|Ella|
«I suppose I romanticize my own life when I write.»
—Matthew Timothy Healy¿Y quién era ella?
Era un humano.
Como una pequeña nota en una gran obra, o una gran obra con notas pequeñas.
Ella era tenerlo todo, pero al mismo tiempo, nada.
Era como tener hielo entre tus manos, y segundos después, sentirlo derretirse sobre tus propios dedos.Era algo tan rápido, tan fugaz, que con un sólo minuto no te bastaba para poder disfrutarla. Ella tenía que dar mucho más de lo que imaginabas, de lo que tú mismo sentías y hasta soportabas. Ella era, es y será.
Y yo, era solamente alguien más.
Al lado de ella, era alguien tan simple como una hoja al caer de un árbol en otoño, y ella, ella era la ventisca que cargaba a la hoja por todo el mundo. Era el árbol.
Ella me hacía tener un rumbo, y sin ella, me quedaría estancando. Aquella hoja se quedaría allí hasta que alguien la pisara, a no ser por el viento, que la lleva de la mano, que le da un sentido, algo por lo que seguir. Ella me daba algo por lo que seguir. Me daba la vida de poder seguir escribiendo, tocando, sintiendo. Me daba su mundo para poder compartirlo con ella, y lo que más me gustaba, era que me daba el amor para que lo viviera con ella.El amor con ella era algo complicado.
No por las peleas, ni los problemas. Era complicado porque ella veía el amor de una manera tan diferente que hasta ella misma lo detestaba, y yo en cambio, lo amaba.
Refunfuñaba cada vez que entrelazaba sus manos con las mías y pedía que mejor las acariciase. Sentía como si nuestro amor estuviera acorralado entre nuestros manos, y al contrario, al yo acariciarla, parecía como si cada uno de mis sentimientos, traspasara su piel.
Y de cierta manera, me gustaba demasiado aquella chica con gustos tan diferentes, pero especiales. Me pedía que trenzara su cabello. Que tocara canciones para ella. Que escribiéramos juntos, y hasta que le ayudara a escoger su ropa del día siguiente.
Ella era alguien tan especial, y confusa, que había miles de razones para enamorarse de ella cada día más.
Parecía una Luna opacando a todas las estrellas a su alrededor.
Me dio algo que jamás podré devolverle. Me dio un corazón lleno de esperanzas. Me dio lápiz y papel para escribir una historia infinita junto a ella. Pero sobre todo me dio su amor, lo anterior, será lo que jamás podré devolverle, decidí quedarme con él y disfrutarlo hasta el final.
Y por sobre todo, nunca supe porqué me había enamorado de ella.
Fue algo tan curioso, en tan poco tiempo, con tan pocas palabras, con tan pocas acciones, pero con todos los sentimientos posibles. El amor que surgió de mí para ella fue algo curioso y bello.
Su cabello ondulado, atrapó a mis ojos, haciéndolos ver a ese café chocolate como la cosa más hermosa del mundo.
Sus manos, algo tan delicado, como la nieve al caer en un día de invierno, tocaron las mías haciéndolas inmunes a sus encantos.
Sus ojos, tan claros como un cielo de primavera, hicieron a los míos arder de amor.Me hacía vivir tantas cosas en un sólo instante, que las horas no bastaban para poder contarlas.
Recuerdo el día de mi concierto en Estocolmo, y cómo la vi dentro del público a tan sólo unos cuantos metros del escenario, perfectamente sentada y con su portátil escribiendo.
Esa era su esencia. Una esencia de escritora al borde de la imaginación.El amor es el arte al que recurre la imaginación cuando está apunto de perderse.
Y cuando yo me perdía, ella estaba para salvarme.
Y pienso. Pienso en cómo sucedió todo esto. Desde la primera mirada aquella noche, hasta aquel último beso hace unas horas.
Nunca me he preguntado porqué llegamos hasta aquí tomados de las manos. No sé cómo ella cayó en mi brazos, y cómo yo logré que lo hiciera.
Tal vez, fueron dos mitades perfectamente imperfectas que se unieron. Tal vez fueron sus ojos. O tal vez sus labios. La música, la escritura, o tal vez era el destino que nos quería juntos, pero al mismo tiempo separados.Estaba ella. Yo. Todas las personas del mundo. Y por alguna razón, la escogí sólo a ella.
Sus sueños era negros. Y sus esperanzas rojas. Era un pintura delicadamente bella y detallada sobre todas sus ranuras.
Era una fotografía en blanco en negro, absorta de color, pero que mostraba mucho, sentía y era preciosa.
Pero temía dejar aquella pintura sin su rostro final, o estar apunto de tomar esa fotografía y que alguien la interrumpiera. Temía dejarla incompleta.
Tenía miedo de mí mismo y de lo que sería de ella.
Temía quedarme sin ella, sin su amor, y sin mi música. Y tenía miedo de que ella sufriera cuando yo me fuera.Yo amaba tan profundamente ahora, que me era casi imposible hacerme la idea de poder estar sin ella.
Terminé la última pieza de piano de mi siguiente recital, cuando la Luna estaba en su punto más alto, dejando a un lado las partituras y sentándome en la chimenea con una taza de café en manos. Caliente.
Esta vez, la pieza sería únicamente para ella. Sería lo que nunca olvidaría de mí y estaría escrito eternamente para ella.
Después de todo, era lo único que podía hacer.Parar lo que sentía o contrarrestarlo, era una cosa imposible. Era luchar con el tiempo, y eso era lo más devastador de todo. Sabía que la dejaría. Lo presentía. Y al decirlo, me dolía hasta el fondo del alma, junto con todos nuestros recuerdos y vivencias. Y de nuevo, el temor entró en mí. Olvidándome de todo, y pensando en ella y su próximo dolor.
Pensé por un momento que lo único necesario en este momento era disfrutarla. Su amor y a ella.
Recordarla y vivirla, sentirla de varias maneras.
La amaba. Pero eso no era suficiente para quedarme con ella.
¿Darle cosas materiales? Tal vez no. Esa no era una opción.
Quería que viviera estos últimos meses sólo a mi lado y disfrutando mis sentimientos. Era como si algo me carcomiera por dentro hasta dejarme vacío. Con sólo su amor. Y eso me aterraba.
Quería más tiempo con ella, pero eso era casi imposible.Su amor y sus ojos serían recuerdos eternos para mí en mi en memoria. Y sus letras la base de todo.
Extrañaría que escribiera palabras en griego para mí en mis muñecas, y que las dibujara con tinta negra.
Extrañaría su nombre. El hermoso y concreto significado de su precioso nombre.
La extrañaría a ella. Extrañaría a nosotros y a todo por lo que nos faltó vivir juntos. Lo extrañaría, a absolutamente todo.Amor. Qué extraña palabra. Con extraño significado. Con extraña pronunciación. Y que la única que me hizo entender aquella conjunción de letras fue, es y será ella. La que le dio el significado y lo seguirá dando, aún cuando me vaya.
Cuando el tiempo pasara.
El tiempo me alejaría de ella, me la arrebataría. La tendría entre sus alas.
El tiempo la disfrutaría, la abrazaría, y en cambio, yo no.
El tiempo podía ser infinito, durar para siempre, y yo no.Así que lo único infinito que podía llegar a ser, era el amor entre ella y yo.
|Final de la segunda pieza musical|
ESTÁS LEYENDO
«Elysian» ||M.H||
FanfictionLa música puede ser una forma de escritura. La escritura, una forma de música. Dos mitades perfectamente imperfectas. Inspirado por The 1975 y One Direction. Obra original de: @blackandexpensive Adaptaciones de esta obra sólo con consulta del autor...