Cap: 13 Identidad

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Identidad...

Narra Aleyda.

—Yo soy...

De golpe un remolino lo rodea y comienza a transformarse su cabello, su ropa todo se estaba transformando en...

¡Oh por Dios!

—¡Buenas tardes que gusto verte de nuevo!—ríe con malicia el desquiciado de Ropni—.

— ¡Tú otra vez!—exclamé molesta—.

— ¡Si el original y no la copia!—contesta con ironía—,

— ¿Qué haces aquí? ¿Qué quieres?—grite molesta—.

—Bueno, veamos—comenzó a girar lentamente alrededor de mi — Vine aquí para recuperar a una fugitiva, tal vez la conozcas tiene cabello largo, ojos azules y se le conoce como la ¡escurridiza! —me susurro en el oído—.

Lo aparte de un empujón.

—¡Inténtalo y veras como te va!— amenacé con seriedad—.

— ¡Uh! mira cuanto miedo tengo— bufó mientras fingía que sus piernas flaqueaban—.

—¡Basta!

Creé un arcoíris y lo convertí en una cinta, lo amarre con ella y tire fuerte de la cinta con la intención de arrojarlo a la pared pero accidentalmente lo pegué a mi cuerpo.

¡Rayos! se nota que soy mala con las cintas.

Estaba a punto de tirar de la cinta y regresarlo pero este me sujeto fuertemente, acercándose rápidamente. Debía actuar rápido si quería evitar cualquier movimiento que a este loco se le ocurriera así que tire de la cinta haciendo que él se estrellara contra la pared.

Lo tome por el cuello ahorcándolo.

— ¿Qué le has hecho a Daniel?—pregunté seria—.

— ¡Ah ese amiguito tuyo! Solo te diré que no volverás a verlo en mucho tiempo soltó una risa maliciosa—.

Lo ahorqué con más fuerza.

—¡Más te vale decirme!

— Ok,ok, tu- ga-nas suéltame y te diré donde esta—titubeó quedándose sin aire—,

Lo solté pero me aseguré de que no se levantara del piso, parpadeé un segundo y el se levantó y me tomo por sorpresa. Me coloco un par de esposas, me doblo ambos brazos haciendo que pegara un fuerte grito, luego me arrojo al piso y me dejo tirada.

Estaba muy furiosa, el corría rápidamente hacía mí, de golpe convertí todo el suelo en hielo haciendo que él se resbalara y cayera al piso. Rápidamente me concentré y hice que la llave de las esposas flotaran en el aíre y las abriera al hacerlo.

En ese instante el saca una máquina que comenzó a incendiar toda la sala. Caí al suelo me faltaba el aíre no podía congelar nada. Estaba débil.

—Listo ya conozco tu debilidad ¡El fuego! ahora entrégate a la UDAP si quieres vivir.

Con el poco aíre que me quedaba chille.

—¡Sigue soñando!

—¡Ja! — ríe—. No tienes ningún poder que contrarreste el fuego, el único que serviría es el elemento del agua y sabemos que fue destruido así que nada ni nadie podrán salvarte ahora.

Sentía como el fuego comenzaba a tocar mi cuerpo, no tenía fuerza no paraba de toser por aquel humo, comencé a pensar en el elemento del agua y de golpe se formaron dos nubes a mi alrededor y estas soltaron una tormenta que apagaba el fuego

Dos mundos distintos©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora