Capítulo 46 Esto no es lo que parece II

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CAPITULO 46 ESTO NO ES LO QUE PARECE II

Dejé a Edward mirando a través de la cristalera de la cafetería con cara de atónito para ir tras Rose. Mierda. Había venido a acompañarla para que no la acusaran de asesinato con ensañamiento... y contra todo pronóstico había salido de allí súper deprimida tras ver aquella escena de Emmett. Joder, casi hubiera preferido verla en medio de esa cafetería gritando como una energúmena y dejando calva a esa rubia. Verla así de decaída me rompía los esquemas; sin duda esto le había hundido en la miseria.

La dejé su espacio mientras caminábamos hasta su coche. La gorra y las gafas de sol que se había puesto al más puro estilo de espía se estamparon contra el asiento trasero de su BMW. Nos sentamos en el coche, aunque Rose no arrancó. La miré con una mezcla de sentimientos que ni yo misma me entendía. Cielo santo, Emmett le acababa de romper el corazón... ella estaba totalmente enamorada de ese capullo. Siempre creí que ellos serían la pareja más estable del mundo... pero no. El cabrón de mi amigo tuvo que enredarse con otra rubia que no era su novia. Jodido Emmett... no me importaría darle collejas hasta que le saliera callo...

— Rose...— mi amiga me miró con los ojos enrojecidos, pero no le salía ninguna lágrima.

— ¿Me puedes decir que es lo que ha pasado ahí, Bella? Aún no me puedo creer lo que han visto mis ojos...— le tembló el labio inferior cuando arrancó el coche.

¿Qué demonios la podía decir a mi amiga? Yo sabía lo duro que era ver al chico que te gusta con otra. Sabía de primera mano lo que era la traición porque Jake Black me lo enseñó. El dolor de Rosalie debía de ser mil veces peor porque no se trataba del chaval del que estaba encaprichada... no. Se trataba de su novio al que amaba con toda su alma.

— Creo que no voy a poder superar esto — dijo cuando paramos en un paso para peatones. Ahora sí, una lágrima furtiva adornaba su piel pálida —. Hace apenas un par de semanas estaba diciendo que tenía planes para nosotros... y ahora mira.

— No te atormentes de esta manera, Rose... sólo servirá para hacerte más daño... ¡Ugh! — espeté —. Podría volver allí y atizarle con la mano bien abierta, ¿sabes?

— No... no merece la pena... Creo... creo que cuando le vea mañana voy a romper con él oficialmente — asentí despacio —. Creo que es lo mejor... está jugando a dos bandas. Así que si la quiere más a ella que se vaya con ella...— dijo con un poco más de rabia.

El resto del camino le hicimos el silencio. Rose aparcó delante de mi casa. Debería de llamar a Edward ya que le habíamos dejado solo en el lugar del crimen. De todos modos la que más me necesitaba era Rose y Edward había llevado su coche hasta allí, así que no tendría problema para ir a casa.

Rose se sentó en mi sofá, más bien se tiró sin ganas mientras la ofrecía una taza de café caliente. Estaba demasiado serena para ser Rose. Sentía que de un momento a otro podría explotar como una puñetera bomba...

— No me mires como si me fuera a comer los ojos de alguien, Bella — dijo mientras bebía de tu taza.

— Estás demasiado calmada... creo que eso no es normal en ti — sonrió con pena.

— Supongo que me he estado preparando de manera inconsciente para este momento... Esos mensajes, esas llamadas...— suspiró sonoramente —. Todo hacía indicar lo que al final era...

La abracé con fuerza. En cierto modo yo me sentía como ella. Edward de momento estaba a mi lado, pero... ¿hasta cuándo? Antes o después iba a quedar con la guarrilla de Tanya y no iban a jugar al parchís precisamente. ¿Me vería tan abatida como Rose cuando se diera el caso? Rose se apartó de mí y me miró con pena.

Mi profesora de Seducción (+18) FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora