III.

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Durante los mediodías de esa nueva temporada hay frío suave y moderado. Aún está el sol durante el día, por supuesto, pero es de ese que solo ilumina y no calienta como en el verano. Las hojas de los árboles se intoxican de naranjos y amarillos desde sus orillas a su centro, y el crujido de las botadas en el suelo se perciben como el cereal al quebrajarse dentro de la boca.

Los almuerzos ya no son tan privados, la mayoría ahora prefiere quedarse en el comedor en esas horas y el silencio antes interrumpido solo por sus voces, ahora también es cortado por bulliciosos e innecesarios otros.

-¿Qué trajiste hoy, Kyungsoo? -le pregunta mientras salen de la sala de clases al pasillo.
-

Nada, traje algo de dinero.
-¿Y qué comprarás?

-A decir verdad no tengo apetito.

Kyungsoo da un vistazo a Jongin caminando a su lado y ve como su sonrisa se transforma en una línea.

-¿Quieres comprar algo para ti?

Hay unos cuantos pasos pensativos antes de que Jongin responda.

-Solo si lo comes conmigo.

Y así es como terminan comiendo cada uno la mitad de un sándwich, sentados en la esquina más alejada del comedor, compartiendo un jugo y oraciones casuales.

-Deberíamos hacer una lista -sugiere Jongin, mirando al vacío y luego a él, sonriente como casi siempre. Kyungsoo alza un poco sus cejas.
-Y deberíamos hacerla ahora, de hecho, porque acabas de hacer eso.

Las cejas de Kyungsoo entonces se estrechan de confusión en estado puro. Jongin se arrastra por la banca hasta que sus muslos chocan, y su mano se cola en el bolsillo de la chaqueta de Kyungsoo mientras toma otra mordida de su pan, extrayendo el celular del chico.

-Voy a hacerla acá, me lo prestas, ¿cierto?

Y Kyungsoo asiente evitando mirar en lo que pueda estar haciendo Jongin, concentrándose en la comida entre sus manos y dejando al otro hacer lo que sea con su móvil. Lo único que tiene, después de todo, son cinco números telefónicos -su madre, Chanyeol, Jongin, una tía y su primo-, unos cuantos juegos que Jongin le sugirió para el aburrimiento, un puñado de canciones -cortesía de Jongin, de nuevo- y algunas fotos. Esas fotos.

Kyungsoo amplía sus ojos y gira su cabeza justo a tiempo para ver una sonrisa enternecida en los labios del chico junto a él mientras observa la pantalla.

El más bajo siente sus mejillas acalorarse y ligeras ganas de pararse, retirarse lentamente hasta su casa y quedarse bajo las sábanas de su cama el resto de la semana y un día.

-¿Por qué no me dijiste que tenías estas fotos? -comenta alegre y emocionado, sacando su propio celular de su pantalón para enviarse las imágenes.

-Mamá las tomó.
-¿Cuándo? No me di cuenta.

Kyungsoo se asoma un poco, tragándose la vergüenza y observa las imágenes siendo arrastradas por la yema del índice de Jongin.

La primera era tomada desde un lado; ambos jugando con la consola de Kyungsoo, Jongin completamente concentrado y él sin mucha expresión pero con una chispa de fuego en sus ojos. En la segunda se ve él parado con un uniforme muy diferente en la entrada de otra escuela y el cabello sutilmente muy aplastado.

Un poco de Felicidad; KaisooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora