REENCONTRASE EN FAMILIASentados en el mecedor que se ubicaba en el porche de la casa de los Kimball, estaban Patrick y Christin meciéndose lentamente de un lado a otro admirando el cielo estrellado, siempre habían dicho que en NorthLake estaba el mejor cielo. Patrick de vez en cuando se quedaba viendo fijamente la belleza de su esposa, tenía los ojos verdes aceituna y un cabello castaño oscuro, todo de ella lo hacía feliz, su risa, su hablar, su inteligencia, ella era la mujer que siempre soñó tener como esposa, alguien con quien tener una gran familia.
Pues no se había equivocado, puesto que con ella tuvo dos maravillosas hijas, Casie de 11 años y Emile de 6, dos pequeñitas amantes de volver locos a sus padres pero también de hacerlos feliz con cada gesto. Acariciando el suave cabello de Christin, Patrick se fue acercando hasta darle un beso, adoraba los labios de su esposa y sus besos lo hacían sentirse en el paraíso.
-Papa. -Grito desde la puerta Casie, interrumpiendo su beso. -Llama el tío Marshall.
-Voy. -Dijo Patrick dándole otro beso rápidamente a Christin.
Se acercó y tomo el teléfono que le alzaba Casie.
-¿Aló?
-Patrick hermano, soy yo Marshall ¿Cómo estás? -Dijo Marshall desde el otro lado de la línea.
-Marshall hermano yo estoy muy bien, pero ¿cómo estás tú? Me has tenido preocupado desde lo de Sofía.
-Justo por eso te llamo Pat, me voy a mudar cerca de NorthLake. -Marshall sonaba entusiasmado desde el otro lado. -Decidí que era momento de volver a estar cerca de la familia.-Pero que buena noticia Mar. -Exclamo Patrick. -No me podías hacer la noche más feliz, ya esperaba yo el día en que volviéramos a juntarnos.
-Pues se pone mejor, llego mañana.
-¿Qué? ¿Cómo? ¿A qué hora? No dudes en que estaré hay cuando bajes del avión.
-En la noche.
Pasaron hablando 40 minutos, mientras se ponían al día y hacían planes para cuando llegase Patrick, los dos parecían niños con juguete nuevo, no ocultaban su emoción por nada del mundo...................................................................
Al día siguiente por la noche, se encontraban Patrick con las niñas y Christin en el aeropuerto esperando saliera Marshall por la puerta. Ya habían salido un montón de personas y aun no lo veían, hasta que por lo lejos pudieron ver a un hombre alto buen mozo aunque un poco decaído en lo referente a la figura, era Marshall aunque debían entender que sus estado físico era por haber perdido a su esposa y a su hija, a pesar de eso el seguida viéndose muy guapo desde el punto de vista femenino. Nadie podía evitar verlo cuando le pasaba por un lado a las personas.
-¡Patrick! -Grito desde lo lejos Marshall
-¡Mar! -Grito mientras iba rápidamente al encuentro con su hermano.
Se abrazaron, lloraron, rieron, todo fue una mezcla de emociones que ni ellos entendían, solo sabían que la felicidad estaba con ellos y que nunca se marcharía de su lado mientras estuvieran juntos.
Hasta que vio a Casie, de repente todo su mundo se movió ante tal aparición, por un momento creyó que se trataba de un fantasma o de una broma del destino. Estaba blanco como el papel y no podía mantenerse estable de pie, Patrick lo ayudo a sentarse en una de las hileras de sillas grises y frías que se encontraban en el aeropuerto.
-¿Mar estas bien? -Pregunto preocupado Patrick, no entendía que le había pasado a su hermano, justo hacia segundos estaban abrazándose de lo más tranquilo.
-Ella. -Dijo señalado a Casie. - ¿Quién es ella? -Escapándosele las lágrimas.
-Tranquilízate Mar, ella es mi hija Casie. ¿No te recuerdas?
-No, Patrick recuerda que yo no conocía físicamente a tus hijas. -Dijo con los ojos cristalinos.
-Cierto, pero ¿Cuál es el problema? No entiendo porque lloras.
Casie estaba abrazada a Christin sin entender que pasaba y por qué su tío lloraba por su culpa.
-Sus ojos. -Señalo Marshall mientras veía la cara de confusión de todos. -Son como los de mi Violet.
Casie inmediatamente se volteó evitando hacer contacto visual con su tío y apretando sus ojos para cerrarlos, no soportaba la idea que su tío llorara por su culpa ni mucho menos que creyera que era una mutante. Había tenido que aguantar las miradas y los comentarios de la gente que la veía por primera vez.
-No era mi intención, lo siento mucho tío Marshall, en verdad perdóneme. -Dijo Casie aun volteada mientras se le salía una lágrima.
-¿Puedo acercarme? -Pregunta Marshall a Patrick. -A Casie, quiero decir.
La niña se gira rápidamente sorprendida por la pregunta, no entendía como su tío quería acercarse cuando estaba llorando por ella.
-Claro, bueno si Casie lo acepta. -Dijo Patrick.
-Si claro. -Afirmo Casie dando un paso hacia adelante.
Marshall se fue acercando poco a poco a ella hasta poner su mano suavemente en su mejilla, no podía dejar de ver sus ojos, eran igual que lo de Violet. Derramando algunas lágrimas Marshall abrazo fuertemente y de sorpresa a Casie, no soportaba la idea de estar cerca de ella y resistirse a abrazarla, así que no dudo en hacerlo. Casie le devolvió el abrazo, no sabía por qué pero sabía que eso hacía sentir mejor a su tío y algo dentro de su corazón le decía que era lo mejor.
Luego de ese abrazo, cuando se soltaron. Casie no pudo ocultar más sus dudas por su tía difunta.
-Tío Marshall... ¿Quién era la tía Violet?
A Marshall se le aguó los ojos y con una sonrisa respondió.
-Ella era idéntica a ti, piel blanca como la nieve, rubia y ambas tienen esos bellos ojos violetas. -Paro un poco para dar un suspiro. -Fue la mejor mujer que conocí tímida, hermosa y dulce. Era mi mundo entero, la hacía sentir especial, cada día me lo hacía saber.
-Perdón. -Dijo a Casie en el oído. -No pude resistirme, pero no volverá a pasar.
-Tranquilo tío.
Limpiándose las lágrimas, trato de hacer las cosas normales así que vio a los lados buscando a la pequeña Emile, no podía pasar por alto a la otra princesa de Patrick. Además había escuchado muchas cosas de ella, muchas tremenduras la verdad.
-Pero si hay esta la pequeña Emile, tan linda y tierna como me la describieron. -Dijo acercándose y levantando a la niña, ella reía a carcajadas. -Ajaa tienes una carita de picara, se nota que haces muchas travesuras ¿o no? -Dijo en dirección a Christin.
-¡SI! -No pudo gritar Christin ante tal pregunta. -Ella es el remolino de la casa.
Habían llegado ya a la casa de los Kimball, donde Marshall se quedaría unos días antes de ir a su nueva casa. No podía perder la oportunidad de estar con la familia, aunque estar cerca de Casie le aguaba el corazón.
Marshall se estaba acomodando en el cuarto para visitas de su hermano, cuando tocaron la puerta. -Pase -Dijo éste mientras terminaba de arreglar unas cosas en un maletín.
-Tío Marshall...- dijo la pequeña Casie muy tímida.
Marshall se quedó helado al escuchar la voz de la pequeña y se giró sobre sus talones.
-¿Que sucede Casie? - dijo el con una sonrisa.
-venía a decirte las buenas noches, pero quería preguntarte algo...- dijo la niña aún desde el marco de la puerta.
-A ver Casie. -Le hizo una seña para que cerrará la puerta y se sentara en la orilla de la cama. La niña sin vacilar se sentó donde le indicó su tío. Él no podía aun crees lo que tenía enfrente, Casie era tan perfecta como lo era Violet, tenia un cabello largo rubio, altura de señorita en proceso, su cara era tan blanca como la nieve y sus ojos eran lo mejor de ella. Aunque ella era muy tímida e introvertida era tan inteligente como lo era cualquier adulto.
-Tío Marshall... ¿Crees que soy mutante? -Dijo la niña con ojos cristalinos.
-¡Oh! No no no, claro que no pequeña -Dijo el dándole un pequeño abrazo. -Mira eres una niña preciosa, y además, ¿Porque un mutante? Todo el mundo tiene ojos de todos los colores hasta hay unos que tienen un ojo de un color y el otro de otro color -Dijo el soltando una risa. La niña sonriente no aguanto las ganas de reír.
-Entonces, en conclusión ¿Qué crees que soy? -Dijo la niña sonriente.
-Que eres especial y que algún día harás muchas cosas en la vida. -Marshall la abrazo.
-Tío... ¿cómo conociste a la tía Violet? -Marshall sonrió y con una lágrima resbalando de su mejilla le contó toda la historia de cómo la conoció, desde el incidente de los lentes hasta cuando bajaron del avión. Finalmente Casie que escuchaba atenta cayó dormida profundamente como una niña de 2 años a la que le contaban un cuento de hadas, esos que venían con un final feliz, solo que el cuento de hadas de Marshall no tenía ese final feliz.
Alzándola en sus brazos, la saco del cuarto de visita y se dirigió hacia la sala en busca de que alguno de los padres de la niña le indicara donde dejarla dormir tranquila. Verla tan relajada en sus brazos le recordó a Sofía, a pesar que no se parecían, extrañaba las veces que Sofía lo hacía cargarla a todos lado. Los recuerdos le pusieron chiquito el corazón.
Cuando Patrick vio entra a Marshall en la sala con Casie en brazos se asunto pensando que algo malo había pasado.
-¡Por dios Mar!, ¿Que paso? -Dijo pálido del susto.
-Shhhhhhh cálmate está dormida. -Dijo en voz baja.
-¿Pe..pero cómo? -Patrick no entendía nada y se le notaba en la cara.
-Fue a mi cuarto, quería hablar conmigo de algo y al rato se quedó dormida, la fuera dejado dormir allá pero me pareció muy osado. -Dijo bajando la vista para ver a Casie.
Quitándosela de los brazos y dándole las gracias por ser tan considerado, Patrick siguió hasta el cuarto de Casie que era la primera puerta a la derecha justo en el pasillo, acostándola con cuidado y luego de haberla arropado y dado el beso de buenas noches Patrick volvió a la sala para hablar con Marshall.
-Bueno Marshall... ¿Y qué has hecho después... -Patrick un poco inseguro del tema que estaba tocando miró por todos lados en busca de ayuda, justo cuando su esposa apareció por el pasillo.
-Tuve que ir a un psicólogo para que me ayudara en todo esto, dure un tiempo y me dijo tenia q venir a visitar a mi familia e ir a lugares nuevos.
Dijo Marshall mientras pensaba en las constantes sesiones a las que se sometía semanalmente.
-Bueno... Aquí eres más que bienvenido. -Dijo sonriente Patrick.
-Marshall y ¿Que vas a trabajar? -Dijo la esposa de Patrick sentada en un mueble individual enfrente de ellos, aunque era bienvenido y agraciado en ese lugar, él pronto se iría a su nueva casa y debía de mantenerse en pie.
-Bueno recuerden que tengo un negocio empresarial y como tenía una cerca de aquí en NorthLake, vine a trabajar en ella ya que está muy decaída. -Dijo éste pensando en todo el papeleo que tenía que hacer.
Patrick y su esposa asintieron con lo que decía Marshall, se sentían satisfechos de que él había seguido adelante a pesar de todo lo que había pasado y en verlo pensar así los hacia más que felices. Después de que los 3 hablaran durante unos minutos más decidieron irse a sus respectivas habitaciones.
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La obsesión
RandomSinopsis En un pequeño pueblo llamado Northlake, vive Casie una niña de 13 años que tiene un síndrome que solo 1 de 1000 personas puede heredarlo, su tío que vive muy lejos, la había visto por las redes sociales, desde que su hermano tuvo la noti...