Capitulo 4

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-Hm. -Murmuró el principe tras separarse de mí. -No está mal.

No podía creer lo que acababa de pasar, me bajé del caballo un poco nerviosa, mirando hacia todos lados, creyendo que Marshall podía estar escondido entre las sombras ahora que estaba escureciendo, ¿Por qué me preocupaba de él? De que... besara a otra persona. El encuentro de los labios de Chicle con los míos fue dulce, sabía a fresa, como si degustara una gominola.

-¿Ocurre algo? Estás un poco pálida.

-¿E-eh? N-no me pasa nada, gracias... Solo es que... creo que debería descansar un poco.

-¿Qué? ¿Sin comer nada? Tenemos que celebrar esto.

-¿Celebrar el qué? -Chicle me miró con una mueca cuando bajó de Monocromo.- Ah, "ESTO".

Me ha robado un beso, espero que no crea que le he correspondido.

-Más tarde, ¿De acuerdo? -¿Por qué acabo de decir esto? Yo quiero pasar un rato con Marshall. Dios... Me estoy enamorando de alguien a quien acabo de conocer... Retrocedí y me fui corriendo hacia mi cuarto, encerrándome allí sin despedirme del príncipe ni de nadie que estuviera cerca de mi cuarto, estaba avergonzada y horriblemente confusa; me tumbé sobre la cama boca abajo, esperando no escuchar ningún ruido, sin embargo había bastante gente dulce en la plaza de Chuchelandia  <<Dulce Reino en Español Latino>>.

Aporrearon mi puerta desde fuera.

-¡¡Princesa!! -gritaba Chicle desde el otro lado.

-Por el amor de... no soy tu maldita princesa, dejame en paz...

-¡Hoy hay un evento! ¡¡Quiero que vengas conmigo!!

Me puse en pie y con cara de malos amigos abrí la puerta, encontrándome de frente una gentil sonrisa de parte del rosado príncipe.

-Necesito pensármelo. -Dije seria.

-Oh, vamos, será divertido, imagínatelo: Música, gente, baile, comidas deliciosas, fiesta... un vestido nuevo para tí. -Diciendo eso último me guiñó un ojo.

-Necesito pensármelo. -Repetí aún más seria.

-Te lo pasarás genial, pero tómate tu tiempo... bueno, no demasiado, la fiesta comienza a las diez... aunque podemos retrasarlo un par de horas si quieres.

-Vale, como quieras. -Cerré la puerta de un portazo.

-¡Diré a las costureras que hagan otro vestido! -Gritó después; se escucharon sus pasos alejándose.

-Es un pesado, ¿Verdad? -susurró una seductora voz desde el otro lado de mi habitación. Grité debilmente, paré momentos después de ver a Marshall con una camiseta negra y una especie de logotipo que no había visto nunca, me recordaba al famoso emoticono de "Nirvana".

-...Marshall... -Una sonrisa surgió automáticamente de mis labios.

-Vaya, alguien se alegra de verme. Creía que ibas a pegarme por venir a espiar tu ropa interior.

Mi cara enfadada lo decía todo, aunque no estaba realmente enojada con él, le lancé la camisa que delicadamente coloqué horas antes sobre mi cama.

-Guarro. -Dije.- Esto es tuyo.

-¿Ah? -La cogió en el aire.- Ya la había olvidado. Puedes quedártela, tengo similares a esa, te vendrá bien si ese maricón te sigue vistiendo como hasta ahora, que mal gusto...

Parecía que se refería al príncipe con ese apelativo, iba a protestar pero no fui capaz, la camisa terminó sobre mi cabeza y el vampiro rió notablemente. La cogí y la tiré contra el suelo.

Marshall Lee & Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora