Capítulo 2

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"Lo siento, estaba despistado." Se disculpó dándome su mano para ayudarme a levantar. Noté su mirada fijamente en mi nuca.

"No te preocupes, estoy bien." Respondí con mi tono más borde. Alcé la mirada y me crucé con sus ojos, verdes. Todavía no me había fijado en su cara, porque el verde de sus ojos me había dejado hipnotizada. Eran preciosos. Cuando finalmente conseguí verle la cara, me quedé completamente paralizada, sin respiración apenas. Noté como mis mejillas empezaban a arder. No me lo podía creer. Que un chico así te tire por la calle no ocurre todos los días. Iba con una camiseta gris de manga corta que ponía Lover en su parte izquierda, esa camiseta la había visto millones de veces en fotos, con ese gorro verde y con esas gafas de sol que le quedaban absolutamente perfectas. 

"Déjame invitarte a un café." Me dijo con media sonrisa. Seguidamente miró mi barriga, por donde había derramado todo mi café. "Ohh, lo siento de verdad, entonces, te compraré también una camiseta."

"N-no te… No te pre-preocupes." Dije con dificultad, tartamudeando. Harry se dio cuenta y le produjo una gran sonrisa. "Da igual, mi casa, bueno, la casa donde estoy este fin de semana está aquí al lado…" Me volvió a dar su mano para ayudar a levantarme, y me puse en pie.

"Por favor, insisto. No tiro tantas veces como me gustaría a chicas tan guapas por la calle."

"Gracias." No sabía que mas decir. Me quedé totalmente en blanco y mi rubor era claramente visible. En pocas palabras, me ardía la cara.

"Encantado, soy Harry." Dijo sonriendo mientras miraba mis ojos marrones fíjamente.

"Lo sé." Moví la cabeza rápidamente con gesto de negación y me entró la risa nerviosa. "Perdón. Eugenia, encantada." Harry también se rió, una Directioner los reconocería hasta con traje espacial.

"¿Cómo? Eu.. ¿Qué?" Me reí porque la verdad es que es un poco difícil de pronunciar, no era la primera vez que me pasaba con alguien que no hablaba español.

"Eu-ge-nia" Pronuncié despacio.

"¿Eugenia?" Dijo entusiasmado, porque había conseguido pronunciarlo. "¿Así?"

"Sí" Respondí sonriendo. 

Hablar en inglés con él, no me supuso ninguna dificultad. La verdad es que se me da bastante bien porque la chica que me cuidaba de pequeña era inglesa, y no articulaba palabra en español. Aparte de los viajes a Irlanda e Inglaterra en verano, es el tercer idioma que dómino a la perfección después del español y el catalán.

Harry, no me soltó el brazo desde que entramos en Zara. Tenía un millón de camisas y blusas en su mano, y según él, estaba obligada a probármelas todas. 

"¿Me tengo que probar todo esto? Me basta con una simple camiseta." Cogí la primera camiseta blanca que vi. "Mira, esta va bien. Ya está." Se acercó a mí cogiendo la tela que tenia sobre mis manos, volviéndola a dejar sobre el mostrador.

"No lo hago por el hecho de que me siento mal y quiero comprarte algo, también me gusta estar contigo. Me gusta tu compañía." Dijo serio.

Me probé mil y una camisas, pero no me convencía ninguna. 

"¿Cómo va?" Dijo detrás de la cortina.

"Mmmm, pues no sé… Me gusta más la otra." Abrí la cortina. "¿Qué te parece?"

"A mí también me gusta más la otra… ¿Y esta?" Sacó una camisa rosa palo de seda y tirantes finitos preciosa, que me pega perfectamente con lo que llevaba en ese momento. "Pruébatela. Seguro que te queda estupendamente." Afirmó guiñando un ojo.

"Me encanta, gracias." Me la puse y salí para que me diera su opinión.

"A ver…" Me hizo dar una vuelta sobre mi misma agarrando mi mano. "Muy sexy" 

Después de pagar, salimos de la tienda dirección Starbucks, pedimos nuestras respectivas bebidas y salimos a la calle.

"Me tengo que ir a casa…"

"¿Qué?" Lo miré con cara interesante mientras daba pequeños sorbos a mi cappuccino rápidamente, llegaba tarde a casa. "¿Dónde tienes que ir?"

"A casa, llego tarde." Dije mientras aceleraba el paso.

"¿Y qué más?"

"A recoger a mi prima a la estación del metro."

"¿Me estas vacilando?" Dijo serio.

"¿Qué?" Me pegó un empujón flojito llevándome contra la pared y colocó sus manos a cada lado de mi cabeza acercando su boca más, más y cada vez más hasta que nuestros labios estaban a unos pocos centímetros de rozarse. No estaba acostumbrada a estos cambios bruscos en cuestión de segundos. Mi corazón empezó a acelerar a un ritmo frenético que parecía que se me iba a salir del pecho. Tan poca distancia entre Harry y yo, no era nada bueno.

"Me lo explicas o de aquí no te vas." Hice un amago de escaparme, pero no pude escapar ya que me tenia bien agarrada.

"Harry" Presionó su frente contra la mía posando sus ojos verdes sobre los míos. "Llego tarde."

"Yo sé porque llegas tarde." Dijo susurrando.

"¿Qué?" Jadeé. Mi cerebro era incapaz de articular palabra. Él estaba demasiado cerca de mí.

" Lo sabes…"

"¿Él qué?" Le pegue un pequeño empujón.

"¿Por qué no quieres decirlo?"

"Porque no se a que te refieres." Aparté la vista de sus ojos, me intimidaba con esa mirada.

"Lo sabes." Me dijo con media sonrisa. Finalmente, conseguí escabullirme de sus fuertes y musculosos brazos y salí corriendo. 

"No…" Consiguió alcanzarme y me rodeó las piernas con sus brazos cogiéndome como un saco de patatas.

"¡Suéltame Harry! ¡Por favor!" Le pegué pequeños puñetazos y patadas. "¡Harry! ¡Ya hemos llegado! ¡Esta es mi casa!" No me soltó.

"Dame la llave." 

"Suéltame." No lo hizo.

"¿Por…?"

"¿Por favor?" Dije orgullosa.

"Muy bien." Me soltó y nos quedamos uno en frente del otro. "Buena chica." Y con sus dos gigantes manos me rodeó la cara y me dio un beso en la frente. "Luego te llamo."

"Me debes una muy grande. No te creas que dejo que todo el mundo me coja en plena calle." El se rió. Saqué la llave, la introduje dentro de la cerradura y justo antes de dar la vuelta a la llave noté los brazos de Harry que me rodeaban por detrás.

THEY DON'T KNOW ABOUT USDonde viven las historias. Descúbrelo ahora