Capítulo 10

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Estaba leyendo en la cama cuando volvieron mis padres de la fiesta.
-Aún hay luz en la habitación de Taehyung -oí susurrar a mi madre.
-Estoy despierto -grité.
Les oí quitarse los abrigos y los apresurados pasos de mi padre camino del baño. Mi madre apareció en la puerta de mi habitación.
-Hola, cariño. ¿Llevas mucho tiempo solo?
-No. Namjoon se fue hace media hora o así.
-¿Qué hicisteis?
-Hablar.
Oímos la cisterna en el baño. Mi madre salió; en ese momento, entró mi padre y se sentó en la cama.
-¿Lo habéis pasado bien? -pregunté.
-No estuvo mal -respondió-. Sí, bien. ¿Y tú? ¿Viste la película?
-No.
-¿Por qué?
-Me aburría. Era predecible.
Me miró.
-Me pareció buena en mi juventud. La vi en una sesión matinal. -Hizo una pausa-. Bueno, ¿y qué hicisteis?
-Escuchar música. Hablar.
-¿De qué?
-De muchas cosas -mentí-. Nada en particular. Lo que iba surgiendo.
Mi padre estaba triste. Cambié de postura y, al dar la vuelta, mi mano se posó en su brazo por pura casualidad.
Al principio se puso rígido. Luego, cubrió mi mano con la suya y la acarició. -¿Te encuentras bien?
-Sí, más o menos.
Desvió la vista y descubrió los cochecitos.
-Has vuelto a sacar tus juguetes. -Cogió el Austin azul-. Te lo compré cuando cumpliste tres años. En la juguetería que está cerca del puerto. Salí a comprarlo a la hora de comer.
-¿Por qué lo elegiste?
-¿No te gusta? -preguntó, sorprendido. Me reí.
-Claro que sí. Era mi coche favorito. Me gusta mucho.
-Sí, a mí también -dijo mi padre-. Por eso te lo compré. Era el más bonito de la tienda. ¿Recuerdas cuando lo escondiste y no lo encontrábamos? Estuviste muy disgustado durante días. ¿No te acuerdas?
-No, pero mamá me lo ha contado.
-Lo encontramos en el fondo de uno de los armarios del pasillo. Detrás del panel que siempre se caía cuando tu madre pasaba la aspiradora.

Me puse tenso de pronto.

-No, no me acuerdo. ¿Qué panel?
-El que cubría la base -explicó mi padre-. La parte frontal. Todos se caían hasta que los atornillé. ¿No te acuerdas? Supongo que aquel día también cayó la parte frontal. Utilizabas la base abierta como garaje para tus coches. Y seguramente tu madre o yo colocamos el panel sin comprobar si había algo dentro. Por eso tardamos una semana en encontrar el Austin.

No podía dormir. Estaba demasiado alterado. Junto a mí, en la mesilla, tenía el Austin azul. Me pareció que escintilaba, como un objeto mágico. Y el color azulado, que nunca me había gustado, de pronto se volvió precioso.
Miré mis dos armarios con los paneles blancos en la base. Mi hermano también se había criado en aquel piso, en aquella habitación. También él había jugado con sus cochecitos en el pasillo. Tal vez incluso usase los paneles de los armarios como garajes para sus coches, para su remolque de caballos color burdeos.
Me levanté y me acerqué a los armarios. Oí resoplidos y tenues ronquidos procedentes de la habitación de mis padres. Me senté y observé las bases blancas. No vi ningún tornillo.
Examiné los paneles frontales. Parecían pegados. No me atreví a utilizar herramientas por miedo a despertar a mis padres.
Volví a la cama.

Me desperté tarde. Mi padre había ido a una competición de tiro con arco. Mi madre estaría en casa todo el día, y yo quería estar solo cuando abriese los paneles.
A primera hora de la tarde mi madre me
preguntó cómo me sentía.
-Pareces muy nervioso -comentó-.¿Ocurre algo especial?
-No, en absoluto -mentí-. No pasa nada.
Me miró con suspicacia.
-Tal vez aún estés enfermo.
-Creo que necesito aire fresco. Voy a dar una vuelta.

Namjoon abrió la puerta sonriendo.
-Hoy vienes en plan explorador. ¡Entra!
-Me gustaría ver la foto -dije, sentándome en el sofá.
   Namjoon movió varios libros de arte de la librería y cogió una antigua caja de madera pintada de negro. Supuse que era su caja de tesoros.
Se sentó junto a mí con la caja, dándole la vuelta para que yo no viese el interior cuando la abrió. Rebuscó, sacó la foto y me
la dio.
-Aquí la tienes -dijo. La entrega fue casi ceremonial.
Eras tú, JungKook.
Estás delante de una sábana colgada.
Luces y sombras suaves bailan en el tejido, detrás de ti. Te estás desperezando como si acabases de despertar. Tienes los brazos levantados, con las manos detrás del cuello y los codos a ambos lados de la cabeza. Entrecierro los ojos, y tus brazos me parecen alas. El pecho y el abdomen sobresalen un poco. La pierna derecha se mantiene firme mientras el pie izquierdo se levanta, tocando el suelo solo con los dedos. Al estirarte giras el cuerpo. Tienes los ojos medio cerrados y sonríes.
-¿Planeaste tú la foto? -pregunté a Namjoon.
-No. No la planeó nadie. Estaba mirándolo, y JungKook se estiró. Entonces disparé.
¡Clic! Y nada más.
-Una foto hermosa -dije.
-Era un chico hermoso -afirmó Namjoon. -¿Tienes copias?
-Sí, creo que sí. ¿Por qué? ¿Quieres una?
-Sí, me encantaría.
-De acuerdo, pero no se la enseñes...
-No, claro que no. No se la enseñaré a nadie.

Namjoon se inclinó para mirar la foto.

-¿Entiendes ahora por qué me desconcertaba tanto? ¿Entiendes que no supiese qué hacer y que ni siquiera me atreviese a acercarme a él?
-Sí -respondí-. Lo entiendo.
-Mira qué guapo es. Él... cada día te pareces más a él.
   Me di cuenta de que lo ofendí al responder:
-No creo que seamos tan parecidos. Tenemos un aire familiar. Te lo recuerdo,
es eso. Creo que quienes lo conocisteis, los que estuvisteis con él, mezcláis los recuerdos de JungKook conmigo, con mi cara, mi cuerpo y mis gestos. Por eso nos ves parecidos.
-No estoy diciendo que te parezcas a él -puntualizó Namjoon-. Tienes tu propia expresión, actitudes propias. Y se distinguen mucho de las de JungKook. Sin embargo... solo has visto fotos suyas, por eso te cuesta más percibir el parecido. Nunca lo viste moverse ni viste sus gestos. No oíste su voz.
-Cierto -admití-, pero pienso mucho en él, y me habéis contado muchas cosas de él. Lo he visto moverse en sueños. Pero no he oído su voz. Es algo que me intriga. JungKook nunca me habla en sueños. Tengo la sensación de que intenta decirme algo, solo eso. Pero tú has hablado con él, has oído su voz. ¿Cómo sonaba? ¿Cómo era
-Como la tuya -respondió Namjoon.
-Yo también tengo fotos para enseñarte -anuncié.
-¿En serio? ¿Qué fotos?
   Le di primero las dos fotos del otro chico.
-¿Quién es?
-Creo que es el otro chico, el checoslovaco. Tenía un nombre que empezaba por M. Estoy casi seguro de que es él. Fíjate en lo que pone al dorso. Creo que está en checo.
-Mému malému Princi -leyó Namjoon-. Sí, es checo.
-¿Lo reconoces?
Namjoon negó con la cabeza.
-No, no creo. Naturalmente, se trata de una foto antigua, pero no recuerdo haberlo visto nunca.
Le di entonces la foto de JungKook sentado ante su escritorio. Namjoon sonrió.
-A este chico sí que lo reconozco. Pero nunca había visto esta foto. ¿Dónde la has encontrado?
-En el trastero.
-Ya.
-¿Lo que tiene en la mano es su diario? Namjoon acercó la foto a los ojos.
-No lo sé. No recuerdo cómo era. Seguro que tuvo varios. Escribió durante años.
Por último le enseñé la foto de JungKook camino del baño. Namjoon sonrió de nuevo.
-Parece un crío. Si no fuera por...
-Sí, claro.
-¿Dónde se hizo la foto? No es tu casa. -No. Supongo que donde vivía el otro
chico. En la casa de M. Debió de ser él quien hizo la foto.

Mi madre estaba leyendo cuando llegué a casa.
-Has tardado mucho.
-Sí. A la vuelta he subido a ver a Namjoon.
Me miró y frunció el entrecejo.
-Ven, deja que te vea. Estás un poco pálido.
Me puso la mano en la frente.
-Taehyung, estás muy acalorado. Es mejor que te acuestes. No tienes buena cara. No deberías estar fuera tanto tiempo. Mañana al salir del colegio creo que debes venir a casa directamente. ¿Lo harás?
-Sí -respondí-. De acuerdo.

Me dormí con una sonrisa en los labios.

Mi hermano y su hermano. [JiKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora