Capítulo 3

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Al igual que ella recogí mis cosas del suelo y nos dirigimos hacia nuestra respectiva clase

–¿Que te toca? –pregunte

–Mmmmm...Gimnasia –respondió

–¡Genial a mi igual! Bueno, no genial porque odio gimnasia –confesé. En mi antiguo instituto suspendía esa asignatura, maldito profesor, me tenia manía

–Pues entonces ya somos dos, el entrenador suele dejarme que me siente en las gradas ya que apruebo sus exámenes teóricos

–Que suerte ¿crees que a mi me dejara? –pregunte esperanzada

–¿Aprobaras sus exámenes? –alzo una ceja

–Nop –negué con la cabeza

En los vestuarios me cambie de ropa para ponerme la de gimnasia y me fui al campo de fútbol junto a mi amiga

Todo estaba rodeado por unas inmensas gradas, en el centro estaba el campo de fútbol americano con unos postes a cada lado y iluminado por grandes y largos focos. Al rededor de este había un circuito para correr

–Esto es inmenso –admire cada detalle del campo, todo era muy bonito

Mi cabeza me comenzó a doler, caí al suelo de rodillas y me sujete con ambas manos para no darme de bruces. Esta sensación ya era común en mi vida.

*flashback*

–¡Papa toma!

Esa voz era de ¿Jake?, jamas le había oído referirse a nuestro padre como...papá

–Muy bien mi pequeño campeón, de mayor seguro que eres un gran jugador

–¿Vendrás a mis partidos?

Los ojos de Jake estaba iluminados con una gran esperanza en ellos

–Esto...papa tiene asuntos que arreglar, pero te prometo que el próximo partido si iré

Vaya...eso debe haber sido una decepción muy grande para Jake

–¡¿Lo prometes?!

–Si

*fin del flashback*

Mi mirada se nublo, como siempre. Sentí un pinchazo en mi cabeza para luego toser con fuerza.

–¡Addeline! ¿Te encuentras bien?– escuche que decía Ruth ayudándome a que me levantara

–Si, es solo que me encontraba mal. Me suele pasar no se si te acostumbraras –dije sin mencionarle que tenia amnesia

–¿Pero por que no vas al medico?

–El medico no sabría lo que hacer –conteste intentando sonreir

Después de que Ruth le contase todo lo que me había pasado al entrenador este decidió que era mejor que me quedara sentada en las gradas.

Así que aquí estoy, sentada, aburrida y viendo como Ruth corre alrededor del campo ya que el entrenador se negó a dejarle sentarse conmigo.

Vi como mi amiga se tropezó y provocó que una chica cayese al suelo

–¡Empollona miserable quieres tener mas cuidado! –grito la chica aún en el suelo mientras se arreglaba el pelo

–Lo...lo siento –hablo mi amiga avergonzada

–Desde ahora me harás los deberes dos semanas consecutivas, por burra

Baje como pude los escalones que me llevaban al campo, aún me dolía la cabeza lo que hizo que me tambalearse un poco pero logre llegar abajo sin problema

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