Pau la zorra

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Se miró en el espejo por quinta vez esa mañana. Pelo lacio cobrizo cejas arqueadas danzantes sobre sus ojos claros, pómulos redondeados como su nariz. Sus labios carnosos y rosados contrastaban con su piel bronceada.

Era guapa, lo sabía. Era su mayor campo de defensa y ataque. Le encantaba como los chicos se giraban al pasar, le encantaba esa atención sobre su escote que se subía inocentemente. Era deseada, le gustaba pensar que era la envidia de las chicas y un imposible para la mayoría de los chicos. Le gustaba ¿Era malo?

No todo era perfecto, claramente había perdido amigas, que abrumadas, la habían dejado de lado. Sus inseguras mentes preferían criticarla a la espalda que aceptar que Paula, o como la llamaban, Pau la zorra; era mucho más atractiva que ellas. Y que cualquier persona iba a preferir el rostro inocente y sexy de Pau que el de ellas.

Se peinó su pelo liso con los dedos para que cayera recto sobre sus hombros.

Hoy no tenía mucho que hacer, tenía pensado ir al centro. Esta noche era el cumpleaños de una de sus pocas amigas. Y tenía que comprarle algo.

Dejó caer la toalla que cubría su cuerpo. Arrastró los pies hasta el armario y sacó su top negro. No debería ir tan arreglada, solo iba de compras un rato... que más daba. Se puso la ceñida camiseta y unos pantalones vaqueros cortos que dejaban poco a la imaginación.

-¡Mamá!- gritó bajando las escaleras. Su madre apareció sacudiéndose las manos en el delantal.

-¿Pasa algo, Pau?-

-Voy al centro a comprar algo ¿Puedes recogerme después?- ella asintió.

La chica guardó su móvil y las llaves en su bolso rosa.

Su madre y ella vivían en un sencillo duplex en la zona residencial de la ciudad. La playa quedaba a veinte minutos andando.

Era temprano, no había mucha gente todavía. Saludó a su vecino, Gus; que arreglaba su bicicleta cerca de la entrada del garaje.

-Eh, hola- saludó el chico restregando la grasa de las ruedas en sus vaqueros holgados -¿A dónde vas?- pregunta mirándome de arriba abajo con una sonrisa tonta.

-Pues voy al centro- dijo devolviéndole la sonrisa.

Hablaron un poco más hasta que decide que ya le ha mirado el escote suficiente tiempo.

El centro está ajetreado. Todo el mundo ha tenido la misma idea de pasar por las tiendas este sábado.

Mira el asqueroso cielo, ni una pizca de sol. Refunfuña entre dientes ¡Si tan solo pudiera estar en su piscina tomando el sol! Pronto llegaría el invierno, este tiempo solo lo corrobora. Poco a poco los días se vuelven más fríos, se dejan de llevar las faldas cortas y las blusas veraniegas. Todo acaba.

Pau suspira resignada, su piel bronceada ponto volverá a su color normal.

Pasa por delante de un escaparate, ya lleva dos horas dando vueltas y no encuentra nada. Realmente no son tan amigas, es mas por interés; Pau le presenta chicos monos y ella finge ser su amiga.

No le importa, desde hace tiempo ya no le importa. Su apariencia es lo único que tiene, no es inteligente, no domina ningún talento artístico, es malhumorada y algo borde, tiene poca paciencia. No es del tipo de chicas que crea un interés, es de usar y tirar. Lo sabe y lo acepta.

Pero, sobre todo en los pasillos del instituto, se pregunta que tal sería tener una amiga de verdad; que no le importe su apariencia y su costumbre por ser físicamente perfecta. Es egoísta querer a alguien que solo la quiera por su sosa personalidad cuando ella misma solo ofrece su cuerpo al mundo.

~{No Hero}~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora