Después de unas largas semanas de espera a que la manada vecina respondiera la carta enviada, sin obtener respuesta, mi padre organizó una visita con su Beta y otros soldados para ir personalmente a la manada Lágrimas de Sangre.
Partieron en la mañana temprano. Con Esmeralda los vimos irse cuando estábamos jugando en el jardín, pero como decía partieron en la mañana y no volvieron hasta la noche.
Cuando papá llegó, no traía buena cara y sin siquiera saludar se encerró con mamá en su oficina. Pasó una hora, la puerta se abrió y mi madre se asomó por la puerta.
– Balthazar, hijo, ven un segundo. – pidió.
Como hijo obediente que soy, acaté la orden de mi madre y entré en la oficina de papá.
Es una oficina grande con muchos libros, un escritorio que ocupaba toda la habitación y al frente de este estaban dos sillones de cuero negro y atrás del escritorio estaba sentado papá.
– Hijo, siéntate. – ordenó.
Me senté en el único sillón disponible.
– Sé que hoy no vas a entender el porqué de mi decisión y te prometo que cuando crezcas te lo diré, pero por ahora quiero que sepas que, con tu madre y yo, vamos a adoptar a Esmeralda, ella ahora va a ser parte de nuestra familia, ¿de acuerdo? –
Una emoción se apodero de mí, nuevamente esa parte de mí estaba completamente contenta con lo que acaba de ocurrir y no pude evitar pensar que Esmeralda ahora era mía.
A modo de respuesta a lo que dijo mi padre, simplemente asentí con la cabeza, la verdad es que mucho que decir no tenía.
A la semana siguiente empezaron a prepararle su habitación, mientras mis padres y algunas personas que contrataron estaban pintando y decorando la pieza de mi nueva hermanita, yo jugaba con ella.
Decidí enseñarle a jugar a las escondidas, yo me escondía detrás de algo y esperaba a que ella me encontrara, al principio lloró porque no me veía, entonces yo salía y la consolaba, pero al rato entendió el juego y se le escapaban pequeños grititos y risas.
Más o menos a las 12 de la noche la pieza de mi hermana estaba lista, mis padres bajaron y me pidieron que la llevara a su cuarto, subo con ella en brazos y entro.
La pintaron de color verde con flores blancas en las paredes, un pequeño balcón que, por mientras, tenía unos barrotes para evitar accidentes, un baño y su cama. La dejo en la cama y ella observa todo a su alrededor y sonríe, mi madre al ver el gesto dice
– ¿Te gusta? Me alegro, pensamos en cómo te podría gustar. Ven hijo, es hora de dormir. –
En el minuto que estoy a punto de salir Esmeralda llora, rápidamente me acerco a ella en compañía de mi padre, pero no para de llorar, mis padres se preguntaban qué querría.
Por alguna razón que desconozco, me nace decirle
– Tranquila hermanita, estoy aquí contigo. –
Al parecer fue buena idea, porque dejó de llorar y me extiende sus pequeños brazos, la tomo otra vez en mis brazos y les pregunto a mis padres
– ¿Puede dormir conmigo hoy? –
Ambos con una sonrisa en su rostro, asienten y nos acompañan hasta mi cuarto. La acuesto en mi cama y me meto por el otro lado y antes de que se duerma le susurro
– Buenas noches, pequeña hermanita. –
Le doy un beso en la frente y me quedo dormido.
ESTÁS LEYENDO
ayer hermanastros, hoy mates
Про оборотнейdespués de escuchar su llanto corro con mis amigos,cuando encontramos a la causante de estos llantos le hablo con dulzura -Hola, chiquita, ven yo te cuidare - Ella corre y viene a mis brazos ,aun asustada, me da un tierno abrazo y yo me la llevo a...