Despierto y me restriego con los puños los ojos, para alejar el sueño y noto algo raro.. la manos libres,mas bien las muñecas. No tengo las esposas, lo primero que se me pasa por la cabeza es Rosa, ella no me ha puesto las esposas,en eso se lo agradezco ha decidido confiar en mi, lo que ahora eso es..díficil .Me siento sobre la cama y en pocos minutos entra Rosa:
-Buenos días, Princesa -me dice con su dulce y amigable voz junto con una gran sonrisa lustrosa en su rostro - Que tal has dormido?.
-Comoda -digo con una sonrisa ya que la esposas son un terror.
-rie.-Hoy vas a ayudar al cocinero -me dice.
-Ya..a que hora?-pregunto, porque ayer no me lo dijo.
-A las 12:30.
-Bien.-asiento.
-Ahora a lavarte y a desayunar.
-Cierto -me pongo en pie y camino hacia el baño y veo que Rosa no viene -Que pasa?-frunzo el ceño.
-Puedes bañarte tu sola asi no te sera molesta ni vergonzosa la ducha. -dice encogiendose de hombros.
-Vale. -agito la cabeza y me encojo de hombros y giro el pomo para entrar a la ducha.
Me doy una ducha caliente tranquila, que me relaja todos los musculos de una manera casi magíca. Cuando salgo Rosa tiene mi ropa interior y ropa normal entre sus brazos. Consiste en un vestido o camiseta (es larga y por eso no se como llamarla) con botones al lado izquierdo del cuello, y cae hasta por un poco mas arriba de la rodilla, después unos pantalones ceñidos amarillentos que llega hasta los talones despúes unas zapatillas sencillas y grises muy comodas. Y me preparo para ir a la cocina para trabajar y no aburrirme haciendo puzzles.
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