Capitulo 1

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-Lo siento, Marshall, pero... no puedo seguir guardándome este secreto...

Cuando esta historia comenzó yo era una simple cortesana del reino de Chuchelandia. La verdad no tengo muy claro como llegué a este mundo... Antes de todo yo vivía en España, en un pintoresco lugar al que llamábamos "Ciudad" aquí no saben dónde está ese lugar ni qué es España. Un día desperté en el bosque y todo empezó. Creo que debería empezar la historia desde ese día.

- - - - - Un año antes - - - - -

El viento era frío y la llúvia caía sobre mí, era incómodo. Una sombra se acercaba a mí y yo era incapaz de moverme, se agachó a mi lado, alzó mi barbilla y me observó con detenimiento unos segundos, estaba demasiado débil como para responderle, le miré a los ojos, pero estaba oscuro, no pude distinguir si era un hombre o una mujer. Agarró mi cuerpo, cerré los ojos, consideraba la posibilidad de ser un secuestro seguro que no iba a ser la primera ni la última desaparecida en Ciudad. La gente no era buena.

El sueño pudo conmigo.

- - -

-¡¡¡Principe estúpido, déjame pasar ahí!!! -gritaba una voz masculida desde un lugar que desconocía. Se escuchó un portazo. -¿Crees que no voy a intentar llegar hasta ella? ¡Te
equivocas! ¡Unos guardias de pacotilla no van a hacer nada contra mí!

-No le dejeis pasar. -Mandó una voz algo más calmada, unos pasos se escuchaban cada vez más cercanos a mí.
Estaba en un lugar blando, agradable y cálido. Supuse que era una cama.

- Es... hermosa.

Una mano acarició mi mejilla, abrí los ojos de golpe y me puse en posición defensiva.

-¿Q-qué...? ¿Quién eres? ¿D-dónde estoy? -Estaba en una enorme y pomposa cama, no llevaba la misma ropa que antes, tenía una especie de vestido rosa, algo así como un camisón.
Un chico jóven sentado en el borde de la cama me miraba sorprendido, al parecer era él el que me tocó, no entendía nada.

-Oh, encanto... -el muchacho sonaba calmado.

Parecía de otra época, llevaba un traje real, en algún libro de historia había visto a gente vistiendo ese tipo de vestimentas. Aunque, lo que me llamó la atención fue su piel... su
pelo... eran rosas, no era alguien normal. No me asustaba, pero tampoco me tranquilizaba su
presencia.

-No tienes de qué preocuparte, aquí estás a salvo de cualquier mal de ahí fuera.-apuntó con el
dedo hacia una ventana y corrí hacia esta, miré con asombro como una enorme ciudad se extendía por todo el lugar, el jóven me agarró del brazo y con un gesto hizo que una persona parecida a una piruleta corriera la cortina, me acercó a él.

-La noche es peligrosa, aquí, junto a mí estás a salvo.-pasó la mano por mi cabello, me separé
de él nuevamente cuando pude.

-No me has respondido, ¿Quién eres y qué hago aquí así vestida?

-Oh, disculpa, ¿Dónde están mis modales...? Soy el Principe Chicle, encargado y soberano de este reino del que ahora eres ciudadana: Chuchelandia. Un idiota te encontró tendida en el
bosque y dimos por hecho que ir con esas extrañas y húmedas ropas era incómodo. Mandé a mis costureras que te cosieran y vistieran, no te preocupes, ningún hombre te ha visto... en paños menores.- pareció girar el rostro por vergüenza, cuando me volvió a mirar tenía una sonrisa y las mejillas rojas. -¿Puedo preguntarte quién eres?

-Yo... -ladeé la cabeza.- No estoy del todo segura. Creo que me hacía llamar... Alma.

-Alma... un nombre bonito para una chica bonita.

No sabía como contestar ante aquella respuesta, ¿Estaba coqueteando conmigo?

-¿Puedo...? ¿Puedes darme algo de ropa? Algo que no sea un pijama, por favor. Me gustaria...
volver a mi casa.

Marshall Lee & Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora