|Pieza musical número uno|

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|Las infinitas posibilidades de un comienzo|

«Two hearts, two minds; in time did find, one love, one aim, two paths, the same. Hold fast, and love will last.»
—Matthew Timothy Healy

Con las más mínimas ideas y remotas esperanzas de sacar a flote un libro nuevo, mi única opción era recurrir a un arte alterna. La música.

Un pianista venía a la ciudad esta misma noche. Y gracias a ello, me pareció una opción diferente para que mis neuronas trabajaran.

Su nombre era Matthew Healy, que para mí, me daba la pinta de ser un "rockstar" que sobrepasaba todos los charts de popularidad, a un pianista de música clásica y sereno.

Pero, por alguna razón, su nombre me agradaba. Esperaba lo mismo de su música.

Aquel gran teatro se encontraba al otro lado de la calle de mi departamento. Así que sólo tendría que cruzar la calle para poder ir y poder disfrutar de la función.

Vaya que sentía algo extraño en mi pecho, como si algo fuera a pasar esta noche.
Olvidé mis ideas y decidí esperar.

Ethan, que era mi novio, llegó media hora antes de que saliera de mi pieza. Era un tipo rubio, con ojos azules, y alto. Jamás me imaginé estar con alguien como él, pero así sucedieron las cosas. Era realmente adulador.

Teníamos un mes recién, y él adoraba el metal, así que nunca comprendí porque había aceptado mi invitación de ir al concierto de esta noche. Se comportó algo extraño cuando le dije de aquel concierto, y aceptó de inmediato.

Llegó con un ramo de rosas y me las dio mientras yo lo abrazaba y le dejaba un pequeño grupo de besos en la mejilla. Coloqué las rosas rojas en agua, y estuve lista para irme.

Los dos salimos del apartamento cerrándolo con llaves, y apretamos el botón del elevador hasta llegar al primer piso. Al llegar a la recepción, miles de carros se aparcaban en frente y al otro lado de la calle. Una de las ventajas de vivir cerca de los teatros más importantes de la ciudad, era que no tenía que lidiar con el estacionamiento.

Llegamos al recinto, dando los boletos de entrada y nos acomodamos en nuestros asientos. Había conseguido unos cerca del escenario. Pude ver un piano negro situado en medio de éste. Era enorme. Y puro.

En nuestros asientos, se encontraban trípticos de información acerca del concierto. En total eran diez piezas. Las cinco primeras, eran acompañadas de algunos violines y cellos, y las últimas cinco, eran únicamente de él.

Las piezas eran nombradas de maneras extrañas. La número ocho, en especial, llamó mi atención.

"Subjective"

Necesitaba escucharla.

La tercera llamada invadió mis oídos. Ethan tomó mi mano y sonrió. Varios aplausos se escucharon por todo el lugar, indicando que el concierto estaba por comenzar.

Diez violinistas y diez cellistas salieron al escenario y se acomodaron en cuatro filas lineales, a los lados de aquel gran piano. Las luces se apagaron y sólo quedó una luz blanca alumbrando el artefacto negro.

Después, él apareció.

Con un traje negro, un portafolio del mismo color de su traje, y una gran sonrisa en sus labios. Dejó el portafolio en el atril del piano, y se sentó en el banco justo enfrente de éste.

«Elysian» ||M.H|| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora