Amaneció, y me arreglé como cualquier otro día para ir a la escuela.
Mis padres y mi hermana menor me felicitaron rápidamente, pues ya se me estaba haciendo tarde para ir a la escuela. Por suerte, no había nada de tráfico, pero aún así tuve tiempo para pensar cómo me gustaría que fuera este día.
Me imaginé todo tipo de cosas, pero traté de no ilusionarme demasiado, pues si tenía falsas esperanzas podía terminar por decepcionarme, y la verdad, este era un día que debía disfrutar completamente.
Antes de llegar a mi salón, me encontré con mi tutor escolar, quien me felicitó con un abrazo y me deseó un buen día.Hace mucho frío. Mucho.
Sigo caminando hacia mi salón, me dispongo a entrar y.... Vaya, tanto frío que hace aquí afuera y la puerta cerrada por dentro. No tengo otra opción más que tocar la puerta.
Por suerte, la puerta comienza a abrirse lentamente.
En cuanto entré al salón escuché la voz de mi compañero Esteban.
"¡Felicidades Alma!"
Inmediatamente se acercó a mi y me abrazó, lo cual se me hizo bastante extraño, pues Esteban no es lo que se podría decir uno de los compañeros con los que mejor me llevo.
Seguí caminando hasta llegaría mi lugar, y vi que Alonso estaba sentado, como de costumbre, en el escritorio de maestros. Pasé con toda normalidad para tomar los libros de mi casillero y escuché un leve silbido.
Sin pensarlo dos veces, volteé hacia donde estaba Alonso, quien me dedicó una gran sonrisa y me dijo: "Muchas Felicidades".
Le agradecí con una sonrisa y me quedé parada esperando a que me abrazara, pero me di cuenta que habían pasado varios segundos y parecía que él ni se movería de donde estaba, así que saqué mis libros y volví a mi lugar, bastante desilusionada por su felicitación tan pobre, aunque bueno, de eso a nada, me conformaba con eso.Pasó el tiempo, el salón comenzó a llenarse. Aún no había señales de Mary, Moni.
Para mi sorpresa vi a Pao entrando en el salón con una pequeña bolsa de regalo en la mano. Se acercó a mi y me felicitó.
Pao era otra de mis amigas más cercanas, pero debido a algunos problemas la cambiaron de grupo, por lo que poco a poco se fue distanciando de Mary, Moni y de mi.
Poco después llegó Mary, quien me felicitó con un gran abrazo. Entonces vi a Moni entrar en el salón con una enorme bolsa de regalo.
Vaya, parece que no me tiene tanto rencor como yo pensaba. Me felicitó y pasó a su lugar, pues nos dimos cuenta de que justo iba entrando el maestro de matemáticas.Pasaron varias clases y cuando llegó la hora libre de ni grupo, César se acercó a mi y me dió un gran abrazo que casi logra tirarme al suelo.
"¿Creíste que eso de la mañana sería todo?".
Estaba tan feliz, sí, la verdad sí creía que esa felicitación sería todo lo que recibiría de su parte.
Caminamos juntos hacia una banca que se encontraba en las laterales de la cancha principal de basquetbol de la escuela y nos sentamos ahí. Poco después se nos unieron Pao, Moni y Mary, pero remanente no les hice mucho caso. César, por lo visto, estaba decidido a saber más sobre mi.
Comenzó a hacerme todo tipo de preguntas sin darme la oportunidad de cuestionarlo a él.
Era bastante gracioso, pues cada que yo e respondía él aprovechaba para volver a felicitarme por mi cumpleaños.
Sacó su celular del bolsillo y dijo:
" Veamos quiénes te han publicado en Face".
-Claro- le dije.
"Mira, ya van más de 15, más al rato las voy a leer".
-Como quieras- no pude evitar emitir una lever risa.Ocasionalmente alguien interrumpía nuestra plática para felicitarme, lo que parecía molestar un poco a Alonso, pues llegó a un punto en que les decía a los demás " ¿No ves que está hablando conmigo?". Tuve que tranquilizarlo varias veces, hasta que aceptó que no íbamos a hablar sin que alguien se interpusiera de algún modo.
Así pasé mi hora libre, y el resto del día. Claro que estuve por momentos con mis amigas, pero se diría que mi día fue exclusivamente con él.
Antes de que me fuera, Alonso me dijo:
"Ya leí todas las publicaciones, excepto la de Moni, me dió flojera. Se nota que muchas personas te quieren".Al regresar a mi casa, mi familia me dió varios regalos, entre ellos, para mi sorpresa (o tal vez no tanto) un nuevo teléfono celular. El que tenía era un modelo tan antiguo que, pues, no hacía más que llamar y mandar mensajes.
Me llevaron a comer fuera de la ciudad, en el camino fui investigando más sobre cómo usar mi nuevo teléfono. No es que no supiera nada de tecnología, solamente quería aprender a aprovecharlo de la mejor manera.
Instalé varias redes sociales y mientras mi familia y yo íbamos de regreso a casa, revisé mi cuenta de Facebook.
Vaya, había más de 40 publicaciones para felicitarme por mi cumpleaños, y el número iba en aumento. No es que me importara mucho la cantidad de publicaciones, pero no pude evitar poner una gran sonrisa al ver que lo que Alonso me había dicho en la escuela era cierto. Varios de mis amigos más cercanos habían escrito algo para mí, incluyendo a César.Muchas felicidades! (Me guardas de tu pastel) :D
Esa publicación tan sencilla logró alegrarme aún más el día. Después de haber pasado gran parte del día conmigo, Alonso se había encargado de hacer público ese pequeño detalle.
Poco después recibí un mensaje de él, un simple "hola", que marcó inicio a una conversación que parecía interminable. Me preguntó por mis cumpleaños anteriores y por cómo había sido mi día, si la había pasado bien; ese tipo de cosas.
Cuando le dije que estaba camino a mi casa me pidió que viera el cielo, y que me fijara en las estrellas.
"Escoge la que más te guste, por ahora, ese es el regalo que tengo para ti. Feliz cumpleaños Alma".
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Ésta es la Realidad
Teen FictionAlma se reencuentra con Alonso (a quien ella y su amiga Moni deciden llamar César) en la cancha de su escuela, no lo había visto desde que estuvo en la secundaria. Ella nunca pensó que él podría volverse una parte tan importante en su vida, pero és...