Si alguien tiene algún problema para ver este capítulo,
por favor que me lo diga y seguiré trabajando para que todos podáis leerlo a la perfección.Un besiko
Capítulo 23: ¿Quién se supone que eres?
El olor a desinfectantes y antisépticos me llena las fosas nasales provocando que mi mareo se incremente mientras empiezo a sonreír como un tonto.
La droga va dejando mis músculos entumecidos conforme va extendiéndose por mi organismo.
Fran le pregunta preocupado al anestesista si esa es una reacción normal al medicamento y él responde de forma afirmativa con una sonrisa en el rostro.
Mi hija me acaricia el pelo y entonces veo aparecer a mis padres, surgiendo de la cortina de en frente como un espejismo.
Cierro los párpados y respiro, intentando contener la risa tonta.
No puedo creer que el momento de las despedidas emotivas se haga presente, justo cuando me siento como si me hubiera fumado unos cuatro porros.-¿Cómo está?- pregunta mi madre a mi esposo como si no estuviera en la misma habitación.
-Le acaban de poner la primera dosis para que se relaje y su cuerpo acepte mejor el resto de la anestesia.
-De acuerdo. ¿Crees que tardarán mucho más?
-No, el médico ha dicho que, como mucho, diez minutos para quirófano.
Cuando noto que el embobamiento ya no es tan exagerado abro de nuevo los ojos y sonrío a la chica morena que me mira con algo de tristeza y miedo.
-Mi nena- digo acariciando su mejilla con cariño- ¿Recuerdas cuando te operaron del apéndice?
La chica sonrió mientras una lágrima indiscreta resbalaba por sus pestañas hasta caer en el dorso de mi mano.
-Sí, claro que me acuerdo...
-Te hice una promesa...
-Que en cuanto me pusiera buena me llevarías a una heladería a comer la copa más grande que hubiera, lo recuerdo.
-Sí, ¿recuerdas lo bueno que estaba ese helado?
Ella asintió colocando su mano sobre la mía para apretarla con dulzura.
-Dentro de poco estaremos comiéndolo de nuevo, juntos, ¿de acuerdo?
-De acuerdo.
-Pero, esta vez, tendrás que invitarme tú porque he sido yo el que he estado malito ¿eh?
La muchacha se ríe haciéndome tremendamente feliz, mientras asiente a mi comentario anterior con energía.
Mis padres se acercan a la cama en ese momento para besarme y decirme unas cuantas palabras de apoyo.
Estando a punto de despedirme de Fran, aparece el doctor abriendo la cortina, avisando de que llegó el momento...
Toma mi cama por la parte de los pies y se dispone a quitar el freno de seguridad cuando le detengo.
-Solo unos segundos... por favor.
El médico espera, al tiempo, que el hombre rubio se acerca a mi cama para acariciarme el rostro con suavidad.
Yo tomo aire de la mascarilla con la máxima fuerza que tengo, para luego retirarla con una muda súplica que él entiende y acata en el momento, lanzándose a mis labios con una pasión desenfrenada que hacía tiempo que no había podido sentir.
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Amor de Látex, Caucho y Goma
RomanceCuando encontré aquella revista BDSM en la habitación de mi primera novia, mi vida dio un giro de 180 grados. Guardé todo mi mundo dentro de una caja, compartiendo mis sentimientos con las únicas dos personas en las que confiaba. Abrir el corazón a...