Celebración sorpresa arruinada.

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La mañana siguiente al cumpleaños de Emma, se dedicaron a descansar en sus respectivas casas.

El martes por la mañana, la actriz recibió un mensaje.

¿Harás algo hoy por la noche?

-Tom.

No. ¿Por?

-Emma.

Pasaré por ti a tu casa a las 8:00 pm.

-Tom.

Estaré esperando.

-Emma.

Sonrió, terminando de enviar un mensaje para posteriormente, terminar de desayunar y después irse a su caminata matutina.

**

El auto de Tom se detuvo frente a la casa de la chica, y luego de eso, el actor bajó del auto con las manos en los bolsillos.

Segundos después de tocar el timbre, la mujer del servicio le abrió la puerta, diciéndole que la señorita Watson bajaría en unos momentos.

El actor asintió, mientras entraba a la casa de su amiga y se sentaba en uno de los sillones, luego de rechazar alguna bebida o algo por el estilo. Lo que quería era verla ya.

Al cabo de cinco minutos, se escucharon unos pasos provenientes de la escalera principal. Como buen caballero que era, inmediatamente se puso de pié.

La vió, tan bella como siempre, vestida de una forma informal, y sin embargo tan elegante y perfecta para una salida entre amigos. Una blusa blanca, de manga hasta el antebrazo, fajada a una falda corta y ajustada con estampado floreado. Calzaba unos botines negros de tacón medio, y el pelo lo llevaba suelto. Su maquillaje tan natural y tan sólo sobresaltando sus bonitos labios.

-Buenas noches. -le dijo cuando lo vió.

-Hola, Emma. -saludó, acercándose a ella para besarle la mejilla.

-¿A dónde iremos? -le preguntó luego de los saludos.

-Eso, querida Char, es una sorpresa. -una sonrisa de lado se formó en su rostro.

Ella soltó un resoplido, mientras sus labios se curvaban.

-Entonces vámonos ya. -exigió.

-Como ordenes. -contestó, levantando las manos en señal de rendición, provocando una otra sonrisa en la castaña.

Él condujo algunos quince minutos hasta llegar al lugar que quería.

Un club de fiestas privadas sólo para las personas que tuvieran la posibilidad de costear la renta del lugar por una noche. Era algo más parecido a un antro, las luces de neón en la entrada, y el lugar oscuro y de fondo una música alegre para bailar. Largas barras de bebidas con los más exuberantes ingredientes para clientes especiales como ellos.

Sin embargo, al dar el primer paso bajo el umbral de la entrada, aferró más su agarre en torno al brazo de Tom, cuando escuchó:

Sanando Nuestras Heridas [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora