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Capítulo 13.

Después de esquivar más órdenes de Harry, precipitadamente fui al coche. Según Harry, había una fiesta esta noche para la que tenía que arreglarme.

Una vez que llegué a casa y me duché, metí pizza en el microondas. Mientras esperaba que se calentara, fui al salón.

"¿Qué demonios estás haciendo?" La voz de Hailee preguntó detrás de mí, haciendo que se me parara el corazón hasta que creí que era un bloque de hielo. Lentamente me di la vuelta, lágrimas agolpándose en mis ojos cuando la vi.

"Esto no es real." Murmuré entre dientes, cerrando los ojos.

"¿Qué es real? Vamos, Tabitha, sabes que esta mierda se ha vuelto rara últimamente." Arquea las cejas y da un paso hacia mi, haciendo que el aire a mi alrededor bajara veinte grados. "¿Por qué me matarías?"

"¡Para ya! ¡No eres real!" Grité, corriendo hacia la cocina, justo cuando el microondas empieza a sonar, haciéndome saber que la pizza está cocinada.

"¿En serio te vas a comer eso?" Su voz me perseguía dentro de la cocina mientras cogía la pizza. "Culo gordo."

Me llevé el plato con la pizza a mi habitación, cerrando la puerta detrás de mí. Conté un minuto entero y todavía no había aparecido, así que me senté en la cama. Todo esto era mi imaginación. El estrés le hacía esto a la gente. 

Encendí la televisión para despejarme, ocasionalmente mirando la puerta por si Hailee venía, y devoraba la pizza. Sin embargo, la posibilidad de que Hailee estuviera en mi casa seguía en mi mente. 

Si quería preguntarle  a Harry sobre esto, tenía que ir a mi coche, pero ella podría estar ahí fuera esperándome. Podría estar esperándome para matarme porque yo la asesiné. No podía quedarme para siempre en mi habitación.

Cavilosamente, abrí la puerta y miré hacia el pasillo por si había algo sospechoso, pero parecía estar vacío. Con un suspiro, salí finalmente, entrando en el salón. Una vez que me di cuenta de que estaba tan vacío como siempre, fui a la puerta principal, sacando las llaves del coche y me metí. 

En cuestión de minutos, estaba en la casa de Duke, o de Harry, esperando que me contestase la puerta.

"No pareces estar vestida para una fiesta." Dijo una vez que abrió la puerta mirando mis pantalones de deporte. 

"Sí, bueno, tengo una pregunta." Pasé de él y entré, ansiosa de obtener una vista más amplia. 

"¿En serio has venido para eso?" Cerró la puerta y me siguió hasta la cocina con una risa.

"¿Los fantasmas existen?" Pregunté. "¿Podría estar Hailee en la Tierra?"

"No estás protagonizando Casper." Se rió de su broma y me dio una botella de agua de la nevera.

"¡No es gracioso! Acabo de ver a Hailee en mi casa. ¡Me preguntó por qué la maté!"

"De lo único que te tienes que preocupar es de la fiesta de esta noche. Puedo ir y asegurarme de que no te molesta si quieres, pero tienes que arreglarte pronto." Se apoyó contra la encimera, y capté algo en su tono de voz.

"No necesito una niñera." Resoplé, dándole un sorbo al agua.

"¿Entonces por qué has venido?" Arqueó una ceja.

"Cállate y métete en el coche." Fruncí el ceño, yendo hacia la puerta principal. Cuando llegué a mi coche, jadeé cuando vi a Harry ya sentado en el asiento del copiloto, con el cinturón abrochado. 

"¿Qué te tomó tanto tiempo?" Preguntó con una sonrisa, pero rodé los ojos.

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"¡En serio, Harry, no entres!" Grité del otro lado de la puerta mientras echaba el pestillo. Sabía que eso no le iba a parar, pero no le necesitaba aquí mientras me ponía el vestido. Ya era bastante malo el hecho de que me pasé una hora echándolo del cuarto de baño mientras me maquillaba y me peinaba.