Era sábado por la tarde. Jen cerró por enésima vez el libro en el que inútilmente intentaba concentrarse, y lo tiró con frustración sobre la cama. Había llegado a su casa en Los Ángeles hacía apenas una hora, y después de regalar todo tipo de carantoñas a su pequeña perrita Ava, se había dado un relajante baño de espuma, intentando que cualquier tipo de energía negativa se fuera por el desagüe, y ahora trataba de sumergirse en la novela que le habían recomendado, pero el rostro de Colin aparecía en su mente constantemente. Veía su cara instantes antes de besarla, recordaba el roce de sus labios... y luego, aparecía de nuevo frente a ella, con Helen a su lado. Se odió; se odió profundamente por no ser capaz de dejar de pensar en él, en un hombre casado que no podía corresponderla. Si realmente sintiera algo por ella, dejaría a su mujer... sabía que la teoría era mucho más sencilla que la práctica, pero al final, la que sufría con todo aquello era ella. Se había sentido tan humillada, viendo a Helen reivindicando su lugar, y a Colin callado... aunque para ser sincera, él tampoco parecía muy feliz. Pero no iba a sentir lástima por él, no podía permitírselo. A partir del lunes, las cosas iban a cambiar mucho. Pondría distancia entre ambos, y estaba segura de que Colin también lo haría. Era lo mejor, le decía su cabeza... y su corazón estaba demasiado hecho polvo en ese momento para protestar.
Ya que la lectura no parecía funcionar, decidió mirar su móvil. Había pensado en llamar a Julia y quedar para desayunar juntas a la mañana siguiente, y así podría aprovechar para abrazar a sus sobrinos. Seguro que eso le mantenía la sonrisa en la cara durante unas horas. Al cogerlo, se dio cuenta de que su iPhone seguía en modo avión. En realidad, lo había puesto así la noche anterior, en cuanto se subió al coche de producción: no quería hablar con nadie en ese momento, odiaba que la gente supiera que estaba triste. Lo quitó, y se tumbó en la cama con él en la mano, y Ava a su lado, ya que en cuanto vio acostarse a su ama, ésta no dudó en saltar y colocarse junto a ella. Y entonces lo vio: seis llamadas perdidas de Colin y un mensaje de voz. Suspiró, y notó que su corazón daba un vuelco. Él había sido el principal motivo para desentenderse de su móvil durante tantas horas; sabía que la llamaría. Miró la hora a la que se había producido cada una: tres de ellas habían sido anoche, más o menos una hora después que ella se fuera del set, y las otras tres a lo largo del día de hoy. Y el mensaje... tendría que escucharlo para saberlo. Sabía lo que tenía que hacer; sin duda, borrarlo sin escucharlo siquiera era la mejor opción. Si no lo hacía, sufriría... y había conseguido no llorar desde que se subió al avión. Las pastillas que se tomaba para luchar contra su miedo a volar habían ayudado.
- Vamos, Jen, bórralo... - dijo en voz alta, para darse ánimos a sí misma. Pero hizo todo lo contrario: en un impulso, marcó el número del buzón de voz y acercó el móvil a su oreja.
- "Tiene un mensaje de voz, recibido hoy a las 18:13h..." - recitó la voz en off de la operadora. Jen consultó su reloj; hacía algo menos de dos horas que se lo había dejado. - "Hola, Jen, soy yo..." - cerró los ojos y tragó saliva. Su voz... sólo con el sonido de su voz era capaz de derretirla entera. - "Te he llamado varias veces, pero no me coges el teléfono... y por supuesto, no puedo culparte. Yo tampoco querría hablar conmigo después de lo de anoche..." - sonaba tan... arrepentido. A Jen se le encogió el estómago. - "Te dejo este mensaje para decirte que ya no voy a llamarte más porque no quiero agobiarte. Yo... tenía un gran discurso preparado en mi cabeza, quería decirte muchas cosas, y ahora no encuentro las palabras. Sólo necesito disculparme por lo que pasó, por cómo se dieron las cosas... lo siento muchísimo. Fui un idiota y no supe reaccionar. Después de que te fueras, Helen y yo hablamos... pero no es algo que quiera contarte por teléfono. Ojala estuvieras aquí, conmigo, y pudiera ver tu cara ahora mismo, y..." - Colin guardó silencio durante unos segundos. Jen le oyó respirar hondo antes de continuar. - "Sé que te ibas a LA, así que no he intentado ir a tu hotel... espero que el lunes quieras dedicarme unos minutos para que pueda volver a disculparme, en persona, y... para contarte todo. Han pasado cosas, Jen, y necesito hablar contigo sobre ellas. Yo... yo te..." - ¿Qué iba a decir? ¿Qué demonios iba a decir? - "Te veo en un par de días, ¿vale? Cuídate mucho. Un beso, chao".
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Amar nunca es un error
RomanceJennifer Morrison y Colin O'Donoghue. El destino cruzó sus caminos, y pronto se dieron cuenta de que no podían vivir el uno sin el otro. Pero el amor nunca es fácil... Historia para Colifer shippers. Espero que os guste, :)