Capítulo 9

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**Este capítulo es un poquito más largo de lo normal, pero necesitaba contar esta parte exactamente así. Espero que no os importe, ¡y gracias por leerme!


A las 11 de la mañana, Colin pasó a recoger a Jen por su hotel. Para evitar llamar la atención, ella decidió esperarle directamente en el parking. Cuando llegó y la vio, con unos pantalones blancos ajustados, camisa verde y su melena suelta perfectamente peinada, Colin contuvo el aliento. Quitó el seguro al coche y Jen subió.

- Buenos días. - le dijo la rubia con una sonrisa.

Sin poder contenerse, Colin se acercó a ella para besarla.

- Estás guapísima.

- Gracias. Tú tampoco estás mal. - le devolvió el cumplido, mientras le daba un repaso. Esos vaqueros oscuros y la camisa gris le quedaban como hechos a medida.

Se pusieron en camino. Aunque era sábado, como Colin y su abogado se conocían hace mucho, éste les había hecho el favor de abrir el bufete para la reunión de aquella mañana, y hacia allí se dirigieron. Se notaba que ambos estaban nerviosos, porque apenas abrieron la boca en los 15 minutos escasos que tardaron en llegar. Aparcaron en la puerta.

- ¿Lista? - preguntó Colin, que notaba la tensión en el rostro de Jen.

- Si en algún momento la cosa se pone fea...

- Toma. - antes de que dijera algo más, le puso las llaves en la mano. - Al primer segundo que te sientas incómoda, coges el coche y te vas donde necesites.

- Vale. - le sonrió Jen, ahora un poco más tranquila.

- Quería decirte que... lo que pase a partir de que entremos ahí puede cambiar mi vida para siempre. Es un paso muy importante para mí, y no sabes cuánto te agradezco que hayas venido.

- No tienes que agradecerme nada. Vamos.

Bajaron del coche y entraron en el bufete. Robert salió al hall a recibirles, y le estrechó la mano a Colin.

- Robert, ésta es Jennifer. - dijo Colin, presentándoles.

- Es un placer, Jennifer. Me han hablado mucho de ti. - con una sonrisa, le tendió la mano también a ella. Jen respondió al saludo. Le pareció un hombre agradable.

- Espero que bien. - contestó, mirando a Colin con dulzura.

- Créeme, todo lo que ha salido de la boca de Colin han sido buenas palabras.

En ese momento, la puerta se abrió, y entró Helen, con Evan en brazos y un hombre detrás de ella, que todos dieron por hecho que era su abogado. Cuando vio a Jen junto a Colin, se quedó blanca.

- ¡Evan! - exclamó Colin en cuanto le vio. El pequeño giró la cabecita al escuchar su nombre.

- ¡Papi! - como empezó a revolverse en sus brazos, Helen le dejó en el suelo, y el niño avanzó con pasitos cortos y todavía algo torpes hasta su padre, que le cogió y le abrazó con fuerza en cuanto le tuvo delante.

- Dios, cuánto te he echado de menos. - murmuró Colin. - ¿Cómo estás, hombrecito?

- "Mien"... mami y yo "paque". - balbuceó Evan.

- ¿Mami te ha llevado al parque? ¡Qué bien! - volvió a apretarle contra él, y le besó en la frente antes de dirigirse a Helen. - Muchas gracias por traerle.

- De nada. Preguntaba mucho por ti. - respondió Helen, tensa. - Colin, ¿qué hace ella aquí? ¿Pretendes humillarme?

- No, en absoluto. - Colin, con Evan aún en brazos, se acercó hasta Helen. - Escucha, sé que tienes un mal concepto de lo nuestro, pero necesitaba que ella me acompañara hoy, eso es todo. Estaba pensando... quizá podríamos hablar tú y yo de todo esto, a solas, sin gritos ni reproches. Vamos a una sala, somos completamente sinceros y expresamos lo que sentimos y queremos. Nuestros abogados pueden esperarnos aquí fuera, y entrar una vez que hayamos aclarado nosotros las cosas. ¿Qué te parece?

Amar nunca es un errorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora