Estrés En Casa

36 2 4
                                    

Al terminar la escuela, era momento de regresar a casa... Y eso no me hacía nada feliz.
-¡Germán, por aquí!
Escuché la voz de Alejandra. Estaba de camino a casa con su hermano.
-Oye, ¿qué tal si caminamos juntos?
-Mi hermanita tiene razón bro, vamos a casa.
Ambos me sonrieron. Siempre se me hizo espectacular la forma en que esos hermanos trataban a las personas a su alrededor.
-Mh, no pierdo nada.
Di una leve sonrisa y caminé con ellos. Su compañía hacía que el hecho de ir a "casa" no fuese tan malo.
-Oye, ¿por qué esa cara?
La miré. Siempre tenía un rostro lleno de compresión.
-Sabes lo que pasa... No me gusta mucho estar en mi "casa".
-Bueno, tienes razón bro.
-Es demasiado para mí. Les juro que no la aguanto. Cada día me siento más y más cerca de reventar.
-Te entiendo Germán. Es difícil soportar a Sebastian.
Esa pequeña broma hizo más fácil el camino, del cual ya quedaba poco...
-Bueno bro, ahí te ves.
-¡Adiós Germán!
Alejanda me dio un beso en la mejilla y vi a ambos hermanos irse.

Ya enfrente de la puerta, traté de calmarme.
-Dios... Bueno.... Empieza la tortura de nuevo...
Solté un suspiro y entré cuidadosamente en la casa. No quería llamar la atención más de lo necesario... Hasta que cometí el error de pisar un tablón mal puesto del piso.
-¡Ahí estás basura!
-No estoy de ánimos para pelear.
-¡No me importa! ¡¿Por qué diablos llegas tarde?!
-¡Ja! Como si te importara lo que me pase...
-Sí, no me importa... ¡Pero alguien debe hacer limpieza en la casa!
-¡Mamá! ¡No molestes!
No aguanté. Tuve que gritarle...
Grave error.
-¿Crees que te puedes defender de mí?
Al momento, la mujer que se decía mi "madre" soltó una sonora cachetada en mi rostro.
-Si me vuelves a contestar así, le diré a tu padre que te castigue.
-Mi papá no te hará caso. El SÍ me ama. A diferencia de ti... Que sólo amas su dinero y a la empresa.

Mi verdadera madre había muerto cuando yo tenía cuatro años. En vista de que yo necesitaba una figura materna, mi padre contrajo matrimonio con la que era su mano derecha en la empresa. La Licenciada Eloisa Castillo Sierra, una mujer ambiciosa, cruel, déspota, despiadada, y... ZORRA a más no poder.
-¡Ve a la cocina y hazme de cenar, insecto!
A pesar de que podía reportar sus abusos a mi papá, no lo hacía. Él, de alguna forma extraña, perturbadora y un poco sobrenatural, la quería.
-S-sí, ya voy.
Yo detestaba llamarla "mamá", pero no tenía opción.

Luego de hacerle comida a la señora esa, a la cual por cierto, agregué más salsa picante de lo usual, y de tomarme el tiempo para hacer la tarea, me encerré en mi cuarto. No quería saber nada de nadie. El hecho de estar todo el día, todos los días con esa mujer hacía que se me pusieran los pelos de punta.
-Bueno, al menos mañana mi grupo no tiene clases y mi papá me llevará a la oficina de la empresa con él. Será divertido.

Sonreí. Yo adoraba a mi papá; al punto de pensar que el único error que había cometido en su entera vida era haberse casado con aquella arpía.
-Y después de eso, iré a la casa de Ángel... Mh, me pregunto cómo será la casa de ese muchacho... Es parte japonés, así que supongo que estará decorada de forma oriental...
Volví a sonreír y vi el reloj de mi repisa. 10:30, hora de dormir.

Un Giro En Mi VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora