CAPITULO 4

30 0 0
                                    

¿Qué acaba de suceder?, ¿quien era ese chico que me salvó?. Realmente estoy muy asustada y demasiado confundida, no comprendo nada, lo único que recuerdo fue un montón de escombros que estaban apunto de aplastarme, cuando un chico que no logré identificar su rostro debido a la masa de polvo, me empujó antes del impacto...

"...que haré contigo..."

Fueron las últimas palabras que escuché antes de desvanecerme, mi cuerpo había quedado tan débil y tembloroso, que torpemente prefirió desmayarse ante aquel chico desconocido. Lo que me preocupa es... ¿dónde me encuentro?, ¿a dónde me trajo aquel chico?, ¿estará esperando a que yo despierte para luego torturarme y matarme sin compasión?. Pero que estas diciendo Adeline, si te quisiera muerta, hubiera dejado que te aplastaran aquellos escombros... entonces, ¿cuál seria la razón para salvarme?.

Comencé a inspeccionar el lugar donde me encontraba contra mi voluntad, al parecer estaba dentro de una casa que logró mantener la mayoría de su arquitectura en pie, lo suficiente para descansar cómodamente; la luz entraba por los hoyos que se formaron en la pared y el techo, el aire estaba húmedo pero aún así, nunca se había sentido tan relajada. Me encontraba acostada en el suelo, sobre un colchón inflable y tapada con una tibia manta... ¿eh?, ¿pero qué mierda?, ¿como es posible que posea estos objetos?, literalmente la última vez que descansé tan cómodamente fué antes de que ocurriera el fin, ¡hace dos años no utilizaba un colchón!.

Mientras seguía observando el húmedo y oscuro lugar, se escucharon unos lentos y calmados pasos que se acercaban a la habitación donde me encontraba... ¡MIERDA!, ¿q...que hago?, ¿me hago la dormida o me quedo despierta y doy la cara al que se aproxima?.

Decido fingir que aún no me despertaba, tranquilicé mi respiración lo más que pude para pasar desapercibida, cuando los pasos se detuvieron justo en el lado de mi cabeza.

- Creo que te ves mucho mejor con los ojos abiertos-protestó una voz masculina, gruesa, pero aún así con un tono amable y burlón. ¡Diablos!, ¿qué hago ahora?. Seguí sin abrir los ojos... que estúpida debo verme-. Bueno, no me dejas elección.

Sentía que se acercaba de a poco a mi rostro para luego tomar mi mentón delicadamente con su mano, quedé petrificada, sin poder reaccionar y lograr apartarme. De un segundo a otro sentí sus suaves labios sobre los míos, abrí los ojos como platos inmediatamente apartando con todas mis fuerzas aquel idiota que aún ni siquiera conocía. Recibí un gruñido como respuesta, al parecer no se lo esperaba y lo empuje más fuerte de lo esperado. Me puse de pie inmediatamente.

-¡¿Qué crees que haces maldito idiota?!-le grité llena de furia como nunca antes lo había hecho con alguien. Apretando mi mandíbula y puños.

-¿Qué es lo que hago?, ¿o qué es lo que ya hice?-me contrarrestó con una sonrisa burlona, poniéndose de pie y arreglando sus ropas. Se acercó lentamente a mi, tomando otra vez mi mentón para luego susurrar cerca de mi oído-. Sólo creí que así lograría despertar a la bella princesa...y funcionó, ¿o no?.

Lo empujé fuertemente y me dispuse a escapar de allí, sin saber exactamente quien era ese puto idiota.

Al correr fuera de la habitación distingo donde se encuentran las escaleras, corro como un rayo, temblando y con los latidos acelerados, cuando me doy cuenta que las escaleras ya no se encontraban, sólo estaban intactos cuatro peldaños. Debido a mi velocidad y estupidez que llevaba a causa del temor hacia aquel chico, no logré detenerme y estuve apunto de caer para luego explotar en el primer piso -debido a la altura seguramente se encontraban en un departamento, no en una casa-, pero el mismo chico me sujetó a tiempo de mi camiseta para luego tirarme hacia atrás con tanta fuerza, que tropiezo cayendo sobre él. Tenía tanto miedo que ni siquiera intenté apartarme de su agarre.

WESTMOXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora