no te regalé nada el día de tu cumpleaños, te parece si hacemos un intercambio?

Buenos días, me quedé dormida jaja :)
Cómo que un intercambio?

Sí, un intercambio. Yo te doy un pequeño regalo y tú me das unas donitas y un café.

Está bien, y cuándo quieres que hagamos el intercambio?

Te parece el lunes?

Claro, el lunes está bien :)

Y bueno, por la tarde fui a comprar sus donitas y su café de vainilla.
No creo que él sea el chico más detallista del mundo, no espero que me dé algo grandioso. Pero cualquiera cosa que él me dé será perfecta para mí, la intención es lo que más vale al momento de dar un regalo, y pues la verdad, él me gusta, así que hasta si me regalara una roca, esa roca sería muy especial para mí, y me alegraría el día.

Lunes

Llegué a la escuela. El café y las donitas están guardadas en mi mochila. A primera hora tengo física, y nuestra maestra es bastante estricta.
No veo a César por ningún lado, ya es casi hora de entrar a clase. ¿Y si no llega?
Veo que la maestra está cruzando la puerta del salón. Y atrás de ella viene Alonso.
Qué alivio. Me preocupaba mucho que no llegara.
La maestra nos dividió en 5 equipos. A mi me tocó con Mary, y Moni y César estaban juntos.
Cuando mi equipo estaba a punto de comenzar el trabajo recibí un mensaje de Alonso.

Creíste que no iba a llegar verdad?

Jaja no, sabía que tarde pero seguro

A qué hora quieres que hagamos el intercambio?

No lo sé, cuando tú quieras

Te parece al finalizar la hora?

Hoy tenemos dos horas de física

Bueno, al terminar las dos horas de física?

Claro, está bien :)

Seguimos enviándonos mensajes toda la clase. Estuve más con él que con mi equipo de trabajo.
César no paraba de decirme que estaba molesto con Moni, pues ella le insistía en que trabajara. Él le contestaba que lo haría después, porque estaba ocupado hablando conmigo.
Eso explica por qué Moni volteaba a verme constantemente.
Al finalizar las dos horas, Alonso de acercó a mí con su mochila en las manos. La abrió y ví que dentro de ella había un chocolate. Pero no era cualquier chocolate. Era de mi marca preferida de chocolate.
Me lo dió con una gran sonrisa en el rostro y buscó algo entre sus libretas. Sacó lentamente una pequeña carta, me la extendió, la tomé y me abrazó con fuerza, diciéndome suavemente al oído:

"Muchas Felicidades Alma, te quiero mucho".

-Gracias Alonso, ahora es mi turno.

Busqué entre mis cosas su café y sus donitas, de las dí y lo abracé justo como él hizo conmigo.
En eso, entró el maestro de nuestra siguiente clase y cada uno fue a su lugar.

Pasó la clase y Alonso volvió a acercarse a mi.

"¿Ya leíste la carta?"

Me preguntó.

"Aún no".

Le dije.

"¿Y si la lees ahora? Quiere verte mientras lo haces".

"Está bien".

Le dije con una sonrisa en el rostro.

Leí la carta, no era muy extensa pero me alegró completamente. Sí hay un regalo que logra hacerme feliz es una carta. Me encantan las cartas. En ellas, una persona dice lo que normalmente no pronuncia al hablar. Las cartas tienen una especie de magia que me encanta.

La carta básicamente me felicitaba por mi cumpleaños y estaba llena de buenos deseos. Por dentro, estaba llena de dibujos de globos, regalos, pasteles y uno que otro corazón.
Al pie de la carta estaba la firma de Alonso.
Cuando se dió cuenta de que había terminado de leer la carta, Alonso se acercó a mí y me abrazó, diciéndome en voz baja:

"Espero que la carta te haya gustado Alma, te quiero mucho. Muchas gracias por mi regalo, será el mejor café con donitas que coma en mi vida".

Ésta es la RealidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora