6 años

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Los años pasan rápido sin que uno lo note, hace ya dos años mi pequeña princesa llego a la familia, tuvo un recibimiento muy grato en la manada, incluso hizo amigos en su primer año aquí.

Lo que le da un apoyo extra para lo que se va a enfrentar este día.

Hoy, para mi maldita suerte, mi hermanita irá conmigo a la escuela, es su primer día.

Para mi sorpresa está bastante tranquila, como si fuese un día normal, lo que sí noté es que en el trayecto estaba callada, lo cual era algo inusual, ya que siempre tiene algo que compartir.

Caminamos tranquilos por la calle principal, hasta llegar a la reja principal de la escuela, fue cuando Esmeralda comenzó a temblar.

– Mejor devolvámonos hermano, puedo venir mañana. – me hizo un pucherito con esos ojitos tan tiernos, pero no podíamos volver a casa.

– Mira, vas a la escuela y para cuando salgas me convierto en tu sirviente fiel por todo el día. – le propuse.

Lo pensó por unos minutos.

– Está bien, voy a entrar. – dijo con firmeza.

Le extendí la mano para que la tomara y así guiarla y apoyarla en esta nueva experiencia.

Cuando llegamos, algunos padres me miraron extrañados por estar en el sector de los niños más pequeños. "No todos se enteraron de la notica" pensé.

Solté la mano de Esmeralda, la observo entrar en su salón. Inmediatamente sus amigas fueron a saludarla y la invitaron a que se sentara con ellas.

Desde afuera del salón, la veo ya más tranquila y segura, espero a que mire en mi dirección para despedirme y me dirijo a mi primera clase del día: Historia.

El día escolar se me hizo eterno, no pude dejar de pensar lo mucho que quería en que terminase para poder reunirme con mi hermanita y tener la tarde de hermanos que le prometí.

Cuando ya dieron la una de la tarde, fui el hombre lobo más feliz de toda la manada.

Guardé todas mis cosas en mi mochila y salí disparado a la entrada del sector de niños para esperarla. Llegué en cuestión de segundos y me paré en un lugar alto para que ella me viese.

Vi a la estampida de niños corriendo y gritando en dirección a sus padres, cientos de estos y yo solo buscaba a una, "¿Por qué tardará en salir? ¿Le habrá ocurrido algo?", preguntas y la incertidumbre me consumieron la mente, estaba a punto de entrar a buscarla, pensando que le ocurrió lo peor, pero justo ella sale, conversando animadamente con sus amigas que vi al inicio de la jornada.

Sin perderla de vista, caminé hasta ellas.

– Por eso Miley finge ser Hannah Montana, para poder tener una vida normal. – dijo una de ellas.

– No sabía eso, voy a ver ese programa. – dijo Esmeralda.

– Hermanita. – dije una vez que me hacer a ella – ¿Nos vamos?

– Sí, nos vemos mañana. – se despidió.

Me despido alzando la mano y emprendimos marcha.

– Muy bien princesa, ¿qué desea hacer? –

Sonrió con entusiasmo.

– Quiero volver a casa, almorzar pizza en tu cuarto y ver una película juntos. –

– Sus deseos son órdenes, princesa. –

Y así fue, llegamos a casa, le pedimos a nuestra madre que pidiera una pizza a lo que aceptó con gusto, comimos en mi cuarto y vimos una película de Disney que Esmeralda escogió.

"¿Por qué tengo esta necesidad de estar siempre a su lado?"

ayer hermanastros, hoy matesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora