Capítulo 2: Está decidido.

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Después de meditar varios minutos, Laura rompe el silencio con una propuesta inesperada:
-Vamos a ver que hace tu mamá?
Rodri no contestó, pero se paró, abrió la puerta y salió. Caminaba despacio, se notaba que estaba como paralizado por la noticia.
Estaban ya casi terminando de bajar la escalera cuando Rodri le hizo una seña a Laura para que no hablara.
-Qué pasa? -dijo Laura en un susurro.
-Mira, está tu mamá. Subamos unos escalones, acá nos pueden ver y no tengo ganas de charlas con las dos madres mas molestas del mundo.
Laura rio. Subieron unos escalones en silecio y se pusieron a escuchar con mucha atención.
-Sí, sí... vi que salió y supuse que estaba acá... ya te dijo la nena? Nos vamos a vivir por un tiempito a Rosario... -dijo sin borrar la sonrisa de su cara la mamá de Laura.
'Un tiempito, un tiempito... para siempre no será?' -pensó en decir Laura, pero luego recordó que estaban escondidos. En ese momento, giró la cabeza y vio que Rodri no estaba. Volvió a mirar para abajo y...
-Mamá, Laura puede quedarse a vivir con nosotros? -dijo Rodri, a su madre, ya habiendo bajado la escalera-. No quiero dejar de verla, muchas veces se quedó a dormir acá...
Laura, sorprendida por lo que acababa de ocurrir, recordó las veces que se había escapado de su casa -sin que su mamá se diera cuenta- para ir con él. Muchos creían que eran novios, pero eran mejores amigos, casi hermanos. Además, Rodri nunca había mostrado mucho interés por las mujeres y todo eso de tener una novia.
En cambio, Laura, siempre había sentido algo por un chico que se llamaba Ezequiel. Nunca habían hablado, pero le parecía que estaba re bueno. Obviamente que él nunca se había fijado en ella, ya que según muchas estadísticas y lógicas que habían pensado, Laura era "invisible para todo aquellos que no querían ni necesitaban verla".
Laura se dio cuenta que ya no había nada que hacer. Aunque seguía viendo a su mejor amigo protestar, las cosas ya estaban hechas; su mamá y ella se iban a mudar a Rosario pronto y probablemente no volvería a ver a Rodri o a su ciudad al menos por unos meses.
Después de varios minutos y caras tristes y de capricho de Rodri, a Laura se le vino una idea tan genial que olvidó que estaba escondida y bajó casi corriendo la escalera.
-Puedo vivir acá hasta que nos mudemos? Digo, si usted quiere... -le dirigió una mirada un poco suplicante a Susana, la mamá de Rodri.
-Hija, viven cerca. Lo podes visitar todas las veces que quieras. Dejen el drama y no piensen en más ideas ridículas.
-Mamá, para que sepas, la paso mejor acá que en tu casa -dijo sin miedo Laura, lo que era bastante extraño en ella. Pensó en seguir hablando, pero se dio cuenta que iba a ser muy incómodo para Rodri y su mamá.
-Vamos. -dijo la mamá de Laura, levantándose de la silla en la que estaba sentada y dirigiéndose a la puerta-. Gracias por todo, Susana.
Se fueron sin decir palabra.
Laura pensó equivocadamente que no iban a hablar más, pero todo iba a comenzar apenas entraran a su casa.
-A vos te parece tirar esa idea cuando esa mujer apenas puede mantener a su hijo? -dijo su mamá mientras se ponía roja de la furia y dejaba su cartera en la mesa-. No podes ser tan insolente. Haceme un favor y anda a tu habitación. Ya está decidido hace días, no vas a cambiar nada.
Se fue sin decir nada, ya era suficiente con ese reto. Había entendido; a su madre no le importaba ni ella ni su felicidad.

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