Uno

143 5 2
                                    

Me molesta depender de alguien o algo, siempre me ha gustado hacer las cosas yo sola y ahora me veo en la necesidad de pedir ayuda siempre. Todavía no me acostumbro a esto y lo odio.

-¡Mamá!- Grité desde mi habitación. Ella en tan solo diez segundos había llegado a mi nueva habitación en la planta baja.- Se atoró de nuevo.

Moví un poco la palanca que había en mi silla que usaba frente a mi computador. Ella giró los ojos y se acercó a mi silla viendo cual era el problema. Mamá es buena en arreglar cosas, todas las mamás lo son, pero ella mucho más.

Mamá salió de la habitación y después volvió con un aceite en aerosol que roció en la palanca para luego tratar de moverla, lo cual hizo.

-Listo, ahora demonos prisa que es el primer día después de tanto tiempo.- No había visto tan emocionada a mi madre desde que tenía once años, ni siquiera me habían salido los pechos.- Vamos, Emily.

Fuí detrás de ella a paso lento, ella no me reclamaba nada porque siempre iba a este paso desde mis once años, ya estaba acostumbrada.

-Mamá, ¿qué pasa si van más adelantados de lo que yo he estudiado en estos siete años?- Le pregunté viendola hacia arriba.

-No lo creo, Emily, le he pagado al profesor personal para que te enseñara todo lo que se ve en secundaria y los dos primeros años de preparatoria para este día. - Le sonreí de lado porque nunca me agradó que mis padres pagaran un profesor personal, yo podía aprender sola.- Perdona.

El resto del camino fue en silencio ya que mi primer escuela en siete años solo quedaba a dos cuadras de casa.

-Bueno, desde aquí vas sola como siempre te ha gustado hacer las cosas.- Me sonrió mi madre.- No olvides tomar las rampas.

-Está bien, mamá, gracias.- Ella se agachó para darme un beso en la frente y ver como me alejaba hacia el edificio.

En cuánto subí la banqueta del edificio, toda la gente me abrió paso para no chocar con ellos, aunque si hubo un chico que no se fijó. Éste quería atrapar una bola que había lanzado otro gritando "¡Pase largo!" Y se cruzó enfrente de mí atrapando la bola e intentando no chocar conmigo.

-Oh dios mío, lo siento, ¿estás bien? - Dijo apenado pero sonriente a la vez.

-Si, no te preocupes.- Dije con mi mejor sonrisa.

-De verdad lo siento, soy Jaden, Jaden Cowell, ¿y tú?

-Emily Schotz.

-¿Shots?- No evite reír un poco.

-Schotz, primero pronuncias la S y luego la Ch.

-Oh, está bien, creo que me quedaré con Emily después de todo.- Dijo riendo tímido, se le notaban las arrugas de los ojos al reír, era adorable.

-Sí, eso creo. Bueno, me tengo que ir, un gusto.- Él asintió con una sonrisa y me marché al que supuestamente sería mi salón.

Me desesperé de mi velocidad pero no podía hacer nada, siempre ha sido así, una de las cosas que no podría cambiar.

Paré enfrente de la puerta y muchas miradas se postraron en ella, y a mi, pase con cuidado y miré el aula para ver donde había un lugar vacío, por fortuna el espacio vacío era en el segundo asiento de la fila junto a la ventana. Una chica pelirroja de pelo chino se estaba acercando con una mesa pequeña y la puso enfrente mío con una sonrisa.

-Bienvenida.- Ella seguía sonriendo. - Espero que no te vayas después de estar un día aquí.

-No lo creo, mi madre insiste en que venga a graduarme.- Dije con una sonrisa de lado.

Ciclo del Mortal | C.h.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora