Cap: 20 Contra el reloj.

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Contra el reloj...

Narra Miriam.

20 minutos después...

(...)

— Hija me alegra que hayas podido llegar— la abracé con fuerza y alegría—.

De verdad me alegra ver a mi hija otra vez después de todo este tiempo. Se ve mucho más hermosa que la última vez, lleva su cabello negro liso recogido con un broche de plata, una blusa gris manga larga con estampado floreado. Su piel bronceada encajaba a la perfección con sus ojos negros llenos de alegría.

En eso somos muy distintas ella y yo.

— A mí también me alegra verte mama — dijo esbozando una sonrisa tan característica de ella—. Por cierto te traje un paquete de galletas de arándano.

¡Galletas de arándano! Ella sabía bien lo mucho que me gustaban, solía prepararlas constantemente.

— Gracias tu siempre pensando en mi.

— Disculpen —chilló la voz de la chica de cabello oscuro llamando nuestra atención—. Odio ser entrometida y interrumpir su cariñosa conversación pero ¡Mi amiga esta punto de morir así que alguien haga algo y hágalo rápido!— exclamó—. Por favor.

Paula y yo nos miramos por un momento un poco avergonzadas para luego dirigirnos hacía Lira que estaba aun desmallada en el sofá.

Mi hija la observó examinándola y frunciendo el ceño—. Veo que has aplicado las cosas que hay que hacer con una picada de tarántula, el frotar con hielo envuelto en un pañuelo, desinfectar con agua y jabón, nada mal para ser primeriza me miro sonriente—. Ahora déjamela a mí.

— ¿Ella estará bien?

— El veneno la ha afectado pero puedo extraerlo requeriré un tiempo. Estaré con ella en la habitación de huéspedes, desde ahora yo me encargo, tú y tu amiga pueden despreocuparse está en muy buenas manos.

— Ok mi nombre es Carolina por cierto, un gusto conocerte Paula.

Ambas nos estrechamos las manos.

— Igualmente — dijo estrechándola—.

Y así mi hija se fue a la habitación con Lira en la camilla. Dejándonos solas a Carolina y a mí

— ¿En dónde estabas? — le solté seria—. Nos tenías asustadas, ¿qué estabas haciendo? ¿por qué no dijiste a donde ibas?

Carolina se sentó y comenzó a contármelo todo, yo asentía y me limite solo a escucharla, así la entiendo mejor.

— Es extraño — comenté ya cuando ella finalizo la narración de los hechos-. Nunca antes supe que los portadores anteriores de los elementos podían ayudar y aconsejar a los nuevos.

— Yo tampoco, creo que tengo que leer más.

Le sonreí asintiendo con la cabeza. — Bueno me alegra que ahora sepas el porqué fuiste elegida como portadora, eso hará más fácil controlar tu poder y alcanzar su máximo potencial.

A medida que pasaba el tiempo, todas descubríamos en nuestro interior, no solo una misión sino un llamado. Un propósito que trasciende todo, no es solo estos poderes, estos dones especiales. Sino el como esto ha influido en nuestras actitudes. Aún si me quedase sin poderes, no soy la misma mujer que fui antes de aquel concierto. 

Narra Daniel:

(...)

Las misiones estaban claras, pero lo difícil sería terminarlas, la UDAP nos asechaba por doquier. Julio fue a buscar la gema y yo me quede vendando las heridas de Aleyda.

Dos mundos distintos©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora