El tiempo
Habían pasado 6 meses desde aquella vez que vio por primera vez esos ojos que tanto lo atraparon, 6 meses desde que conoció lo que él creía ser el gran amor de su vida. Sabiendo claramente que no quería que todo quedara en un amor fugaz, Marshall se esforzaba cada vez para que las cosas entre Violet y el funcionaran. Constantes salidas al cine o un simple paseo por el parque, habían hecho prender esa llama de ilusión en él, y Violet cada vez pensaba en una posible relación.
Marshall que se encontraba en la habitación de aquella pequeña casa que había alquilado cuando llego al país, con la esperanza de comprar una más grande al tiempo, tomó el teléfono celular y con emoción marco a Violet, el constante espere del repique lo ponía ansioso.
-Violet querida, ansiaba escuchar de nuevo tu voz. -Dijo Marshall esperando agradarle el momento a su amada.
-Jajajajaja, pero que exagerado eres Mar. -Dijo entre risas. -Solo han pasado unas horas desde que nos vimos.
-¿Sabes que pienso mucho en ti? -Dijo recordando como estar con ella y el ser visto desde tan clementes ojos violeta.
-Bueno, sin contar que me lo dices unas 10 veces al días, podría decir que si lo sé. -Volvió a reír, Marshall la hacía sentir segura. Hasta cuando hablaban por teléfono.
-No puedo dejar pasar la oportunidad cada vez sea posible.
Al otro lado de la línea se podía oír el suave respirar de Violet, Marshall constantemente le repetía que junto a él nada le pasaría y que podía sentirse al salir a la calle, «La gente me ve como si fuera un bicho raro» repetía constantemente Violet sintiéndose la particular más pequeña del planeta.
-Vamos a cenar el viernes. -Dijo de repente Marshall, incluso asustando a Violet.
-Claro, pero... ¿Porque tan apresurada tu oferta? -Pregunto Violet con curiosidad.
-Solo te digo que va a ser una buena noche. -Dijo antes de cortar, dando vueltas por la habitación pensado en cada detalle para hacer la cena más especial de la vida de Violet.
2 DÍAS DESPÚES
Llegada la noche tan importante Marshall ya se encontraba en el restaurante, ubicado en la esquina de una larga avenida, vio rodear en la esquina a una chica. Iba vestida con un largo vestido marrón que le llegaba a los talones, dejando a la luz unas hermosas sandalias doradas, llevaba el cabello rubio de lado y los hermosos ojos eran el complemento perfecto.
-Violet pero que... -Quedándose mudo.- Pero que bella estas hoy. -Dijo sin poder apartar la vista de ella, era como la primera vez que la había visto.
-Gracias. -Dijo apenada y sonrojándose como la primera vez que Marshall se lo había dicho.
-¿Lista para entrar en el restaurante? -Pregunto Marshall.
Violet asintiendo, lo siguió hasta la mesa sentándose en el asiento que Marshall le mostraba, se encontraba nerviosa igual que siempre que salían. Pero esta vez era especial y ella lo sabía. Luego de pedir la comida se quedaron viéndose por un rato, hasta que Marshall vio que ella se ponía un poco incomoda y se apresuró a decir.
-Esteee, no sé cómo empezar la verdad. -Expresó sintiéndose ridículo. -Sabes que no paro de pensar en ti desde que nos vimos por primera vez, así que pensé que era hora de... -Fue interrumpido por el mesero que llegaba con la comida.
-Gracias. -Dijo Violet al mesero. -¿Hora de qué? -refiriéndose a lo que justo decía Marshall antes de ser interrumpido.
Marshall cabeza baja observando la comida, pensaba en que el valor se le estaba esfumando por una rejilla y que si no lo decía ya no lo diría nunca.
-¿Que si quieres ser mi novia? -Dijo tan rápido que no le dio tiempo ni de respirar.
-¿Qué?, Lo siento pero no entendí por la rapidez. -Dijo, a pesar de que si había escuchado pero aún no se lo creía.
-No sé si estás jugando conmigo, pero realmente estoy nervioso así que por favor dime que si lo entendiste y solo estás jugando conmigo. -Dijo Marshall apretando las manos que le sudaban por el nerviosismo.
-Jajaja, perdóname es que me puse nerviosa yo también. -Admitió Violet. -Sí, sí quiero ser tu novia. -Agachando la cabeza para que no pudiera ver su cara roja como un tomate.
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La obsesión
DiversosSinopsis En un pequeño pueblo llamado Northlake, vive Casie una niña de 13 años que tiene un síndrome que solo 1 de 1000 personas puede heredarlo, su tío que vive muy lejos, la había visto por las redes sociales, desde que su hermano tuvo la noti...