Capitulo 3

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-Buenos días, princesa. -Dijo con una melodiosa voz el príncipe. Abrí los ojos muy despacio esperando a que mis pupilas se adaptaran a la luz. No sabía cuanto tiempo había pasado desde que me despedí de Marshall, pero estaba segura de que había sido hace poco, estaba deseando volver a dormir.

-¿Hm...?- -Fue lo único que pude articular.

-Es hora de despertar, ya son las diez, dormilona.

-¿Las diez...? -bufé. Cuando me puse en situación pude comprobar que llevaba una bandeja en sus manos. -Que temprano...

Me senté en la cama mirándole con cara enfadada, seguro que mamá me hubiera dejado dormir mucho más... Mamá... Él soltó una carcajada, se sentó en el borde de la cama, a mi lado y dejó la bandeja encima de una mesilla junto a nosotros.

-Es bastante tarde. -Dijo agarrandome la mano. -No te cortes, puedes comer todo lo que quieras... No quiero ser grosero, pero...

Me miró de arriba a abajo, cogí una tostada y me la metí en la boca.

-¿Si? -Dije con la boca llena, tragué y cogí una taza de lo que parecía café entre mis manos.

-Esto... ¿Y esa ropa?

Absorbí el líquido entre mis labios y abrí los ojos de golpe. Como suponía, aún llevaba la camisa del vampiro; decidí optar por la vía rápida: mentir. El príncipe me gustaba, pero si tan mal se lleva con Marshall, debería mantener lo que ocurrió ayer en secreto para siempre.

-Pues... ¡¡Oye!! ¿A quién se le ha ocurrido ponerme esta desastrosa camisa? -chillé colocando haciéndome la enfadada encima de la mesilla. -¡Esto es un horror!

Me quité la camisa y la lancé contra el suelo.

-No habrás sido tú, ¿No?

-¿YO? -Se señaló a sí mismo.- Yo no tento tan mal gusto. Mandaré a alguien que te haga un nuevo vestido, hoy vamos a ir a conocer a Fionna. Tal vez ella sepa como has venido a parar aquí.

-Me parece bien. Espero que esto no vuelva a pasar.

Se levantó de donde estaba sentado y besó mi mejila antes de irse.

-Antes de que te des cuenta tendrás tu nuevo vestido por aquí, ahora relajate y desayuna en paz, nos veremos pronto.

-Lo estoy deseando...

Desapareció de mi lado, me limité a sentarme en la cama nuevamente y saborear los manjares que me había ofrecido. Unos minutos después, golpeaban mi puerta.

-Esto... ¿Adelante? -Dije con voz aspera. A la velocidad de la luz un perchero seguido de una mujer entraban en mi cuarto.

-Ya sabes como va esto. Te dejo aquí el vestido que el principe ha mandado crear expresamente para tí. Todas creemos que... está enamorado.

-Oh, ¿De verdad? ¿De quién?- Dije curiosa dirigiéndome hacia ella y el perchero.

-Pues... -Me miró sonriente, un segundo después se rió.- Resulta evidente, bonita...

Cogí el vestido entre mis brazos y lo miré impresionada. Era de un verde brillante y parecía perfecto para mí.

-¿De mí?- Esta vez fui yo la que me reí.- Debería vestirme ya.

-Oh, sí, claro, disculpame, Alma.

Se fue y rápidamente me quité el vestido que llevaba e intenté ponerme el otro, era de tiranta ancha y escote corazón y me llegaba por encima de la rodilla, lo que más me costó fue subirme la cremallera. Los zapatos estaban ahí también, cuando me agaché a recogerlos vi la camisa de Marshall y tras ajustármelos al pie, me acerqué a ella y la doblé poniéndola encima de la cama.

Marshall Lee & Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora