Capítulo 26 Fantasías Sexuales

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CAPITULO 26 FANTASÍAS SEXUALES

Me desperté con un gran dolor de cabeza; la garganta seca y un dolor en las sienes que ni te cuento. Abrí un ojo con miedo; el sol me dio de lleno en los ojos provocándome una punzada de dolor hasta lo más profundo de mi cerebro. Mierda, me encontraba como el culo. Cuando al fin logré abrir los dos ojos sin morir en el intento comprobé que estaba en la cama, en la habitación de hotel que compartía con Bella. ¿Cómo había llegado hasta aquí? ¿Cómo me había tumbado en la cama? Y lo más interesante para mi, ¿quién me había desnudado dejándome sólo en ropa interior? Me incorporé hasta quedar apoyado en el cabecero de la cama y me froté los ojos. Joder, me escocían y todo por haberme quedado dormido con las lentillas puestas. Alargué la mano hasta la mesilla, cogí la cajita de las lentillas y me las cambié por la gafas. Mucho mejor...

— Bueno, bueno... ¡el bello durmiente se ha despertado! — chilló Bella haciendo que un nuevo pinchazo me atravesase la cabeza de parte a parte.

Fruncí el ceño y me preparé para enfadarme con ella... lo prometo... pero me fue imposible. Bella me miraba con una sonrisa en los labios. Llevaba puesta una de esas batas que me gustaban tanto dejándome ver el nacimiento de su escote. Entonces me pregunté si llevaría algo debajo y...

— ¿Te duele la cabeza? — dijo en alto... o al menos a mi me lo pareció.

— Dejaría de dolerme un poco si no me gritaras — su sonrisa se ensanchó aún más.

— No soy yo... es la resaca — se rió bajito —. Anoche bebiste un poquito... tampoco mucho — dijo quitándole importancia —. Pero lo suficiente para que alguien que apenas haya bebido acabe con resaca...

— Bien — me revolví el pelo con la mano —. Recuérdame que no vuelva a beber...

— Oh, venga... te lo pasaste bien... Me gustó tu bailecito de anoche — me tapé la cara con las manos.

— ¿Sabes qué es lo peor de no haber acabado completamente borracho? — negó con la cabeza divertida —. Que recuerdo todo lo que hice...

— ¿Ah, sí?

— Sí... recuerdo que te metí mano en un local con un centenar de personas a nuestro alrededor — sonrió de manera pícara —. Y también me acuerdo del espantoso ridículo que hizo el musculitos — se rió con ganas mientras se sentaba a mi lado.

Realmente ver a Jacob Black, al cabrón que jugó con Bella, en medio del sitio donde trabajaba, desnudo completamente y chillando como una niña porque le perseguía una cucaracha... no tenía precio.

— No estuvo mal, ¿eh? — dijo Bella codeándome.

— A ver si tenemos la misma suerte cuando le llegue el turno a Victoria — murmuré —. Por cierto... ¿qué hora es?

— Las tres de la tarde — abrí los ojos como platos.

— ¿Las tres? ¿Y los chicos?

— No he tenido noticias de ellos, así que supongo que se encontraran igual que nosotros. Hoy tocaba descansar, la noche fue movidita...

— Como todas desde que empezamos el viaje — Bella asintió —. ¿Y ahora qué hacemos?

— A mi no me apetece salir — se puso de costado y me miró de arriba abajo —. Oye... ¿te duele... te duele el...? — no terminó la frase básicamente porque se descojonó de la risa.

— No me resulta precisamente gracioso, Bella — gruñí —. Aún me duele un huevo el... huevo — se rió aún más —. Tu ríete de mi... me sé de una que anoche iba sin tanga por la calle — dejó de reírse y me miró con los ojos entrecerrados.

Mi profesora de Seducción (+18) FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora