Capitulo 2

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En cuestión de milésimas de segundo se me puso la piel de gallina, le sentía tan cerca... podía oler su dulce y fresco aroma, su perfume era increiblemente parecido a los que los chicos guapos llevan. Se a lo que me refiero. Puse mi mano en su hombro y le empujé hacia atrás. Me estaba muriendo de miedo, pero si no actuaba, seguro que acababa muerta, al menos eso pensaba.

-¡¡No voy a permitir que me mates!! -Chillé desconcertada.

-¿Quien dijo que te iba a matar? -Sonrió mostrándome sus dientes.

-Dijiste que te gustaba comer niñas...

-Hay muchas formas de comer a alguien... si sabes a lo que me refiero. -Cuando terminó de hablar me miró de arriba a abajo, con una mano me subí el escote del vestido y le miré enfadada.

-¿Disculpa?

-Ya sabes de lo que hablo, muñeca.

Me puse en pie, no estaba segura si estaba ofendida, enfadada, entristecida o con miedo. La verdad es que no sabía como sentirme.

-Creo que voy a irme.

-Ya has visto como he cerrado la puerta, si quieres la llave ven a por ella. -Me mostró la llave y la balanceó en el aire. Me crucé de brazos.

-¡Ábreme y déjame irme o te vas a arrepentir más tarde!

-¿Ah, si? ¿El principe con su súper ejército de gente dulce va a venir a por ti? ¿Me va a encerrar en el calabozo? -Lo dijo en tono sarcástico aún mostrándome la llave.- Ese sorbepenes no va a venir a por tí a salvarte, nena. Debes de saber qué es un hombre y qué no lo es.

-Se qué es un hombre y también se que el Principe Chicle lo es.

-¡Oh, vamos! -Con la mano que tenía libre se desabrochó unos botones de la camisa que llevaba mostrándo orgulloso unos abdominales bastante definidos. Mis mejillas pasaron por todas las tonalidades de rojo posibles. -Esto es un hombre de verdad. ¿Te gusta lo que ves?

-¿Q-q-q-qué...? -Me tapé la cara con las manos, por el pequeño hueco que había entre ellas pude observar que sonreía. Se acercó, con una suavidad increible me retiró las manos de la cara y en
ellas puso la llave.

-Ten. Puedes irte. Pero no pienses que dejo escapar a la comida tan facilmente, ¿Vale? Ten cuidado por ahí hay mucho vampiro pervertído suelto.

-¿N-no... vas a acompañarme? -No pretendía seguirle el rollo, pero teniendo en cuenta que estoy en un lugar desconocido y es una de las pocas personas que se que conocen este lugar, debo confiar en él, por el momento me puede ayudar a ser mi guia, se que no podrá engañarme, el castillo es enorme, al igual que la ciudad.

-¿Y qué gano yo con esto?

-¿El placer de mi compañía?

-¿Solo eso?

Se rió de una manera muy dulce y yo con él.

-Aún queda un tiempo hasta que amanezca, asique supongo que puedo ir contigo hasta la casa de muñecas de Mr. Rosita.

-Gracias, esto... ni si quiera conozco tu nombre.

-Cierto. Me llaman Marshall Lee, pero tú puedes llamarme "guapo".

-Soy Alma, ah, te llamaré Marshall.

Introduje la llave en la cerradura y abrí la puerta, se la volví a entregar.

-Puedes quedártela, nunca se sabe cuando te vas a cansar del idiota ese y vas a venir arrastrándote a por mí.

Alcé una ceja y miré la llave con más detenimiento, era cuadrada y metálica, con una pequeña calavera morada, la apreté entre mis manos y salí de la casa.

-Es cierto, puede ser que quieras volver dentro de dos minutos o dentro de dos años. -Salió conmigo y cerró la puerta y comenzó a levitar fuera de la cueva, le intenté seguir el ritmo corriendo hacia él para estar a su lado.

-No me quedo con ninguna de las dos opcciones, quiero volver a mi casa, aunque sigo pensando que esto es un sueño. Los vampiros no son como tú, ellos tienen capa y son malvados y no besan niñas.

Me miró volviendo a caminar.

-Los vampiros no son como los narran en "El Conde Drácula", nena. Esto es el mundo real, si fuera un sueño podrías haberte dejado comerte.

-¡¡¡Ni hablar!!! ¡No me iba a dejar matar tan facilmente!

-Además... -Ignoró lo que estaba diciendo y me interrumpió- No te he oido quejarte demasiado por el beso.

-¿C-CÓMO QUE NO? ¡¡Me has besado!!

-Lo sé. ¿Quieres repetir? -Se paró de golpe, me acercó a él tirándome del brazo, no sabía como reaccionar.

-¡No! ¡No soy ninguna chica que se besa con cualquie-...! -No me dejó terminar, volvió a poner sus labios sobre los mios. Este duró incluso más que el anterior, al separarse se me resbaló la llave
de las manos, sonreí roja como un tomate; se agachó y la recogió volviendola a colocar entre mis manos.

-Mmmh... -Sonrió satisfecho y volvió a ponerse en marcha. Cuando volví a tener conciencia de lo que estaba haciendo dudaba gravemente si lo que estaba ocurriendo en este lugar desconocido era cierto o no. Corrí hacia él.

-¡¡Oye!! ¡¿Qué te había dicho?! -Gruñí de brazos cruzados.

-Te gusto, reconocelo.

Si le dijera que no me atraía le mentiría, pero también sería una completa bellaca si le dijera que no le odiaba, que me ponía nerviosa y que besa bien. Casi hablo como si hubiera besado a alguien más.
No tardamos más de un par de minutos en llegar a una de las puertas de la ciudad.

-Hasta aquí te puedo traer. Al cruzar esta puerta los guardias se lanzarían a mí como perra en celo.

-Vaya, que fino eres. -Hice un rodeo con los ojos. Hacía frío, temblaba. Marshall parece que lo notó, se acercó a mí y me abrazó con fuerza a la vez que me calentaba contra su cuerpo. No puedo explicar esa sensación, él era un vampiro, un no-vivo y sin embargo era cálido al tacto.

-Se que no te queda mucho camino por delante, pero no me gustaría que mi comida llegara fría a su habitación rosa. -Se quitó su camisa y me la puso en los hombros.

-Marshall... hace frío, quédatela. -Empecé a quitármela cuando negó con la cabeza. -¡Te vas a morir de frío!

-Eso es imposible... ya estoy muerto.

Hizo que en mis labios se formara una pequeña sonrisa. Nos quedamos en silencio unos segundos, me himnotizaron sus oscuros ojos, acarició mi mejilla con una mano. Levitó, lentamente se perdía entre los árboles.

-Nos veremos pronto. -Dijo cuando ya no podía verle.

-Eso espero...

Entré en la ciudad, se notaba que faltaba poco para amanecer, sin embargo no estaba cansada; me acurruqué a la camisa, olía igual que él. Espero que el principe no me vea fuera de mi habitación sin su permiso.

Unos guardias que estaban en la puerta me dieron los buenos días y me dejaron pasar, a base de buscar un buen rato acabé encontrando mi habitación, la consideraba mía después de haber despertado ahí, me metí dentro, estaba caliente y acogedora, pude quitarme el vestido y el lazo que me apretaba la cintura, después de horas pude respirar. Decidí dormir con la camisa de Marshall a modo de pijama, no tardé en acurrucarme entre las sábanas, cerrar los ojos y dormir, aunque solo fuera un rato. El sol estaba saliendo.

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CAPITULO 2 Wiiii~
Los horarios de los capitulos, si esque os lo preguntáis es de 'dia sí, dia no', es decir, capítulo cada dos días aproximadamente, teniendo en cuenta países etc.
Espero que os guste, vuestros votos ayudan MUCHÍSIMO.
¡¡¡Gracias!!!

Nos leemos pronto~
Besos con sabor a chocolate con leche.

FelicidadEnmascarada♡

Marshall Lee & Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora