Me desperté y miré por la ventana, allí estaba, parado sobre la carretera, con la mirada perdida, era Víctor, pero a la vez ya no era él.
Ainhoa estaba a mi lado observando lo mismo qué yo, me miró con ojos tristes.
Yo: Dame las esposas.
Ella me las dejó sin preguntar para qué las quería.
Abrí la puerta y miré a los lados por si había más mordedores, por suerte solo había uno a unos 10 metros.
Fui rápida y silenciosamente hacia Víctor o lo que quedara de él, me miró y vi en sus ojos algo que no había cambiado, era su mirada penetrante qué conocía, no podía matarlo puesto que era un amigo, fue entonces cuando le di un puñetazo en la boca antes de que este reaccionara, fue al suelo con la cara por delante, rápidamente me eché sobre él cogiendole los brazos y esposandolo.
Lo cogí en brazos pero alejando su boca de cualquier parte de mí cuerpo, lo metí en la casa.
Ainhoa: ¿Qué vas ha hacer con él?
Yo: Lo encerraré en el armario por si algún día se encuentra una cura poder recuperar a mi gran amigo.
Hice lo dicho y cerré la puerta con la llave la cual la tiré a la basura.
Yo: (Mirando a Ainhoa) Esto no se lo digas a nadie. Vamos a dormir.
Ainhoa: Vale.
Sobre las 5 de la madrugada yo seguía despierto. Decidí mirar un rato por la ventana, entonces vi algo impresionante.
Yo: (Mirando por la ventana y hablando solo) No puede ser...
Dificilmente pude ver como tres coches con las luces apagadas (supongo qué para que no pudieran verlos).
Pude ver cómo subian por la calle en la qué estábamos, aparcaron unas dos casas más arriba.
Yo: Mierda... que no entren aquí.
Abrí un poco la ventana para poder escucharlos.
Persona: Vamos a mirar por estas casas a ver si encontramos algún superviviente.
Nos rescatarán, fue lo primero que pensé, pronto me di cuenta de que no era así.
Abrieron la primera puerta y unos dos minutos más tarde sacaron a una persona a la calle y le pegaron con un machete en la cabeza rajandola en dos como si de una sandía se tratara.
Un fuerte escalofrio recorrió mí espalda rápidamente.
Corrí ha despertar a los demás.
Yo: (En la habitación dónde dormimos) ¡Rápido, levantad o moriremos!
Todos me miraron raro pero lavantandose.
Josema: (Estirándose) ¿Qué pasa?
Yo: ¡Saqueadores!
Antonio: Mierda...
Yo: Rápido hay qué salir de aquí cuanto antes.
Josema: Pero si estan fuera, ¿Cómo salimos?
Yo: Por los tejados,tendremos qué hacer parkour.
Subimos rápidamente al tejado y nos decidimos a empezar ha correr y saltar.
Ainhoa tenía puesta la mochila con los pocos recursos que encontramos.
Nos dirijimos hacia las casas de abajo pues estaban más cerca de la esquina y de la calle donde Ángela se encontraba.
Mí perro nos adelantó pues era más rápido qué nosotros.
Una vez llegamos a la última casa entramos en silencio pues podía haber mordedores.
La casa era estrecha y yo iba delante por lo qué me equipé con un cuchillo porque el hacha era demasiado larga y tendría poca movilidad, esta se la di a Ainhoa.
Bajé las escaleras y no tardó mucho un mordedor que allí se encontraba en tirarse sobre mí.
Le pegué una patada frontal haciendo así que retrocediera, se encontraba algo más lejos de mí y fue cuando ataqué yo.
Avancé hacia él con un paso acelerado, hice un barrido a sus torpes piernas provocando qué estampara su delgado cuerpo en el suelo, me posé sobre él y fui a clavarle el cuchillo cuando otro mordedor apareció por la escalera a tan solo metro y medio de mí, este se quedó parado mirándome, miró al mordedor que se encontraba en el suelo y una cara de fúria se apoderó de este, ahora venía a mí y yo no podia hacer nada pues estaba agarrando al mordedor del suelo.
Creía que iba a morir pero entonces mi perro saltó sobre mí que me encontraba de rodillas y chocó contra el mordedor provocando qué ahora se encontrara en el suelo, Zeus empezó a morder el cuello de este con agresividad, el mordedor no pudo hacer nada por la velocidad de mí perro.
Miré al que estaba debajo mía y vi como observaba la muerte de este.
Entonces su cara empeoró y ahí me tiró al suelo de un simple golpe en el pecho, ahora tenía una fuerza mayor.
Me levanté velozmente para no quedar a su merced, mi perro lo miró dispuesto ha atacar.
Yo: ¡No lo hagas Zeus!
Este se quedó parado.
Los ojos del mordedor se volvieron rojos como unos tomates, vino hacia mí con una velocidad descomunal, volví a pegarle una patada pero la fuerza de este hizo qué yo fuera un metro más atrás y acavando en el suelo.
Antonio salió en mí ayuda saltando sobre el mordedor, este en el aire lo cogió por el cuello como si fuera un muñeco de trapo, lo iba a matar, Josema corrió hacia él haciendole un placaje y consiguiendo tirarlo al suelo, me levanté y fui hacia este, agarré el cuchillo con fuerza y se lo clavé entre ojo y ojo pero no hizo efecto y entonces repetí el proceso dos veces más y fue cuando sí quedo inmóvil.
Ainhoa: ¿Por qué cojones era tan rápido y fuerte?
Yo: Creo qué el ver como un compañero suyo moría este entro en un proceso de evolución provocado por el dolor causado por nosotros, pero algo me da qué aun no había terminado la evolución.
Antonio: ¿Crees qué aun sienten cosas?
Yo: No quería decirlo, pero antes vi a Víctor y mirandolo a los ojos me di cuenta de que él estaba dentro de esa cosa.
Josema: ¿Y qué hicistes con él?
Ainhoa: Fue esposado y escondido en un armario por si algún día podíamos hacer qué volviera.
Apenas terminar la frase se escuchó como algo o alguien subia muy rápidamente las escaleras...
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Vivos pero muertos
Science Fictioncon esta historia nos adentramos en la piel de Emmanuel, un chico que tiene que sobrevivir al fin de la vida tal y como la conociamos con sus compañes que sin duda juegan un papel muy importante en el transcurso de su vida. Solo tiene una cosa por l...