Capítulo 4

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La continua marea del caos.

-..Y eso es todo, doctor –Dije con una mano oculta en una de las bolsas laterales de mi cazadora color verde y agachando mi cabeza-. Gracias, una vez más, por recibirme tan apresuradamente.

-No es nada joven Ángeles. Parecías desesperado cuando te vi en la sala de espera –Dijo el medico psiquiatra de bata blanca tras su gran escritorio de mármol-. Bueno, primeramente déjame decirte que, por como hablas, se te nota un problema de despersonalización, esto podría ser causado por estrés o falta de sueño. Dime, ¿Bebes mucha cafeína o algún otro tipo de sustancia?

-No creo que usted me este entendiendo –Digo sacando mi mano derecha, la cual se hallaba oculta, con ayuda de la izquierda-. Esto no es un problema de estrés.

Con fuerza, deje caer mi mano sobre el escritorio. Ésta temblaba erráticamente, únicamente callada por las vendas que había sujetado con fuerza sobre ella.

-¿Esos son movimientos involuntarios? –Dijo con curiosidad despierta- ¿Desde cuando los tienes?

-Habrían aparecido a modo de pequeños episodios cada uno o dos meses desde hace un año aproximadamente. Pero empeoró ayer. Y, eso no es todo.

-Cuéntame más.

-Hay una, -Pausé- voz en mi cabeza y –Volví a pausar con la mirada agachada- pesadillas recurrentes con la misma. A veces hasta llego a notar que mi rostro hace muecas diferentes a las que sé que estoy haciendo frente al espejo.

-Joven Ángeles, lo que me esta contando es muy delicado. Podríamos hablar de una esquizofrenia de tipo paranoide. Quédate un poco mas, permite hacerte unas cuantas pruebas y hablar un poco mas.

-¿Puede ser mas especifico? ¿Qué tipo de pruebas? ¿Se me administraría algún medicamento también?

-Bueno, si en verdad estamos tratando con delirios y alucinaciones, necesitamos administrar medicamentos antipsicóticos o ansiolíticos.

-¿Antipsicóticos? –Dije en seco-.

-Clorpromazina, haloperidol o tioridazina. Tenemos que ver cual funciona en tu caso.

-Sigue sin entender –Pausé enojado-. No tengo un trastorno mental, ¡De verdad hay algo dentro de mí!

Grité tan fuerte que se escuchó hasta fuera de la pálida oficina por el frío pasillo del Hospital de Salud Mental. Esto hizo que de inmediato dos hombres corpulentos de uniforme blanco entraran a donde nos hallábamos solo el doctor y yo.

-¿Todo bien sensei? –Preguntó uno de ellos-.

-Todo bien -Dijo el hombre sonriendo-. Solo estábamos hablando el joven y yo, sobre la importancia de su estadía.

-Me voy doctor –Dije levantándome, tratando de cortar la escena-.

-Preferiría que no joven Ángeles –Contestó el medico-.

-No puede retenerme aquí –Dije un poco grosero, lo cual no va conmigo-.

-Eso es cierto –Dijo recargando sus codos al escritorio y posando sus manos juntas a la altura de su barbilla-.

-Me marcho entonces, tengo cosas que hacer –Dije regresando mi mano vendada al bolsillo de mi cazadora y saliendo de la oficina-. Gracias por todo, de nuevo.

Salí de la clínica psiquiátrica entre la mirada de doctores y familiares de pacientes. Cruzando mediante las puertas eléctricas del moderno edificio emprendí marcha por la acera unas dos calles adelante entre el aire matutino, llegando a un pequeño parque donde me acerque a la zona más arrebolada entre la leve brisa matutina y los jóvenes rayos de sol que bañaban el pasto recortado.

Kami no Tsumi: Broken NexusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora