Hoy, por fin luego de una larga espera, es el cumpleaños de mi hermanita, su cumpleaños número cuatro.
Ahora mismo, Esmeralda está conmigo muy ansiosa, aún tiene en su memoria la sorpresa que le prometí.
En este período que ha estado con nosotros la fui conociendo cada día mejor, así me enteré de ciertas cosas que nos fueron útiles para armar su fiesta. Por ejemplo, le fascina el color verde, las cositas dulces le encantan, la música y todo lo relacionado con ella desde el canto hasta tocar un instrumento le gusta mucho, en su minuto me conto que recordó que su madre solía tocar el piano en su casa y que le gustaba oírla tocar. Cuando lo contó noté una mirada de preocupación y tristeza en los rostros de mis padres, no estoy seguro de la razón de esas miradas.
Alrededor de las 4 de la tarde mi madre subió con Esmeralda a cambiarla de ropa para su fiesta y yo las esperé en el jardín, lugar donde se iba a llevar a cabo la fiesta.
No se demoraron mucho en bajar, cuando salieron al patio quede impactado, mi hermanita se veía hermosa, mamá le puso una falda de mezclilla, una polera verde pastel, unos zapatitos cerrados blancos y en el pelo, mamá le hizo dos grandes trenzas, una a cada lado, para unirlas junto al resto de su cabello en una coleta y por último le colocó unos pequeños aretes.
Esmeralda tenía una sonrisa de oreja a oreja, me buscó con la mirada, al verme se me acercó y me tomó de la mano y caminamos hacia donde estaban todos los demás invitados.
Para la fiesta invitamos a muchos niños para que mi hermanita fuera conociendo y así hacerse algunos amigos, lo cual no se le hizo una tarea difícil, apenas nos acercamos a ellos un grupo de niñas se la acercó.
– Hola, soy Amanda y estas son mis amigas, ¿quieres jugar con nosotras? –
– Sí quiero. – respondió.
Y Esmeralda se fue encantada, mientras ella se fue con esas niñas, yo fui a reunirme con mi grupo de amigos.
– ¡Ey!, Balthazar, aquí. – escuché a Dylan gritar.
– Hola chicos. – saludé.
– Parece que se está integrando bien, ¿no? – comentó Jason mirando a Esmeralda.
– Hasta ahora todo va bien, los demás niños la aceptan y el otro año entra a la escuela, así que esta fiesta ayuda a que no ingrese tan sola – le conté.
– Miren, miren que pasa por allá. – habló Adam mientras apuntaba detrás de mí.
Me di vuelta para toparme con la linda escena.
Un niño de la misma edad de mi hermana se le acercó por atrás, le tocó el hombro, ella se da vuelta y él le da un beso en su mejilla, Esmeralda le sonríe y le ofrece jugar con ella.
No hay de malo con eso, el pequeño, diminuto problemita es que el maldito niño no dejó de acercarse a MI hermana en toda la maldita fiesta, ese mocoso estuvo con ella, ¿acaso no sabe que es mía y de nadie más?
Pasado las 8 de la noche, empezaron a entregarle sus regalos.
Yo preferí alejarme un rato a tomar aire fresco, no soporto más ese deseo de tomar a MI hermana y llevármela lejos de todos, "Pero, ¿qué sucede conmigo?" pensé.
Me quede un rato solo calmándome hasta que alguien me cubre los ojos.
– ¿Adivina quién soy? – dice esa dulce voz que ya empezaba a extrañar.
– ¿Mamá? – dije para molestarla.
– No. – responde entre risas – Intenta de nuevo. –
– Mi hermanita. – dije con seguridad.
Las manos se retiran de mis ojos y su linda figura se pone enfrente a mí.
– ¿Porque te fuiste? Me asusté y no quería abrir mis regalos sin ti. – dice dándome un abrazo.
– Perdóname, necesitaba un respiro, hay mucha gente dentro – le dije correspondiéndole el abrazo.
Nos quedamos un buen rato hasta que nos llamaron para cantar cumpleaños feliz, entramos juntos a la casa.
En el patio nos esperaban mis padres y la manada, quienes rodeaban a mi mamá que sostenía el pastel. Fui con ella tomada de la mano, nos acercamos hasta estar frente a mamá y toda la manada empezó a cantar al unísono la típica canción de cumpleaños y al finalizar la canción dijimos
– Bienvenida a la manada, Esmeralda. –
Esmeralda nos regala a todos una muy linda sonrisa.
Cuando todos se fueron, comí otro trozo del pastel mientras veía un poco de televisión y mi hermanita jugaba con sus regalos.
Al rato mis padres se sentaron a mi lado, mi padre dirigiéndose a Esmeralda, le dice
– ¿Te gusto la fiesta, hija? –
Mis padres hace tiempo empezaron a tratarla como hija y Esmeralda de a poco les ha ido llamando mamá y papá de vuelta.
Ella respondió casi en seguida.
– ¡Me encantó! Fue el mejor cumpleaños de mi vida. – dijo con alegría.
– ¡Qué bueno que te gustó cielo! Ya que siempre podemos repetir esta fiesta para tus siguientes cumpleaños. – mi madre le responde.
–¡Sí! – grita mi hermana con fuerza.
ESTÁS LEYENDO
ayer hermanastros, hoy mates
Werewolfdespués de escuchar su llanto corro con mis amigos,cuando encontramos a la causante de estos llantos le hablo con dulzura -Hola, chiquita, ven yo te cuidare - Ella corre y viene a mis brazos ,aun asustada, me da un tierno abrazo y yo me la llevo a...